sábado, 30 de mayo de 2015

CÁNTICO PARA OBTENER LA CANONIZACIÓN DE LA VENERABLE JUANA DE ARCO - Poesía de Santa Teresa del Niño Jesús, Doctora de la Iglesia.

Poesía que Teresita compusó y dedicó a su hermana Celina en la que pide ardientemente a Dios la Canonización de Juana de Arco, que en aquel entonces era Venerable (1894).

Dios vencedor, tu Iglesia, toda entera,
rendir pronto quisiera honor en los altares
a una virgen y mártir, a una niña guerrera,
cuyo nombre resuena ya en el cielo.
 
Estrib:  Por tu poder,
¡oh Rey del cielo!,
dale a Juana de Francia }
aureola y altar. }
bis


 Para salvar a Francia, a la Francia culpable,
no desea tu Iglesia ningún conquistador.
A Francia solamente Juana puede salvarla:
¡todos los héroes juntos pesan menos que un mártir!


 Juana es obra maestra de tus manos, Señor.
Un corazón de fuego y un alma de guerrero
diste a la virgen tímida,
coronando su frente de lirio y de laurel.


 En su humilde pradera oyó voces del cielo
que a los campos de lucha la llamaban.
Partió rápidamente para salvar la patria,
y, tierna jovencita, a soldados mandó.


 De los fieros guerreros Juana ganó las almas:
el resplandor divino de este ángel de los cielos
y su mirada pura y su palabra en llamas
hicieron que las frentes atrevidas
al suelo se inclinaran.


 Por un prodigio,entonces, que es único en la historia,
un monarca cobarde y tembloroso
reconquistó su gloria y su corona
valiéndose del brazo de una débil doncella.


 Mas no son éstas las victorias grandes
que de Juana hoy queremos celebrar;
la verdaderas glorias que en ella celebramos
son y serán por siempre, ¡oh Dios!,
sus virtudes, su amor.


 Salvó a Francia en los campos de batalla,
mas su grandes virtudes
necesitaban el divino sello
del sufrimiento amargo,
que fue el sello bendito de su Esposo, Jesús.


Sobre la pira en llamas sacrificó su vida,
y en aquel mismo instante
ella escuchó las voces de los santos,
abandonó el destierro por la Patria,
el ángel salvador se remontó a los cielos...


 Tú eres, pura doncella, nuestra dulce esperanza,
escucha nuestras voces, ven de nuevo a nosotros.
Baja y convierte a Francia,
y por segunda vez ven a salvarla.


Estrib:  Por el poder
del Dios de las victorias,
¡salva, salva a tu Francia, }
ángel libertador! }
bis


 Hija de Dios, bellos fueron tus pasos,
arrojando al inglés de tu nación.
Mas no eches en olvido
que en los días primeros de tu infancia
te dedicabas a cuidar corderos.


Estrib:  Sé tú la defensora
de los que nada pueden,
conserva la inocencia }
en las cándidas almas }
de los niños. }
bis


 Tuyos, ¡oh dulce mártir!, son nuestros monasterios,
tú sabes que las vírgenes hermanas tuyas son;
y sabes que el objeto de sus ruegos
es, como fue el objeto de los tuyos,
ver que en todas las almas reina Dios.


Estrib: Salvar las almas
es su deseo,
de apóstol mártir }
dales tu llama. }
bis


 Muy lejos de nosotros huirán temor y miedo
cuando la Iglesia ensalce la figura
de Juana, nuestra Santa,
coronando su frente, limpia y pura.

Entonces cantaremos:


Estrib: En ti tenemos puesta
toda nuestra esperanza.
¡Oh, ruega por nosotros, }
santa Juana de Francia! } bis


 (Teresa del Niño Jesús y la Santa Faz - 8 de mayo de 1894.)



Teresa de Lisieux y Juana de Arco, "las palomas de Cristo":

Desde mi niñez he soñado con combatir en los campos de batalla. Cuando comencé a estudiar la historia de Francia, el relato de las hazañas de Juana de Arco me entusiasmaba; sentía en mi corazón el deseo y el ánimo de imitarla; me parecía que el Señor me destinaba a mí también a grandes cosas. Y no me engañaba. Sólo que, en lugar de una voz del cielo invitándome al combate, yo escuché en el fondo de mi alma una voz más suave y más fuerte todavía: la del Esposo de las vírgenes, que me llamaba a otras hazañas y a conquistas más gloriosas. Y en la soledad del Carmelo he comprendido que mi misión no era la de hacer coronar a un rey mortal, sino la de hacer amar al Rey del cielo, la de someterle el reino de los corazones. 

(Carta de Santa Teresita al Padre Bellière. 25 de abril de 1897).

Video dedicado a las dos patronas e heroinas de Francia:



Galeria de Imagenes: 

La Santísima Virgen, Santa Juana de Arco y Santa Teresa de Lisieux intercediendo por Francia - Tabla pintada por Sor María del Espiritu Santo ( del Carmelo de Lisieux) en 1945.
Teresa y Juana - Posiblemente dibujado por Celina, no se conoce el año.
 

domingo, 17 de mayo de 2015

HOMILÍA DE LA CANONIZACIÓN DE SANTA TERESITA DEL NIÑO JESÚS Y LA SANTA FAZ POR S.S PIO XI: (17 DE MAYO DE 1925)

Derecha: El Papa Pio XI, que hasta hoy es uno de los mas grandes devotos que ha tenido la "florecilla de Lisieux". Izquierda: Ceremonia de Canonización pintada por Sor Genoveva de la Santa Faz (Celina) en base a una fotografia real.


HOMILÍA DEL SANTO PADRE PIO XI

Basilica Vaticana, 17 de mayo de 1925.


Venerables hermanos, amados hijos:

Sea bendito Dios, Padre de Nuestro Señor Jesucristo, Padre misericordioso y Dios de toda consolaciónque en medio de las innumerables preocupaciones de nuestro ministerio apostólico, nos ha concedido la alegría de inscribir como nuestra primera santa a aquella virgen que en un primer momento, después del inicio nuestro pontificado, elevamos al honor de los beatos. Se trata de aquella que fue como un niño en el espíritu: de aquella infancia que no es posible separarla de la grandeza de su alma pero cuya gloria, de acuerdo con las mismas promesas de Jesucristo, es absolutamente digna de ser consagrada en la Jerusalén celestial como en la Iglesia militante.


De igual manera, agradecemos a Dios porque hoy se nos permite, como Vicario de su Unigénito, de repetir e inculcar en todos ustedes, desde esta Cátedra de la verdad y durante este solemne rito, un recordatorio muy saludable de las enseñanzas del divino Maestro. Después de que los discípulos le interrogaron sobre quién era el mayor en el reino de los cielos, Él, “llamando a un niño lo puso en medio de ellos” y pronuncio aquellas memorables palabras: “En verdad os digo, que si no os convertís y os hacéis como niños, no entraran en el reino de los cielos”.  (Mateo 18: 2)


Teresa, la nueva santa, habiendo vivamente absorbido esta doctrina evangélica, la traduce a la práctica de la vida cotidiana; de hecho, con la palabra y con el ejemplo enseñó a las novicias de su monasterio esta vía de la infancia espiritual, y a todos que por medio de sus escritos, escritos que, se han difundido por todo el mundo y que después de leer se siguen leyendo una y otra vez por el máximo beneficio y alegría que dan al alma. De hecho, esta joven que floreció en el claustro del Carmelo, y que agrego a su nombre el del Niño Jesús, volvió sobre si misma su imagen; entonces hay que decir que cualquier persona que venera a Teresa, venera y alaba el divino ejemplo que ella copio en sí.


Hoy en día, por lo tanto, esperamos que en la mente de los fieles pueda venir el deseo de practicar esta infancia espiritual, que consiste en esto: que todo lo que el niño piensa y hace por naturaleza, nosotros lo hagamos en ejercicio de la virtud. Los niños pequeños no están perturbados por los pecados e cegados por las pasiones y disfrutan de la paz en la posesión de su inocencia (y sin ningún medio de engaño o hipocresía expresan sinceramente sus pensamientos y obras, de forma que se muestran como realmente son), por lo que Teresa mostraba una naturaleza más angélica que humana, y conquisto la simplicidad del niño, según la ley de la verdad y la justicia.


La Doncella de Lisieux tenía siempre presente en la memoria la invitación y las promesas de su Esposo divino: “Quien sea pequeño (Prov. 9:4), venga a mí. Sera llevado a mi pecho y os acariciare sobre mis rodillas como lo hace una madre, así os consolare” (Is. 64: 12-13), por lo que Teresa es consciente de su debilidad, se encomendó a la divina providencia a fin de que, apoyándose únicamente en su ayuda, podría lograr la perfecta santidad de la vida, incluso cuando experimentaba dificultades, y de una absoluta abdicación, pero gozosa, de su propia voluntad.


Siendo así, no debemos sorprendernos de que esta santa hermana se haya realizado tal como lo ha dicho Cristo: “Quien se haga como este niño será el mayor en el reino de los cielos” (Mateo 18:4). La benevolencia divina la ha enriquecido con el don de una casi singular. Después de haber recibido en gran medida la verdadera doctrina de la fe de la enseñanza del catecismo, la ascesis del libro dorado de la Imitación de Cristo y de los volúmenes místicos de su padre San Juan de la Cruz, también alimentan su mente y su corazón con asiduidad la lectura de las Sagradas Escrituras, el Espíritu de la verdad le comunico y manifestó lo que suele esconder a los “sabios y orgullosos” y revela a “los más pequeños”; de hecho, ella – según el testimonio de nuestro predecesor- estaba dotada de tanta ciencia de las cosas celestiales que puede señalar a otros el camino cierto de la salvación. Y a partir de esto que ofrece una rica participación de la luz y de la divina gracia encendió en Teresa un incendio tan grande de caridad que, portándola continuamente fuera del cuerpo, al final la consumió, tanto que, poco antes de salir de esta vida, ella podía decir con franqueza “No le he dado a Dios otra cosa que amor”. Resulta claro que por esta ardiente caridad, en la joven de Lisieux existía el propósito y el empeño “Trabajar por amor de Jesús, solo para complacerlo, para consolar su santísimo corazón y para promover la salvación eterna de las almas, que Cristo amó para siempre” que ella había comenzado a hacer, y obtiene  al momento de entrar en la patria celestial y se comprende ahora, fácilmente, con aquella mística lluvia de rosas, que por concesión divina, ella había prometido aún en vida y que ya ha derramado sobre la tierra y sigue derramando.


Por lo tanto, venerables hermanos y amados hijos, deseo firmemente que todos los cristianos  sean dignos de participar en esta  gran efusión de gracias, patrocinada por la Pequeña Teresa;  Pero deseamos mucho más fervientemente  que todos los fieles que la miran con diligencia, se comporten como niños, porque si no son tales, como dice Cristo, serán excluidos del reino de los cielos. Si todo descubrieran este camino de la infancia espiritual, todo el mundo verá lo fácil que es conseguir aquella corrección de la sociedad humana que hemos propuesto desde  temprano en nuestro pontificado y especialmente iniciando este Jubileo Máximo.


Así que hacemos nuestra la oración con la que la nueva  Santa Teresa del Niño Jesús, terminó su preciosa autobiografía: "Te rogamos, oh buen Jesús, que resguardes el gran número de las pequeñas almas y elige en la tierra una legión de víctimas, que sean dignos de tu amor”. Que así sea.


Traducción: Jhonatan Alarcón.


Galeria de Imagenes

Alegoria de la Canonización "mistica" de Santa Teresita pintada por Sor María del Espiritu Santo (del Carmelo de Lisieux) en 1925.


Diseño del tapiz utilizado para la Canonización de Santa Teresita, pintado por Sor Genoveva de la Santa Faz (Celina), Sor María del Espiritu Santo y Pascal Blanchard en 1924.
Rara fotografia de la Canonización de Santa Teresa en 1925.

Panoramica de la Basilica de San Pedro iluminda con cirios por la Canonización de Teresa de Lisieux en 1925.

Diseño del tapiz que colgó en la fachada de la Basilica de San Pedro durante la beatificación (29 de abril de 1923) y la Canonización (17 de mayo de 1925) de Teresa de Lisieux.















Proseción en lisieux, con las reliquias de Santa Teresita, en julio de 1925. Dos meses después de su Canonización.

miércoles, 13 de mayo de 2015

LA VIRGEN DE FÁTIMA Y EL ISLAM: (Venerable Fulton J. Sheen - 1952)


María, la madre de Dios.

El Corán, que es la Biblia de los Musulmanes, contiene muchos pasajes concernientes a La Santísima Virgen. Primero, Corán cree en Su Inmaculada Concepción, también en su parto virginal. El Tercer capítulo del Corán coloca la historia de la familia de María en una genealogía que se remonta a Abraham, Noé y Adán. Cuando se comparan los relatos del Corán y del evangelio apócrifo sobre el nacimiento de María, somos tentados a creer que Mahoma dependía mucho de este último. Los dos libros describen la avanzada edad y esterilidad de la madre de María.  Cuando, a pesar de todo, concibe, la madre de María proclama, según el Corán:  "Oh Señor, te ofrezco y consagro a ti lo que ya está en mi. Acéptalo de mí".

Cuando nace María su madre exclama:  "¡y yo te la consagro con toda su descendencia bajo tu protección, Oh Dios, contra Satanás!".

El Corán pasa por alto a José en la vida de María, pero la tradición musulmana conoce su nombre y tiene algo de familiaridad con él. En esta tradición José habla con María, quien es virgen. Al preguntarle como fue que ella concibió a Jesús sin padre, María le contesta: "¿No sabes tú que Dios, cuando creó el trigo no necesitó semilla, y que Dios, por Su poder, hizo crecer los árboles sin ayuda de la lluvia?  Todo lo que Dios hizo fue decir  "Hágase", y se hizo".
El Corán también contiene versos sobre La Anunciación, la Visitación y el Nacimiento.  Contiene pinturas de Angeles acompañando a La Santa Madre y diciendo: "Oh María, Dios te escogió y purificó, y te eligió sobre todas las mujeres de la tierra".

En el décimo-noveno capítulo del Corán, existen 41 versos sobre Jesús y María.  Hay tal defensa a la virginidad de María aquí, que el Corán, en su cuarto libro, atribuye la condenación de los judíos a la monstruosa calumnia de ellos contra la Virgen María.

 El significado de Fátima.
 
María, entonces, es para los musulmanes la verdadera Sayyida o 
Señora. El único posible serio rival en su credo sería la hija del mismo Mahoma, cuyo nombre es Fátima. Pero después de la muerte de Fátima, Mahoma escribió: "Tú serás la mas bendita entre todas las mujeres del paraíso, después de María". En una variante del texto, Fátima dice: "Sobrepaso a toda mujer excepto a María".
Esto nos lleva a nuestro segundo punto: ¿Por que la Santa Madre, en el siglo 20, se reveló en la pequeña aldea de Fátima, para que todas las futuras generaciones la conocieran como "Nuestra Señora de Fátima"?. Ya que nada sucede desde el cielo si no es con la mayor fineza de detalle. Creo que la Santísima Virgen escogió ser conocida como "Nuestras Señora de Fátima", como promesa y signo de esperanza para el pueblo musulmán, y como asegurándoles que ellos, que le manifiestan tanto respeto, un día aceptarán también a su Divino Hijo.



Evidencia para respaldar estas opiniones se encuentra en el hecho histórico de que los musulmanes ocuparon Portugal durante siglos. Cuando al fin los echaron fuera, el último jefe musulmán tenía una hermosa hija llamada Fátima. Un joven católico se enamoró de ella y por él, ella no solo se quedó cuando se retiraron los musulmanes, sino que también abrazó la Fe. El joven esposo estaba tan enamorado de ella que le cambió el nombre al pueblo donde vivía por el de Fátima. Por lo tanto, el lugar donde la Virgen apareció en 1917 tiene una conexión histórica con Fátima, la hija de Mahoma (y con la conversión de los musulmanes)
La última prueba de la relación de Fátima y los musulmanes es la entusiástica recepción que los musulmanes en Africa, la India y otros lugares le dieron a la estatua peregrina de Nuestra Señora de Fátima. Los Musulmanes asistieron a servicios de la Iglesia en honor a Nuestra Señora y permitieron procesiones religiosas, y hasta oraciones frente a sus Mezquitas. En Mozambique, los musulmanes que no se convirtieron comenzaron a ser cristianos después que la imagen de Nuestra Señora de Fátima fue erigida.

 Misión Estratégica.

Los misioneros del futuro van, cada vez mas, a ver que su apostolado entre los musulmanes será exitoso en la medida en que proclamen a Nuestra Señora de Fátima; María es el adviento de Cristo, que trae Cristo al pueblo antes de que Cristo naciese.  En el trabajo apologético, es siempre mejor comenzar con lo que la gente ya acepta. Ya que los musulmanes tienen devoción a la Virgen, nuestros misioneros deberán sentirse satisfechos con el solo hecho de aumentar y desarrollar esa devoción con la plena realización de que Nuestra Señora llevará a los musulmanes el resto del camino hasta su divino Hijo...  Igual que aquellos que pierden la devoción a la Virgen pierden la fe en la divinidad de Cristo, aquellos que intensifican la devoción a ella, gradualmente adquieren fe en la divinidad de Cristo.

Muchos de nuestros grandes misioneros en Africa han logrado quebrantar el odio amargo y los prejuicios de los musulmanes para con los cristianos por medio de sus actos de caridad, escuelas y hospitales. Ahora nos queda tomar otro camino: Tomar el capítulo 41 del Corán y demostrarles que fueron sacados del Evangelio de Lucas, que María no podría ser, aún para ellos "La  Mas Bendita entre todas las mujeres del cielo, si no hubiera también dado a luz al Salvador del mundo. Si Judit y Ester, del Antiguo Testamento, prefiguraban a María, entonces podría ser que Fátima era una figura posterior de María. Los musulmanes deberán de estar preparados para reconocer que, si Fátima cede paso en honor a La Santísima Madre, es porque ella es diferente a todas las madres del mundo, y que sin Cristo, ella nada sería.

martes, 12 de mayo de 2015

HOMILÍA DE LA CANONIZACIÓN DE SANTA LAURA MONTOYA - 12 DE MAYO DE 2013.

 
HOMILÍA DEL SANTO PADRE FRANCISCO


Plaza de San Pedro VII Domingo de Pascua, 12 de mayo de 2013


Queridos hermanos y hermanas:

En este séptimo domingo del Tiempo Pascual, nos reunimos con alegría para celebrar una fiesta de la santidad. Damos gracias a Dios que ha hecho resplandecer su gloria, la gloria del Amor, en los Mártires de Otranto, la Madre Laura Montoya y la Madre María Guadalupe García Zavala. Saludo a todos los que habéis venido a esta fiesta —de Italia, Colombia, México y otros países— y os lo agradezco. Miremos a los nuevos santos a la luz de la Palabra de Dios que ha sido proclamada. Una palabra que nos invita a la fidelidad a Cristo, incluso hasta el martirio; nos ha llamado a la urgencia y la hermosura de llevar a Cristo y su Evangelio a todos; y nos ha hablado del testimonio de la caridad, sin la cual, incluso el martirio y la misión pierden su sabor cristiano.

1. Los Hechos de los Apóstoles, cuando hablan del diácono Esteban, el protomártir, insisten en decir que él era un hombre «lleno del Espíritu Santo» (6,5; 7,55). ¿Qué significa esto? Significa que estaba lleno del amor de Dios, que toda su persona, su vida, estaba animada por el Espíritu de Cristo resucitado hasta el punto de seguir a Jesús con fidelidad total, hasta hasta la entrega de sí mismo.

Hoy la Iglesia propone a nuestra veneración una multitud de mártires, que en 1480 fueron llamados juntos al supremo testimonio del Evangelio. Casi 800 personas, supervivientes del asedio y la invasión de Otranto, fueron decapitadas en las afueras de la ciudad. No quisieron renegar de la propia fe y murieron confesando a Cristo resucitado. ¿Dónde encontraron la fuerza para permanecer fieles? Precisamente en la fe, que nos hace ver más allá de los límites de nuestra mirada humana, más allá de la vida terrena; hace que contemplemos «los cielos abiertos» –como dice san Esteban – y a Cristo vivo a la derecha del Padre. Queridos amigos, conservemos la fe que hemos recibido y que es nuestro verdadero tesoro, renovemos nuestra fidelidad al Señor, incluso en medio de los obstáculos y las incomprensiones. Dios no dejará que nos falten las fuerzas ni la serenidad. Mientras veneramos a los Mártires de Otranto, pidamos a Dios que sostenga a tantos cristianos que, precisamente en estos tiempos, ahora, y en tantas partes del mundo, todavía sufren violencia, y les dé el valor de ser fieles y de responder al mal con el bien.

2. La segunda idea la podemos extraer de las palabras de Jesús que hemos escuchado en el Evangelio: «Ruego por los que creerán en mí por la palabra de ellos, para que sean uno, como
tú, Padre, en mí y yo en ti, que ellos también lo sean en nosotros» (Jn 17,20). Santa Laura Montoya fue instrumento de evangelización primero como maestra y después como madre espiritual de los indígenas, a los que infundió esperanza, acogiéndolos con ese amor aprendido de Dios, y llevándolos a Él con una eficaz pedagogía que respetaba su cultura y no se contraponía a ella. En su obra de evangelización Madre Laura se hizo verdaderamente toda a todos, según la expresión de san Pablo (cf. 1 Co 9,22). También hoy sus hijas espirituales viven y llevan el Evangelio a los lugares más recónditos y necesitados, como una especie de vanguardia de la Iglesia.

Tapiz de la Canonización.
Esta primera santa nacida en la hermosa tierra colombiana nos enseña a ser generosos con Dios, a no vivir la fe solitariamente —como si fuera posible vivir la fe aisladamente—, sino a comunicarla, a irradiar la alegría del Evangelio con la palabra y el testimonio de vida allá donde nos encontremos. En cualquier lugar donde estemos, irradiar esa vida del Evangelio. Nos enseña a ver el rostro de Jesús reflejado en el otro, a vencer la indiferencia y el individualismo, que corroe las comunidades cristianas y corroe nuestro propio corazón, y nos enseña a acoger a todos sin prejuicios, sin discriminación, sin reticencia, con auténtico amor, dándoles lo mejor de nosotros mismos y, sobre todo, compartiendo con ellos lo más valioso que tenemos, que no son nuestras obras o nuestras organizaciones, no. Lo más valioso que tenemos es Cristo y su Evangelio.

3. Por último, una tercera idea. En el Evangelio de hoy, Jesús reza al Padre con estas palabras: «Les he dado a conocer y les daré a conocer tu nombre, para que el amor que me tenías esté en ellos y yo en ellos» (Jn 17,26). La fidelidad hasta la muerte de los mártires, la proclamación del Evangelio a todos se enraízan, tienen su raíz, en el amor de Dios, que ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo (cf. Rm 5,5), y en el testimonio que hemos de dar de este amor en nuestra vida diaria. Santa Guadalupe García Zavala lo sabía bien. Renunciando a una vida cómoda —cuánto daño hace la vida cómoda, el bienestar; el aburguesamiento del corazón nos paraliza— y, renunciando a una vida cómoda para seguir la llamada de Jesús, enseñaba a amar la pobreza, para poder amar más a los pobres y los enfermos. Madre Lupita se arrodillaba en el suelo del hospital ante los enfermos y ante los abandonados para servirles con ternura y compasión. Y esto se llama «tocar la carne de Cristo». Los pobres, los abandonados, los enfermos, los marginados son la carne de Cristo. Y Madre Lupita tocaba la carne de Cristo y nos enseñaba esta conducta: no avergonzarnos, no tener miedo, no tener repugnancia a tocar la carne de Cristo. Madre Lupita había entendido qué significa eso de «tocar la carne de Cristo». También hoy sus hijas espirituales buscan reflejar el amor de Dios en las obras de caridad, sin ahorrar sacrificios y afrontando con mansedumbre, con constancia apostólica (hypomonē), soportando con valentía cualquier obstáculo.

Esta nueva santa mexicana nos invita a amar como Jesús nos ha amado, y esto conlleva no encerrarse en uno mismo, en los propios problemas, en las propias ideas, en los propios intereses, en ese pequeño mundito que nos hace tanto daño, sino salir e ir al encuentro de quien tiene necesidad de atención, compresión y ayuda, para llevarle la cálida cercanía del amor de Dios, a través de gestos concretos de delicadeza, de afecto sincero y de amor.

Fidelidad a Jesucristo y a su Evangelio, para anunciarlo con la palabra y con la vida, dando testimonio del amor de Dios con nuestro amor, con nuestra caridad hacia todos: los santos que hemos proclamado hoy son ejemplos luminosos de esto, y esto nos ofrecen sus enseñanzas, pero también cuestionan nuestra vida de cristianos: ¿Cómo es mi fidelidad al Señor? Llevemos con nosotros esta pregunta para pensarla durante la jornada: ¿Cómo es mi fidelidad a Cristo? ¿Soy capaz de «hacer ver» mi fe con respeto, pero también con valentía? ¿Estoy atento a los otros? ¿Me percato del que padece necesidad? ¿Veo a los demás como hermanos y hermanas a los que debo amar? Por intercesión de la Santísima Virgen María y de los nuevos santos, pidamos que el Señor colme nuestra vida con la alegría de su amor. Así sea.

Panoramica de la ceremonia de Canonización - 12/mayo/2013