PELLEVOISIN: “YO
SOY LA TODA MISERICORDIOSA”
(14 de Febrero - Último domingo de Agosto)
- Contexto histórico: Estelle Faguette, vida y ambiente.
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Estelle Faguette retratada durante la época de las apariciones. |
La vidente, Estelle Faguette nació en Saint-Memmie (provincia de Champagne-Ardenne – Francia) en el seno de una familia cristiana pobre, el 12 de septiembre de 1843. Sus padres cultivaban la tierra y luchaban para sacar adelante a sus hijos.
Estelle fue a la escuela dirigida por religiosas. Era una
niña sencilla, seria y dotada de buen juicio. Amaba a la Santísima Virgen y
mostraba gran compasión por los desdichados hasta el punto de que hubiera dado con mucho gusto
todo lo que tenía a la mano por socorrer a los necesitados con los que se encontraba.
Después de su primera comunión, hecha piadosamente en la
iglesia de Notre-Dame de Châlons-sur-Marne, Estelle partió con sus padres hacia
París. Allí fue recibida como “hija de María” en Saint-Thomas-d'Aquin. Luego, a
los 18 años, queriendo entregarse al Señor y a los pobres, entró entre las
monjas del Hôtel-Dieu. La novicia se dedicó con todo su corazón al servicio de
los enfermos, pero su mala salud la obligó, con gran pesar, a abandonar el
hospital.
Estelle, casi recuperada, emprendió jornadas de costura para
ganarse la vida, luego aceptó un trabajo como niñera de la condesa de la
Rochefoucauld. Cada año, cuando llega la primavera, la joven doncella sigue a
sus amos al castillo de Poiriers, en Pellevoisin, donde pasan los meses de
verano.
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Estelle, trabajando como niñera para los condes de Rochefoucauld. |
Pero a medida que pasaba el tiempo, la salud de Estelle empeoró cada vez más. La tuberculosis llegó a sus pulmones y devastó todo su cuerpo. Madame de la Rochefoucauld rodea a su sirvienta con los mejores cuidados. A pesar de todo, la situación se vuelve muy grave. Una gran tristeza embarga a la pobre Estelle. Ella entiende que los médicos no pueden curarla. ¿Qué será de sus padres que necesitan de su trabajo?... ¿Quién criará a una sobrinita que ella tiene a su cargo?... Hace varias novenas a la Santísima Virgen para implorar su curación pero la buena Madre del Cielo no parece oírla.
En el otoño de 1875, Estelle, al ver que las hojas del
parque se vuelven amarillas y caen, puede pensar que a ella también pronto la
muerte la alcanzará. Aun así, ella todavía quiere rogarle a María.
Después de varios intentos, porque sus dedos temblorosos
tenían dificultad para sostener la pluma, escribió estas conmovedoras líneas
para la Santísima Virgen:
"Oh mi buena Madre, aquí estoy nuevamente postrada a
tus pies. No puedes negarte a escucharme. No has olvidado que soy tu hija y que
te amo. Concédeme, pues, de tu divino Hijo, la salud de mi pobre cuerpo para su
gloria.
Mira el dolor de mis padres, sabes muy bien que sólo me
tienen a mí como recurso. ¿No podré terminar el trabajo que he comenzado? Si no
puedes, a causa de mis pecados, obtenerme una curación completa, puedes al
menos obtenerme un poco de fuerza para poder ganarme el sustento a mí y a mis
padres. Ya ves, mi buena Madre, están a punto de tener que mendigar el pan; No
puedo pensar en esto sin sentirme profundamente angustiada.
Acordaos, pues, de los sufrimientos que padecisteis la
noche del nacimiento del Salvador, cuando os vivisteis obligados a ir de puerta
en puerta buscando asilo. Acordaos también de lo que padecisteis cuando
Jesús yacía en la cruz. Confío en ti, mi buena Madre; Si quieres, tu Hijo
puede curarme. Él sabe que he deseado mucho estar entre sus esposas, y que es
con el fin de complacerlo que he sacrificado mi existencia por mi familia que
tanto me necesita.
Por favor, escucha mis súplicas, mi buena Madre, y
repítelas a tu divino Hijo. Que me devuelva la salud si le place, pero hágase
su voluntad, no la mía. Que Él al menos me conceda la completa resignación a
sus designios y que esto sirva para mi salvación y la de mis padres. Tú posees
mi corazón, Virgen Santa, guárdalo siempre y que sea prenda de mi amor y de mi
gratitud por tu maternal bondad. Os prometo, mi buena Madre, si me concedéis
las gracias que os pido, hacer todo lo que de mí dependa para vuestra gloria
y la de vuestro divino Hijo.
Toma a mi querida sobrina bajo tu protección y protégela
de los malos ejemplos. Concédeme, oh Virgen Santa, que pueda imitarte en tu
obediencia y que un día pueda poseer a Jesús contigo en la eternidad.»
Estelle F.
Septiembre de 1875
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El manuscrito de la carta que Estelle Faguette escribió a la Virgen en Septiembre de 1875. |
En el parque de Poiriers, bajo los altos árboles, se
construyó una gruta en honor a Nuestra Señora de Lourdes. Estelle encarga a
alguien de la casa que vaya en secreto y coloque “su carta” a los pies de la
Virgen y la esconda bajo una piedra.
Pero esta vez nuevamente la Virgen María parece no
responder... El sufrimiento se agudiza y una terrible crisis casi se lleva a la
paciente. Cuando sus amos abandonaron el castillo para regresar a París,
Estelle fue transportada con infinitos cuidados a una casa cercana a la iglesia
de Pellevoisin, donde habían sido llevados sus padres. Todo lo que pueda
suavizar su final le está asegurado. El conde de La Rochefoucauld incluso
compró un terreno en el cementerio donde descansará en paz el cuerpo del devoto
sirviente. Nadie duda que la muerte es inminente. Tres médicos condenaron a la
paciente: "Para curarse", dijo uno de ellos, "necesitaría un
nuevo pecho". "Sólo le quedan unas pocas horas de vida", dijo otro.
Estelle hizo su sacrificio generosamente, completamente resignada, mansa y
paciente, espera que Dios venga a buscarla.
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Pequeña reproducción de la gruta de Lourdes donde fue depositada la carta de Estelle, en el parque de Poiriers (cerca a Pellevoisin). |
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Una canasta con cartas de los peregrinos es aún presentada en la gruta, a los pies de la imagen de la Virgen. |
- LA PRIMERA APARICIÓN:
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El demonio a los pies de la cama de Estelle es expulsado por la presencia de la Virgen María. |
En la noche del 14 al 15 de febrero de 1876, de repente, a
los pies de su cama, Estelle ve al diablo en una forma horrible y mueca. Parece
enojado. La mujer moribunda está presa del terror... Pero casi inmediatamente
aparece la Virgen y pone en fuga al furioso demonio.
La madre de Dios, de vestido y velo completamente blancos,
ceñida con un cíngulo debajo del pecho y un trozo de tela cuadriculada de color
blanco colgando sobre el pecho por dos cintas también blancas. Era de una
belleza radiante, de la que nada en la tierra puede dar idea. Sus grandes ojos
azules miran a la mujer enferma con tierna compasión y luego de unos cortos
segundos su mirada se hace severa mientras ve al demonio acorralado y con un
tono imperativo se dirige al diablo:
"¿Qué estás haciendo aquí?" ¿No ves que
lleva mi librea y la de mi Hijo?"
(Inmediatamente el demonio sale disparado de la habitación
mientras se retuerce y gesticula.)
Luego se volvió hacia Estelle y le dice suavemente:
“No tengas miedo, ¿sabes muy bien que eres mi hija?
".
“Ánimo, ten paciencia; Mi hijo se dejará tocar (conmover).
Sufriréis cinco días más, en honor a las cinco llagas de mi hijo. Para el
sábado estarás muerta o curada. Si mi Hijo os da la vida, quiero que proclaméis
mi gloria."
Inmediatamente Estelle vio entre ella y la Virgen una placa
de mármol blanco que reconoció como un *exvoto (Objetos, figuras o
placas de madera o piedra con inscripciones que agradecen un milagro o curación
y que se ponen en el santuario donde se pidió la gracia). Seguidamente
Estelle le pregunta: “Pero mi buena Madre, ¿dónde debemos ponerlo? ¿En Notre
Dame des Victoires, en París o en Pellevoi…?”
La Virgen no le dio
tiempo a terminar la palabra Pellevoisin y le respondió: "En Notre Dame
des Victoires hay suficientes señales de mi poder, mientras que en Pellevoisin
no hay nada. Aquí necesitan un estímulo."
Estelle entonces promete hacer todo lo que de ella dependiera
para su gloria.
La virgen se despide diciendo: “Ten ánimo, pero quiero
que cumplas tu promesa." y desaparece dejando a Estelle de nuevo en la
oscuridad y el silencio de la habitación, pero ahora llena de esperanza, una
promesa y responsabilidad con el cielo.
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Ejemplos de los Ex-Votos que se exhiben en el Santuario de Nuestra Señora de las Victorias en París (Francia) y a la que se hizo referencia en la primera conversación de Estelle con María Santísima. |
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LA SEGUNDA APARICIÓN:
La noche siguiente, entre el 15 y el 16 de febrero de 1876,
el demonio volvió a aparecer. Esta vez guardó cierta distancia, temeroso de
aproximarse a la cama, como si un impedimento lo retuviera. No obstante, la
visión era pavorosa. Pronto Nuestra Señora apareció, y se estableció una vez
más el diálogo con la vidente:
La virgen la saluda diciendo: “No temas, estoy aquí. ¡Mi
Hijo tuvo piedad de ti! ¡El sábado estarás curada!”
A lo que Estelle, muy baja de ánimo por los terribles
sufrimientos físicos por los que está atravesando les responde: “Pero, mi
buena Madre, ya que estoy bien preparada, ¿no es mejor que yo muera?”
Estelle nos dice que la Virgen María le habló en tono de
regaño diciéndole: “¡Ingrata! Si mi Hijo te devuelve la vida, es porque
la necesitas. ¿Qué más precioso que la vida le ha sido dado al hombre en esta
tierra? Pero al devolverte Dios la vida, no creas que estarás exenta de
sufrimientos. No, sufrirás y no estarás exenta de penas. Esto es lo que le da
mérito a la vida. Si mi Hijo ha tenido piedad contigo, es por tu gran
resignación y paciencia. No pierdas el fruto por tu elección” ¿No te dije: Si
él te da vida, proclamarás mi gloria?”
Ahora relata Estelle: “El mármol blanco estaba allí, y a
su lado, tanto papel de seda blanco como espesor de mármol había, esto formaba
una cantidad. Intenté levantar algunas páginas, pero fue imposible. La
Santísima Virgen seguía mirándome sonriendo. Y me dijo: “Ahora echemos un
vistazo al pasado.”
Su rostro se puso
un poco más triste, pero todavía muy dulce... Guardo silencio sobre lo que me
dijo en particular la Santísima Virgen. Sólo diré que ella me hizo serios
reproches que yo bien merecía... La Santísima Virgen me miró con bondad y luego
desapareció sin decir nada. ¡Cuánta pena tuve!”.
En ese instante Estelle vio, una a una, sus faltas pasadas.
Faltas que, sin embargo, ella consideraba sin importancia. La Santísima Virgen
desapareció dejándola sumida en una profunda contrición, pues comprendió que
hasta los pecados veniales son severamente detestados por la Madre de Dios.
El miércoles por la mañana, Estelle, todavía sintiéndose muy
mal, contó al sacerdote, con todos los detalles, la visita de la Virgen y
afirmó que se curaría el sábado siguiente. Pero el cura no quiere creerlo y
piensa que la fiebre está molestando la cabeza de la pobre muchacha.
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Estelle confia al párroco de Pellevoisin sus visiones y las palabras de la Virgen que aseguraba su curación para el sabado siguiente. |
- LA TERCERA APARICIÓN:
La noche entre el 16 y el 17 de febrero de 1876 la madre de
Dios regresa a Estelle. En la tercera aparición el demonio precedió de nuevo a
Nuestra Señora, pero estaba aún más lejano de Estelle, que lo vio vagamente,
discerniendo particularmente sus gestos de odio.
Con el recuerdo muy vivo de los pecados vistos la noche
anterior, Estelle fue tomada de temor en presencia de la Inmaculada, que sin
embargo la tranquilizó: “Ánimo, hija mía, todo eso pasó, por tu
resignación has pagado esas faltas”.
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"Le mostré esa carta a mi hijo" |
María le mostró sus actos de virtud y le habló de los
grandes deseos que le venían al corazón: la santificación de los buenos; la
conversión de los pecadores; la práctica de la bondad y de la amenidad de unos
con los otros. Y añadió: “Yo soy toda misericordiosa, todo lo obtengo de
mi Hijo. Tus buenas acciones y fervorosas oraciones tocaron mi Corazón
maternal. En la pequeña carta que me escribiste en septiembre, lo que más me ha
tocado es esta frase: «Ved el dolor de mis padres, si yo viniera a faltarles;
ellos están casi mendigando el pan. Acordaos pues de lo que vos habéis sufrido,
cuando Jesús, vuestro Hijo, fue extendido sobre la cruz». Le mostré esa carta a
mi Hijo. Tus padres necesitan de ti. De ahora en adelante, trata de ser fiel.
No pierdas las gracias que te han sido dadas y proclama mi gloria”.
De nuevo la Virgen deja a Estelle, ahora con un corazón mas
liviano y profundamente conmovida y consolada. Aunque nada ha cambiado en su
condición, Estelle les dice a quienes la tratan que estará curada el sábado.
- LA CUARTA APARICIÓN:
La cuarta noche fue prácticamente igual que las demás. Hacia
mitad de la noche entre el 17 y 18 de febrero de 1876, aparece de nuevo la
Virgen. Ella se acerca a la cama y permanece allí un largo rato, inmóvil y en
silencio, bajo el resplandor de un halo luminoso. María sonríe, con una belleza
celestial que ninguna imagen puede reproducir.
De esta noche recuerda Estelle: “Esa noche me pareció que
la santa virgen se quedó menos tiempo. Quise pedirle favores, pero no pude. Mis
pensamientos estaban acelerados. Vi en mi mente las palabras que la Santísima
Virgen me había repetido (…durante las apariciones anteriores). Pero… ¿por qué,
estando allí velando la Santísima Virgen, ella que es tan buena y dulce, no
pude yo preguntarle nada?...
Ella se fue como en las otras noches, repitiéndome: “Proclamarás
mi gloria."
- LA QUINTA APARICIÓN:
El viernes 18 de febrero, el estado de salud de Estelle se
había agravado mucho. El padre Salmon, su confesor, juzgándola en el extremo de
la vida, se dispone a oír su confesión. La enferma se rehúsa, diciendo que sólo
se confesará después de su curación, que ella espera el día siguiente. El
sacerdote se retiró, seguro de que sería llamado durante la madrugada para
asistir a la moribunda. Pero eso no sucedió.
Por la noche, la moribunda parece dar su último suspiro y ya
no puede ni tragar una gota de agua. Las enfermeras la escuchan para ver si
todavía respira... ¡Por supuesto, no sobrevivirá a la noche! Su rostro está
descompuesto, su cuerpo parece el de un cadáver. El brazo derecho, hinchado,
rodeado de una gran herida, está paralizado. Estelle agarra su rosario en su mano
izquierda, siente un dolor terrible
A las seis de la mañana el padre Salmon fue a ver a Estelle.
La encontró aún en cama y, para sorpresa suya, viva. Celebró la misa en su
cuarto, en presencia de otras personas. Terminada la misa, preguntó a Estelle cómo
se sentía. Ella hizo la señal de la cruz, con el brazo derecho completamente
cicatrizado, se levantó y se vistió sola, radiante de salud. Toda la ciudad de
Pellevoisin fue a verla. Los médicos que la juzgaron condenada certificaron su
total y completa curación. El certificado del Dr. Bucquoy, de la Academia de
Medicina de París, fue decisivo para la comisión que en 1877 examinó el caso. Y
la curación no fue pasajera, Estelle vivió con buena salud hasta la edad de 86
años.
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La Virgen presenta a Estelle el modelo del Ex-Voto que ella quiere que se le dedique en Pellevoisin. |
Pero, ¿qué pasó esa noche antes de la llegada del párroco?
Estelle lo relata de esta manera: “La Santísima Virgen apareció y se acercó
en medio de mis cortinas. Dios mío, ¡qué hermosa era! Ella permaneció inmóvil
durante mucho tiempo sin decir nada; Estaba parada en medio de una niebla clara…
Ella estaba sonriendo y me recordó las promesas que yo le había hecho.
Vi una vez más la placa de mármol blanco, pero esta vez
ya no era toda blanca. En las cuatro esquinas había capullos de rosas doradas,
en la parte superior un corazón dorado llameante, con una corona de rosas,
atravesado por una espada y debajo, en letras doradas, la placa llevaba esta
nueva inscripción: «J’ai invoqué Marie au plus fort de ma misère. Elle m’a
obtenu de son fils ma guérison entière.» (Invoqué a María en el colmo de mi miseria.
Ella obtuvo de su hijo mi sanación completa.)
Le prometí una vez más hacer todo lo que estuviera a mi
alcance para proclamar su gloria. Ella me dijo: “Si quieres servirme, sé
sencilla y que tus acciones coincidan con tus palabras."
Le pregunté si debía cambiar de vocación para servirla
(si debía ingresar a una orden religiosa y convertirme en monja). Ella
respondió: “Podemos salvarnos en cualquier estilo de vida; donde estés,
puedes hacer mucho bien y puedes proclamar mi gloria."
Después de un rato me dijo con un semblante muy triste: "Lo
que más me aflige es la falta de respeto que se tiene a mi Hijo en la Sagrada
Comunión y de como muchos fingen una actitud de oración cuando realmente su
mente está ocupada en otras cosas. Digo esto para la gente que dice ser
piadosa."
Después de estas palabras, ella recuperó su aire
sonriente. Le pregunté si debía hablar inmediatamente sobre lo que me había
contado; La Santísima Virgen me respondió: “Sí, sí, proclama mi gloria; pero
antes de hablar de ello, esperarás la opinión de tu confesor y director.
Tendrás dificultades; serás llamada visionaria, fanática, loca… No prestes
atención a todo esto. Sé fiel a mí, yo te ayudaré.”
Yo todavía la estaba mirando; Mis ojos se fijaron en ella
sin cansarse, y luego muy suavemente la Santísima Virgen se alejó. Nunca he
visto nada tan hermoso. Poco a poco ella desapareció, solo quedó la niebla
(suave claridad) que la rodeaba, y luego todo desapareció.
En ese momento estaba sufriendo horriblemente... pregunté
la hora, era media noche.
No mucho tiempo después me sentí curada, a excepción de
mi brazo derecho, que sólo pude utilizar después de recibir a mi buen patrón...”
Tan pronto como sus amos regresan al castillo de Poiriers,
Estelle reanuda su servicio como camarera. En estas modestas ocupaciones, ella
vive sólo para Aquel que le devolvió la vida.
- LA SEXTA APARICIÓN:
Luego de su curación Estelle tomó la costumbre de regresar a
su habitación (que ya no se siente tanto como suya, sino mas bien como el
origen de una capilla) para orar y seguir agradeciendo a Dios por el inmenso
don de su curación y las visiones de María Santísima.
Precisamente, el 1 de julio de 1876, se encontraba recogida
en oración en este lugar cuando la Virgen regresó a ella después de casi 5
meses. Estelle lo relata de esta manera: “Estaba yo arrodillada delante de
mí chimenea, cuando, de repente, vi a la Santísima Virgen rodeada de una suave
luz, como ya la había visto antes, con la excepción de que, en esta ocasión,
como yo ya no estaba postrada en cama pude verla de cuerpo completo, desde la
cabeza hasta los pies.
¡Qué bonita y qué dulce! El cordón de su cintura caía
casi hasta el final de su vestido. Ella era toda blanca y estaba erguida. Sus
pies estaban al nivel del pavimento; Sólo el pavimento parecía rebajado. Cuando
la vi por primera vez, tenía los brazos extendidos y de sus manos caía algo
como en forma de gotas lluvia.
Ella estaba mirando algo, luego tomó una de sus cuerdas,
la llevó a su pecho donde cruzó sus manos. Ella estaba sonriendo. “Tranquila,
hija mía, ten paciencia, tendrás sufrimientos, pero yo estoy aquí."
El cordón que tenía en la mano cayó... La Santísima
Virgen permaneció allí un poco más de tiempo y luego me dijo: "Ánimo,
volveré." Luego desapareció como de costumbre.”
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Dibujo de la habitación de Estelle Faguette durante la época de las apariciones. |
- LA SEPTIMA APARICIÓN:
La noche siguiente, en la fiesta de la Visitación de la
Santísima Virgen (que en aquella época se celebraba el 2 de julio), Nuestra
Señora apareció por séptima vez, a las 11:30 de la noche.
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Estelle ve por primera vez a la Virgen rodeada de la guirnalda de rosas. |
Relata Estelle: “Yo estaba de rodillas y recité la mitad
del Ave María y de pronto la Santísima Virgen estaba delante de mí. Ella estaba
vestida igual que ayer, la lluvia caía de sus manos, y en el fondo claro que la
rodeaba, había una guirnalda de rosas de diferentes colores, particularmente
blancas, rojas y amarillas. (Estas rosas, que recuerdan los misterios del
rosario, tienen una fragancia deliciosa, desconocida en la tierra, y que alegra
el alma. La belleza de María es inexpresable.)
La virgen entonces me habló: “Ya has proclamado mi
gloria… Sigue así. Mi hijo también tiene algunas almas más que le son cercanas.
Su corazón tiene tanto amor por el mío que no puede rechazar mis peticiones. A
través de mí tocará los corazones más endurecidos." ¡En ese momento
ella era tan hermosa!
Me vino a la mente la pila de hojas de papel blancas que
había visto el 15 y 16 de febrero. Entonces dije: Mi buena Madre, ¿qué debemos
hacer con este papel? La Señora le respondió: "Servirá para publicar
estas historias según han juzgado varios de mis servidores. Habrá muchas
contradicciones, no teman a nada, estén tranquilos."
Estelle quería también pedirle a la Virgen una señal de su
poder, pero no conseguía expresarse adecuadamente. La Madre de Dios, leyéndole
el pensamiento, dijo: “¿No es tu curación una de las mayores pruebas de
mi poder? Vine especialmente para la conversión de los pecadores.”
-
LA OCTAVA APARICIÓN:
Al día siguiente, 3 de julio de 1876, providencialmente la
imagen de la Santísima Virgen que se había instalado en la explanada del
santuario de Lourdes fue coronada. Ese mismo día Nuestra Señora apareció una
vez más, rodeada de rosas. Estelle la esperaba con cierta ansiedad, y la
Santísima Virgen la reprendió dulcemente: “Quisiera que mantuvieras aún
más calma. Yo no fijé el día ni la hora en que volvería. Necesitas descansar.
Me quedaré apenas unos minutos, solo vine a concluir esta fiesta junto a ti.”
Y en efecto, después de unos cuantos minutos, la Virgen desapareció.
- LA NOVENA APARICIÓN: (Se revela la devoción al Escapulario del Sagrado Corazón)
El sábado 9 de septiembre de 1876, octava de la natividad de
la Santísima Virgen, y víspera de la fiesta del Santo Nombre de María, la madre
de Dios regresó a Estelle después de dos meses sin verla. Ella relata este
nuevo encuentro: “Durante varios días tuve el deseo de ir a la habitación
donde me sanaron. Por fin hoy, 9 de septiembre, pude ir allí. Estaba terminando
de rezar mi rosario cuando llegó la Santísima Virgen y con la misma actitud de
antes me dijo: “Te privaste de mi visita el 15 de agosto
(Solemnidad de su asunción gloriosa al cielo y fiesta nacional francesa) ya
que no tuviste suficiente calma. Tienes el carácter de los franceses. Quiere
saberlo todo antes de aprender y entenderlo todo antes de saber. Ayer hubiera
venido otra vez; Te privaron de ello. Esperaba de tu parte este acto de
sumisión y obediencia."
En ese momento comprendí muy bien que, si no me hubiera
sometido y obedecido, me habría visto privado de verla más... Luego la virgen
me dijo: "Hace mucho tiempo que los tesoros de mi hijo están abiertos.
Pídeles que oren."
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"Yo amo esta devoción... Es aquí donde seré honrada" |
Mientras decía estas palabras, levantó el pequeño trozo
de lana que llevaba sobre el pecho. Siempre había visto esa prenda sin saber lo
que era, porque hasta entonces la había visto completamente blanca. Cuando
levantó esta pieza, vi un corazón rojo que resaltaba muy bien. Inmediatamente
pensé que era un escapulario del Sagrado Corazón. Ella dijo, levantándolo: “Yo
amo esta devoción.» Ella se detuvo de nuevo y luego continuó: “Es aquí
donde seré honrada.»
Nuestra Señora, como apóstol de la devoción al Sagrado
Corazón de Jesús, traía consigo ese escapulario, y nos recomendó al corazón que
tanto amó a los hombres.
-
LA DECIMA APARICIÓN:
El día 10 de septiembre, aproximadamente a la misma hora de
las veces anteriores, llegó la Santísima Virgen y en su pecho traía de nuevo el
escapulario del Sagrado Corazón. Su presencia duró solo un instante ya que venía
a indicar a Estelle: “Dejad que oren, yo les mostraré el ejemplo”.
Diciendo esto, juntó las manos y luego desapareció, luego sonó la campana de
Vísperas.
La indicación de la Virgen se dio debido a las primeras
personas que empezaron a llegar en peregrinación y con actitud devota a la
habitación donde ella había sido sanada. Al principio Estelle dudó en si estaba
bien dejar que se arrodillaran y oraran allí ya que ni el obispo ni su párroco
habían designado su recamara como un lugar sagrado.
- LA DECIMOPRIMERA APARICIÓN:
Esta aparición sucedió en presencia de quince personas. Era
un viernes, 15 de septiembre de 1876. Estelle comenzó a rezar su rosario, cuando
la Virgen se le apareció en un halo de gloria, con los brazos extendidos y las
manos de las que brotaba una lluvia de gracias. De inmediato se dirigió a
Estelle: "Tendré en cuenta los esfuerzos que habéis hecho para
mantener la calma; No es sólo por vosotros que pido esto, sino también por la
Iglesia y por Francia. En la Iglesia no hay la calma que deseo.»
La Virgen suspiró y sacudió la cabeza, diciendo: «Hay
algo…» Luego se detuvo y no dijo qué pasaba, pero Estelle comprendió
inmediatamente que se trataba de alguna discordia. Luego continuó lentamente: “Que
oren y confíen en mí.”
Entonces la Santísima Virgen dijo con tristeza, pero sin
llorar: «¡Y Francia! ¡Qué no he hecho por ella! ¡Tantas advertencias y
aun así ella todavía se niega a escuchar! Ya no puedo sostener el brazo de mi
hijo.” Parecía conmovida y añadió: "Francia sufrirá."
Ella enfatizó estas palabras y de pronto guardo silencio por unos instantes.
Pasaron entonces delante de los ojos de Estelle varios
cuadros nunca antes vistos: soldados en uniforme azul, desconocidos de ella,
usando cascos “en forma de caldero”, según su expresión. Estaban atrincherados.
Varios años más tarde, en 1914, durante la Primera Guerra Mundial, ella
reconoció a aquellos soldados. En un segundo cuadro, ella veía combates en las
calles entre civiles y soldados. Terminada esta profecía la Virgen continuó
diciendo enfáticamente: “Coraje y confianza."
En ese momento Estelle pensó en su corazón: Si digo esto,
la gente puede que no quiera creerme y parece que la Santísima Virgen
comprendió lo que pasaba dentro de su vidente porque le respondió: “He pagado
por adelantado. Lástima para aquellos que no quieren creerte, ellos más tarde
reconocerán la verdad de mis palabras." Luego se fue muy
silenciosamente.
- LA DECIMOSEGUNDA APARICIÓN:
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La estatua de la Madre de la Misericordia en el Santuario de Pellevoisin. |
Tal y como relata Estelle: “El 1 de noviembre de
noviembre, volví a ver a esta buena Madre del cielo. Ella estaba como siempre,
con los brazos extendidos y llevaba el escapulario del Sagrado Corazón que me
mostró el 9 de septiembre. Cuando llegó, como era usual, estaba mirando algo
que yo no podía ver; Luego miró a su alrededor, pero no me dijo nada. Entonces
ella me miró de nuevo muy amablemente y se fue.
En mi interior supe que haría todo lo que esté en mi
poder para proclamar su gloria.”
-
LA DECIMOTERCERA APARICIÓN:
El día 5 de noviembre, siguiente a la aparición sin
palabras, se encontraba Estelle rezando el rosario en su habitación junto a una
religiosa que la acompañaba, ya adelantadas las horas de la madrugada. En los
días anteriores había estado meditando en su corazón que ella no era digna de
recibir las apariciones de María. De pronto apareció a su lado la Santísima
Virgen. Estelle lo cuenta: “Ella estaba hermosa como siempre. Al verla pensé
que yo era muy indigna de sus gracias y que tantos otros merecían sus favores
más que yo y tendrían más éxito en procurar su gloria. Entonces ella me miró,
sonrió y dijo: “Yo te elegí… Elijo a los pequeños y débiles para mi gloria.”
Se detuvo de nuevo y me dijo: «Ánimo, el tiempo de tus
pruebas está a punto de comenzar.»
Luego cruzó las manos sobre el pecho y se fue.”
-
LA DECIMOCUARTA APARICIÓN:
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Modelo del Escapulario del Sagrado Corazón de la devoción de Pellevoisin. |
La Madre de Dios volvió igual que antes, con sus brazos
extendidos y el escapulario en el pecho y le dijo: “No perdiste tu tiempo
hoy; trabajaste para mí”. De hecho, Estelle había bordado un
escapulario ese día, tal y como lo había visto colgando sobre el pecho de la
Señora, y la Virgen añadió: “Hay que hacer muchos más”.
Se detuvo un buen rato, luego se puso un poco triste y le
dijo: "Ánimo". Y luego se fue, cruzando las manos sobre
el pecho, ocultando completamente su escapulario.
-
LA DECIMOQUINTA Y ÚLTIMA APARICIÓN:
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La estatua de la Santísima Virgen en la habitación de Estelle - Santuario de Pellevoisin (Francia). |
La fiesta de la Inmaculada Concepción, 8 de diciembre de
1876, fue escogida para su última aparición. Fue la más importante de todas,
habiéndose dado ante quince personas. Poco después del mediodía, y regresando
de la misa solemne en la parroquia, Estelle fue a su cuarto, ahora transformado
en oratorio, con permiso del obispo.
La Santísima Virgen apareció más bella que antes, rodeada
completamente de una bella guirnalda rosas: “Hija mía, acuérdate de mis
palabras”. En ese momento Estelle Faguette revivió en su corazón todas
las palabras de María que más le habían marcado:
“Sabes que eres hija mía. Yo soy toda misericordia
y señora de mi Hijo…”
“Lo que más me aflige es la falta de respeto por mi
Hijo en la Sagrada Comunión y la actitud que se tiene durante la oración,
cuando la mente está ocupada en otras cosas…”
“Su Corazón tiene tanto amor por el mío que nada me
rehúsa. Por mi intermedio, Él tocará los corazones más endurecidos. Vine
especialmente para la conversión de los pecadores...”
“Hace mucho tiempo que los tesoros de mi Hijo están
abiertos. Pídeles que oren...”
“Tengo predilección por esta devoción. Aquí seré
honrada…”
“No es solamente para ti que pido la calma, sino
también para la Iglesia y para Francia…”
“Yo te
escogí. Elijo a los pequeños y a los débiles para mi gloria...”
Y le recomendó: “Repítelas seguido. Que ellas [las
palabras] te fortifiquen y te consuelen en tus pruebas. No me verás más”.
La vidente se mostró perturbada por estas últimas palabras y
hasta gritó: "¿Qué será de mí sin ti, mi Buena Madre?..." La Santísima
Virgen añadió entonces de modo profundamente maternal: “Estaré
invisiblemente a tu lado”.
Estelle vio entonces a lo lejos, a la izquierda de la
visión, a personas con gestos amenazadores y que deseaban atacarla. Pero
también, en otro plano, personas que parecían buenas y devotas. María,
refiriéndose al grupo de la izquierda, dijo: “Nada tienes que temer de
estos. Yo te escogí para proclamar mi gloria y propagar esta devoción”.
Estelle, viendo a Nuestra Señora con el escapulario, se lo pidió de regalo, y
la Virgen le ordenó: “Levántate y bésalo”. Habiendo hecho lo que la
Virgen le dijo, exclamó: "Besé verdaderamente un corazón de carne, sentí el
calor y las pulsaciones."
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"Levantalo y bésalo". |
María Santísima le dijo entonces: “Irás tú misma a
buscar al Prelado y le presentarás el modelo que has hecho. Decidle que os
ayude con todo su poder, y que nada me será más grato que ver esta librea en
cada uno de mis hijos, y que todos se aplicarán a reparar los ultrajes que mi
hijo recibe en el sacramento de su amor. Mirad las gracias que derramo sobre
quienes las llevarán con confianza y os ayudarán a difundirlas."
En señal de las
gracias dadas a los que lo llevan, la Virgen María extendió sus brazos e hizo
caer de sus manos una lluvia abundante y en cada una de estas gotas Estelle
parecía ver escritas gracias como: piedad, salvación, confianza, conversión,
salud… en fin, toda clase de gracias, más o menos fuertes. Luego escuchó una
vez más a la Virgen decirle: “Esas gracias son de mi Hijo. Yo las tomo de
su Corazón. Él no me lo puede rechazar”.
Estelle preguntó qué convendría representar al otro lado del
escapulario, y escuchó esta respuesta: “Lo he reservado para mí; tú
someterás mi idea y la Iglesia decidirá”. Y alejándose, añadió: “Ánimo.
Si no concede lo que pides (se refería al obispo) y pone
dificultades, irás más lejos. No temas, yo te ayudaré”.
Con estas palabras Nuestra Señora se dio la vuelta y desapareció cerca de donde estaba la cama donde a principios de ese mismo año había encontrado por primera vez a la moribunda Estelle y de esta manera terminaron las apariciones.
- PROCURANDO SU GLORIA…
Aún en 1876, con licencia eclesiástica, el cuarto de las
apariciones fue transformado en oratorio, y poco después en capilla. Al año
siguiente fue erigida la cofradía de la Madre de Todas las Misericordias,
elevada a la dignidad de archicofradía en 1894, por León XIII. El mismo Papa
ofreció un cirio para esa capilla, concediendo indulgencias a los peregrinos.
Un día, el arzobispo de Bourges, Monseñor de la
Tour-d'Auvergne, fue a la nueva capilla. Tras una larga oración, pronunció unas
palabras para agradecer a la Virgen que “había elegido su diócesis para visitar
nuevamente Francia”.
En 1900, Estelle fue llevada a Roma. Completamente
conmovida, se arrodilla a los pies del Sumo Pontífice: León XIII. El Papa del Rosario, del Sagrado Corazón y
del Espíritu Santo acoge con la bondad de un padre a la humilde mujer que ve a
la Virgen rodeada de rosas.
La interroga larga y detalladamente: “…Habla otra vez,
háblame de la Santísima Virgen, Estelle, hija mía.” Con el corazón dilatado ella
le relata las apariciones.
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La placa del Ex-Voto que Estelle Faguette hizo colocar en la parroquia de Pellevoisin después de obtener su curación en Febrero de 1876, |
¡Cuántas veces Estelle ha repetido esta historia a todos
aquellos que la interrogan a lo largo de su larga vida! Desde su curación
milagrosa, ella, antes tan débil, se ha vuelto fuerte como un roble y vivirá
hasta los 86 años, teniendo un solo pensamiento, obedecer la orden de María:
"¡Proclama mi gloria!"
En 1904, el cardenal Merry del Val ofreció a San Pío X un
libro recientemente publicado sobre las apariciones. El Pontífice envió su
bendición en testimonio de su favorable acogida, y también recibió a Estelle en
marzo de 1912. En 1922, Pío XI concedió a los párrocos de Pellevoisin el poder
de imponer el escapulario del Sagrado Corazón de Jesús (novena aparición), así
como el de conceder indulgencias.
En 1979, el cardenal Ciappi O.P., maestro del Palacio
Apostólico, entregó a San Juan Pablo II el libro sobre el centenario de las
apariciones. En 1983, la comisión teológica que analizó los informes médicos de
la curación de Estelle concluyó sus trabajos. El arzobispo de Bourges, Mons.
Paul Vignancour, basado en aquellas conclusiones, reconoció oficialmente la
curación como una intervención de Dios.
Habiendo propuesto recientemente la Congregación para la
Doctrina de la Fe a monseñor Jérôme Beau reactivar el "expediente"
del reconocimiento de las apariciones, es actualmente esta cuestión la que
ocupa al grupo de trabajo que se formó a petición del arzobispo de Bourges. En
mayo de 2021 se publicó un libro biográfico dedicado a la señora Estelle
Faguette, las apariciones y sus consecuencias. Su autora, Sylvie Bernay, es
miembro de la Comisión Teológica Multidisciplinaria, encargada de examinar el
mensaje y su influencia.
Tras la presentación del informe de esta comisión el 5 de
febrero de 2024, el Dicasterio para la Doctrina de la Fe hizo pública su
decisión en una carta dirigida por el cardenal Fernández a Mons. Beau el 22 de
agosto de 2024. Las apariciones de Pellevoisin obtuvieron la más alta forma
posible de reconocimiento según los nuevos estándares del 27 de mayo de 2024.
En esta carta, el cardenal afirma: «No sólo puedo decir que
no hay objeciones doctrinales, morales o de otra índole a este acontecimiento
espiritual, y que los fieles «pueden dar su asentimiento con prudencia» (Normas
, art. 22, 1), sino que, por el contrario, la devoción en este caso, ya
floreciente, es particularmente recomendada a quienes libremente desean
adherirse a ella»
(Link a la carta completa del Dicasterio para la Doctrina de la fe respecto a la aprobación de la experiencia espiritual de Estelle Faguette y las apariciones en Pellevoisin.)
- Los años silenciosos de Estelle, la sierva de la TODA MISERICORDIOSA:
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Estelle Faguette en los últimos años de su vida. |
Aún después de haberse entrevistado personalmente con varios
papas y de recibir cada año las grandes peregrinaciones que vienen a rezar y a
poner Ex-Votos en lo que alguna vez fue su habitación, Estelle sigue siendo una
sencilla campesina que reza y cultiva su huerto en Pellevoisin. En todo el
pueblo de Pellevoisin sólo se oye una voz que habla de su bondad, de su caridad
para con todos.
Los niños que la conocen bien no dejan de correr hacia ella,
de rodearla, de invadir su modesto hogar. Los acoge en su habitación, en su
pequeño jardín, les da golosinas y luego les hace rezar delante de la estatua
de Nuestra Señora, madre toda misericordiosa de Pellevoisin.
¿Qué diría hoy la buena Estelle a los pequeños niños de
Francia, a esos niños que comprenden la gran prueba de su querido país y que
querrían con todo su corazón contribuir a su resurrección? Sin duda, los
conduciría hasta la Virgen misericordiosa y les repetiría sus palabras: “ELIJO
A LOS PEQUEÑOS Y DÉBILES PARA MI GLORIA… LOS TESOROS DE MI HIJO ESTÁN ABIERTOS.
DILES QUE OREN.”
El 23 de agosto de 1929, Estelle murió a la edad de 86 años,
todavía firme en su creencia en las apariciones. Más tarde, Camille Cartier,
sobrina de Estelle contó, el 17 de septiembre de 1958: “Mi hijo Elie y yo damos
fe de haber presenciado los últimos momentos de nuestra tía Estelle Faguette
ocurridos el 23 de agosto de 1929 alrededor de las 7 de la mañana. El sacerdote
que la asistía, el señor Cura Fontbaustier, le preguntó: “Estelle, ¿estás
contenta de ir a ver de nuevo a la Santísima Virgen?” En un último esfuerzo,
extendiendo sus manos agonizantes ante la estatua de esta Buena Madre, ella que
no había hablado durante varios días, respondió: "Oh, sí,
ciertamente".
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Estelle en París. |
Estelle se encuentra sepultada en el cementerio de la
localidad de Pellevoisin, y su tumba ya es meta de peregrinaciones,
especialmente al final del mes de agosto, cuando se celebra la gran
peregrinación anual a Pellevoisin al recordar la aparición en la que la Virgen
Santa reveló por primera vez el escapulario del Sagrado Corazón.
Los obispos de Francia, reunidos en asamblea plenaria el 8 y 9 de junio de 2020 dieron “luz verde” para la apertura de la causa de beatificación de Estelle Faguette. La causa aún se encuentra en etapa de preparación antes de ser abierta oficialmente.
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Estelle Faguette (1843-1929) |
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Tumba de Estelle Faguette en el cementerio municipal de Pellevoisin. |
Fuentes: (Este texto recopilatorio, en su mayoría ordenado,
traducido y arreglado para presentar una versión los más completa posible del
relato de las apariciones, se ha tomado casi en su totalidad de estos sitios de
internet)
https://www.pellevoisin.net/le-sanctuaire-3/les-apparitions/
https://www.maintenantunehistoire.fr/pellevoisin/
https://www.tesorosdelafe.com/articulo-694-pellevoisin-la-lourdes-de-la-region-de-berry
https://fr.wikipedia.org/wiki/Notre-Dame_de_Pellevoisin
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Modelo de las caras del Escapulario del Sagrado Corazón que se comparte aquí para quien desee elaborar sus propios escapularios y difundir esta devoción. |