viernes, 13 de octubre de 2017

TESTIMONIOS PRESENCIALES DEL MILAGRO DEL SOL (Fátima, 13 de octubre de 1917)


-O Seculo (un periódico de Lisboa pro gubernamental y anticlerical)
Desde el camino, donde estaban estacionados los vehículos donde cientos de personas se habían quedado, ya que no querían pisar el lodo, uno podía ver la gran multitud volverse hacia el sol, que parecía sin nubes y estaba en su apogeo. Parecía una placa de pura plata y se podía mirar fijamente sin incomodar. Pudo haber sido un eclipse que sucedía en ese momento. Pero en ese mismo momento se produjo un gran grito, y uno podía escuchar a los espectadores más cercanos gritar: ¡un milagro! ¡un milagro!
Ante el asombro reflejado en los ojos de los espectadores, cuya semblanza era bíblica ya que todos tenían la cabeza descubierta, y que buscaban ansiosamente algo en el cielo, el sol temblaba, hizo ciertos movimientos repentinos fuera de las leyes cósmicas – el sol "danzaba" de acuerdo a las expresiones típicas de la gente.
Había un viejecito parado en las escaleras de un obús con su rostro girado hacia el sol que recitaba el credo en alta voz. Pregunté quien era y me dijeron que era el señor Joao da Cunha Vasconcelos. Lo vi después dirigiéndose a los que estaban a su alrededor con sus sombreros puestos y les imploró vehementemente que se descubrieran sus cabezas ante tan extraordinario milagro.
Las gentes se preguntaban los unos a los otros lo que habían visto. La gran mayoría admitió ver el sol danzando y temblando, otros afirmaban que habían visto el rostro de la Virgen Santísima. Otros juraron que vieron el sol girar como una rueda que se acercaba a la tierra como si fuera a quemarla con sus rayos. Algunos dijeron haber visto cambios de colores sucesivamente.
-O Dia (otro diario de Lisboa, edición 17 de octubre de 1917)
"A la una en punto de la tarde, mediodía solar, la lluvia cesó, el cielo de color gris nacarado iluminaba la vasta región árida con una extraña luz. El sol tenía como un velo de gasa transparente que hacía fácil el mirarlo fijamente. El tono grisáceo madre perla en que se tornó en una lámina de plata, que se rompió cuando las nubes se abrían y el sol de plata envuelto en el mismo velo de luz gris, se vio girar y moverse en el círculo de las nubes abiertas. De todas las bocas se escuchó un gemido y las personas cayeron de rodillas sobre el suelo fangoso…..
La luz se tornó en un azul precioso, como si atravesara el vitral de una catedral y esparció sus rayos sobre las personas que estaban de rodillas con los brazos extendidos. El azul desapareció lentamente y luego la luz pareció traspasar un cristal amarillo. La luz amarilla tiñó los pañuelos blancos, las faldas oscuras de las mujeres. Lo mismo sucedió en los árboles, las piedras y en la sierra. La gente lloraba y oraba con la cabeza descubierta ante la presencia del milagro que habían esperado. Los segundos parecían como horas, así de intensos eran.
-Tio Marto (padre de Jacinta y Francisco)
Podíamos mirar con facilidad el sol, que por alguna razón no nos cegaba. Parecía tililar primero en un sentido y luego en otro. Sus rayos se esparcían en muchas direcciones y pintaban todas las cosas en diferentes colores, los árboles, la gente, el aire y la tierra. Pero lo más extraordinario para mí, era que el sol no lastimaba nuestros ojos. Todo estaba tranquilo y en silencio y todos miraban hacia arriba. De pronto, pareció que el sol dejó de girar. Luego comenzó a moverse y a danzar en el cielo, hasta que parecía desprenderse de su lugar y caer sobre nosotros. Fue un momento terrible.
-María Capelinha (una de las primeras creyentes)
El sol transformó todo de diferentes colores – amarillo, azul y blanco, entonces se sacudió y tembló, parecía una rueda de fuego que caía sobre la gente. Empezaron a gritar "¡nos va a matar a todos!", otros clamaron a nuestro Señor para que los salvara, ellos recitaban el acto de contrición. Una mujer comenzó a confesar sus pecados en voz alta, diciendo que había hecho esto y aquello….
Cuando al fin el sol dejó de saltar y de moverse todos respiramos aliviados. Aún estábamos vivos, y el milagro predicho por los niños fue visto por todos.
Yo estaba mirando hacia el lugar de las apariciones, esperando serena y fríamente que algo sucediera, y con una curiosidad en descenso porque había pasado mucho tiempo sin que sucediera nada que me llamara la atención. Entonces escuché miles de voces gritar y vi que la multitud de pronto se giró hacia el lado contrario, sus espaldas en contra del sitio donde yo tenía dirigida mi atención y miré al cielo del lado opuesto.
La hora legal era cerca de las 2 de la tarde, alrededor del medio día solar. El sol unos momentos antes había aparecido entre unas nubes, las cuales lo ocultaban y brillaba clara e intensamente. Yo me volví hacia el magneto que parecía atraer todas las miradas y lo vi como un disco con un aro claramente marcado, luminoso y resplandeciente, pero que no hacía daño a los ojos. No estoy de acuerdo con la comparación que he escuchado que han hecho en Fátima y la de un pesado disco plateado. Era un color más claro, rico y resplandeciente que tenía algo del brillo de una perla. No se parecía en nada a la luna en una noche clara porque al verlo uno y sentirlo parecía un cuerpo vivo. No era una esfera como la luna ni tenía el mismo color o matiz. Parecía como una rueda de cristal hecha de la madre de todas las perlas. No se podía confundir con el sol visto a través de la neblina (porque no había neblina en ese momento), porque no era opaca, difusa ni cubierta con un velo. En Fátima daba luz y calor y aparentaba un claro cofre con un arco bien difundido.

SEXTA Y ÚLTIMA APARICIÓN DE NUESTRA SEÑORA EN LA COVA DE IRIA - 13 DE OCTUBRE DE 1917.


Según las memorias de Lucia:
Durante la noche del 12 al 13 de octubre había llovido toda la noche, empapando el suelo y a los miles de peregrinos que viajaban a Fátima de todas partes. A pie, por carro y en carretas venían, entrando a la zona de Cova por el camino de Fátima – Leiria, que hoy en día todavía pasa frente a la gran plaza de la Basílica. De ahí bajaban hacia el lugar de las apariciones. Hoy en día, en el sitio está la capillita moderna de vidrio, encerrando la primera que se construyó y la estatua de Nuestra Señora del Rosario de Fátima donde estaba la encina.
En cuanto los niños, lograron llegar a Cova entre las adulaciones y el escepticismo que los había perseguido desde mayo. Cuando llegaron, encontraron críticos que cuestionaban su veracidad y la puntualidad de la Señora, quien había prometido llegar al medio día. Ya habían pasado las doce según la hora oficial del país. Sin embargo cuando el sol había llegado a su apogeo la Señora se apareció como había dicho.
-"¿Qué queréis de mí?"
-Quiero que se construya una capilla aquí en mi honor. Quiero que continuéis rezando el Rosario todos los días. La guerra pronto terminará, y los soldados regresarán a sus hogares.
-"Sí, Sí"
-"¿Me dirá su nombre?"
-Yo soy la Señora del Rosario
-"Tengo muchas peticiones de muchas personas. ¿Se las concederá?"
-Algunas serán concedidas, y otras las debo negar. Las personas deben rehacer sus vidas y pedir perdón por sus pecados. No deben de ofender más a nuestro Señor, ¡ya es ofendido demasiado!
-" ¿Y eso es todo lo que tiene que pedir?"
-No hay nada más.
Mientras la Señora del Rosario se eleva hacia el este, ella tornó las palmas de sus manos hacia el cielo oscuro. Aunque la lluvia había cedido, nubes oscuras continuaban oscureciendo el sol, que de repente se escapa entre ellos y se ve como un suave disco de plata.
-"¡Miren el sol!"
En este momento, dos distintas apariciones pudieron ser vistas: el fenómeno del sol presenciado por los 70,000 espectadores y aquella que fue vista solo por los niños. Lucía describe esta aparición en su diario.
Después que la Virgen desapareció en la inmensa distancia del firmamento, vimos a San José y al Niño Jesús que parecían estar bendiciendo el mundo, ya que hacían la señal de la cruz con sus manos. Un poco después cuando esta aparición terminó vi a Nuestro Señor y a Nuestra Señora, me parece que era lo Dolorosa. Nuestro Señor parecía bendecir al mundo al igual que lo había hecho San José. Esta aparición también desapareció y vi a Nuestra Señora una vez más, parecida a nuestra Señora del Carmen (Sólo Lucia vio la última aparición, como anticipando su entrada al Carmelo unos años después.
Estas serían las últimas apariciones en Fátima para Jacinta y Francisco. Sin embargo, a Lucía, nuestra Señora se la apareció una séptima vez en 1920, como lo había prometido la Señora el mes de mayo. Esta vez Lucía estaba en oración en la Cova, antes de dejar Fátima para ir a un internado de niñas. La Señora vino para alentarla a que se dedicara enteramente a Dios.
Mientras los niños veían las diversas apariciones de Jesús, María y San José, la multitud presenció un prodigio diferente, el ahora conocido como el famoso milagro del sol.

miércoles, 13 de septiembre de 2017

QUINTA APARICIÓN DE NUESTRA SEÑORA EN LA COVA DE IRIA - 13 DE SEPTIEMBRE DE 1917.

Según las memorias de Lucia:

A pesar del ridículo y las burlas causadas por la prensa secular y atea, más de 30.000 personas se reunieron en Cova para la aparición del mes de septiembre. Ahora mientras se rezaba el Rosario la multitud pudo ver a los niños ponerse de pie mirando hacia el este y ver como la admiración se apoderaba de sus rostros. Un momento mientras los niños esperaban, mirando y mirando, sus ojos en la encina, su gozo encendido como una llama. Ya habían caído de rodillas de nuevo, y personas cerca de Lucía la escucharon decir:

-"¿Qué queréis de mí?"
-Continuad rezando el Rosario, hijitos mios. Hacedlo todos los días para que cese la guerra. En octubre vendrá nuestro Señor, así como Nuestra Señora del Perpetuo Socorro y Nuestra Señora del Monte Carmelo. San José se aparecerá con el Niño Jesús para bendecir al mundo.
-A Dios le agradan vuestros sacrificios, pero no quiere que os pongáis las cuerdas de noche para ir a dormir. Sólo ponéroslas durante el día.
-"Tengo las peticiones de muchas personas que piden su ayuda. ¿Curaréis vos a una niña que es sordomuda?"
-Ella mejorará en un año.
-"¿Y las conversiones que algunos han pedido? ¿Las sanaciones de los enfermos?"
-Algunas las curaré a otras no. Nuestro Señor no confía en todos ellos, pues algunos, recuperada su salud, volverían a caer en sus vicios y pecados.
-"¿Quiere que se construya una capilla pequeña aquí con el dinero que las personas han dejado aquí?"
-Sí, deseo que se construya una pequeña capilla en honor de Nuestra Señora del Rosario. Pero diles que se utilice sólo la mitad de ese dinero para esto. La otra mitad será para las dos andas que ya os comenté y vosotros sabéis.
-"Muchos creen que yo soy una impostora y un fraude, dicen que merezco ser colgada o quemada. ¿Podéis por favor hacer un milagro para que ellos crean?"
-En Octubre haré un milagro que permitirá que todos crean.
La entrevista se había terminado. La visión se elevó como antes, y Lucía, señalando a la Señora, le dijo a la multitud: " Si desean verla, ¡miren! ¡miren!".

sábado, 19 de agosto de 2017

CUARTA APARICIÓN DE NUESTRA SEÑORA EN LA COVA DE IRIA - 19 DE AGOSTO DE 1917

Según las memorias de Lucia:

Bajo el pretexto de proveerles de su propio automóvil, para que los niños pudieran trasladarse seguramente en medio de la multitud que rodeaba sus hogares, el administrador civil o alcalde del distrito en el que estaba ubicado Fátima, llegó a Aljustrel en la mañana del 13 de agosto. En un intento por conocer "la verdad" sin éxito, el 11 de agosto, Arturo Santos, un apóstata católico había planeado una trampa que dejaría a los niños bajo su custodia para forzarlos a revelar todo. Como acto de buena fe, se ofreció para llevar a los tres niños y a sus padres a ver al párroco, quien él decía que quería verles, y así se fue a Cova. En la casa parroquial él abandonó esta artimaña así como a los padres llevándose solo a los niños hasta la sede del distrito en Vila Nova de Ourem, a unas 9 millas de distancia. Aquí el intentó comprarlos, los amenazó de muerte y encerrándolos en una celda con otros "criminales" para hacerlos retractar de su historia. Todo esto, sin ningún resultado. A pesar de sus edades, su fe en la Señora y su coraje fueron imperturbables.

Mientras tanto en Cova al mediodía del día 13, los signos externos característicos de la aparición se hicieron visibles para la multitud, la mayor multitud hasta eses momento. Después que estos signos terminaron la multitud se dispersó, sin saber nada de las trampas tendidas por el gobierno.
Sin embargo, el "juicio" de los niños continuó por dos días, preocupando de gran modo a sus familias. Finalmente, en la fiesta de la Asunción el 15 de agosto, el Administrador los condujo de nuevo a Fátima y los dejó a los pies de la rectoría. Aquí fueron vistos por la gente que salía de Misa tratando de sabera por parte del Tio Marto dónde habían estado los niños. Este fue el único esfuerzo serio por parte de la autoridades para intervenir en el tema de la Señora de Fátima.

En cuanto a los planes de la Señora, fueron retrasados un poco. El Domingo 19 Lucía, su hermano Juan y Francisco estaban pastoreando sus ovejas en un lugar llamado Valinhos. Estaba ubicado al lado de la misma colina opuesta a Aljustrel donde se les apareció el ángel dos veces, un poco más al norte. Alrededor de las 4 de la tarde, presintiendo que la Señora estaba apunto de aparecerce, Lucía trató sin éxito de convencer a su hermano Juan que fuera a buscar a Jacinta, hasta que le ofreció unos cuantos centavos por ir a buscarla. Mientras ella y Francisco esperaban vieron la luz típica. El momento en el que Jacinta llegó, se apareció la Señora.

-"¿Que queréis de mí?"

-"Que vengáis otra vez a Cova da Iria el trece del mes que viene, y continuéis rezando el Rosario todos los días. El último día yo haré un milagro para que todos crean."

"¿Qué debemos hacer con las ofrendas que deja la gente en Cova da Iria?"

-"Quiero que hagáis dos andas (para cargar estatuas) para la fiesta de Nuestra Señora del Rosario. Quiero que tú y Jacinta llevéis una de ellas con otras dos niñas. Vosotras dos os vestiréis de blanco. Y luego quiero que Francisco, con tres niños ayudándolo, cargue la otra. Los niños también han de vestir de blanco. Lo que quede de las ofrendas ayudará para la construcción de la capilla que ha de ser construida aquí."

Lucía luego preguntó por la curación de algunos enfermos

-"Algunos los curaré durante este año."

(Y mirándolos tristemente, les dijo)

-"Rezad, rezad, rezad mucho. Haced sacrificios por los pecadores. Muchas almas se van al infierno, porque nadie está dispuesto a ayudarlas con sacrificios."

Habiendo dicho esto se retiró como lo había hecho en otras ocasiones.

jueves, 13 de julio de 2017

TERCERA APARICIÓN DE NUESTRA SEÑORA EN LA COVA DE IRIA - 13 DE JULIO DE 1917

Según las memorias de Lucia:
Mientras se acercaba la fecha de Julio, Lucía continuaba turbada por las palabras de su párroco que advertía que el diablo podría estar detrás de estas apariciones. Finalmente, ella le confió a Jacinta que su intención era de no ir. Pero cuando el día finalmente llegó, sus miedos y ansiedades desaparecieron, de manera que a las doce estaba en Cova con Jacinta y Francisco, esperando la llegada de la bella Señora.
La aparición del 13 de julio probó ser en muchas formas, la parte más controvertida del mensaje de Fátima, proveyendo un secreto en tres partes que los niños guardaron celosamente. Las primeras dos partes, la visión del infierno y la profecía del futuro rol de Rusia y cómo prevenirlo, no serían reveladas hasta que Lucía las escribió en su tercer diario, en obediencia al obispo, en 1941. La tercera parte, comúnmente conocido como el Tercer Secreto, fue más tarde comunicado al obispo, quien lo envió sin leer al Papa Pío XII.
Unos minutos después de haber llegado a Cova da Iria, cerca de la encina, donde un gran número de personas estaban rezando el Rosario, vimos un flash de luz una vez más, y un momento después Nuestra Señora se apareció en la encina.
-"Lucía", dijo Jacinta, "habla". La Señora te está hablando".
-"¿Si? Dijo Lucía. Ella habló humildemente, pidiendo perdón por sus dudas con todos sus gestos, y le dijo a la Señora "¿Qué queréis de mi?
-Quiero que vengáis aquí el día trece del mes que viene. Continúeis rezando el Rosario todos los días en honor a Nuestra Señora del Rosario, para obtener la paz del mundo y el final de la guerra, porque sólo el rosario puede obtenerlo.
-"Sí, Sí".
-"Yo quisiera preguntarle quién es usted, y si puede hacer un milagro para que todo el mundo sepa a ciencia cierta que se ha aparecido"
-Debéis venir aquí todos los meses, y en octubre yo te diré quién soy y lo que quiero. Después haré un milagro para que todos crean.
Por tanto segura de lo que hacía, Lucia comenzó a poner ante la Señora las peticiones que todos le habían confiado. La Señora dijo muy gentilmente que ella curaría a algunos, pero que a otros no los curaría.
-"¿Y el hijo paralítico de Maria da Capelinha?"
-No, no será curado ni de su enfermedad ni de su pobreza, y debe de asegurarse de rezar el Rosario junto a su familia todos los días.
Otro caso encomendado por Lucía a la Señora fue el de una mujer enferma de Atougia quien pidió que se la llevaran al cielo.
-Dile que no tenga prisa. Dile que yo sé muy bien por qué, y cuando yo vendré a buscarla.
-Haced sacrificios por los pecadores, y decid seguido, especialmente cuando hagais un sacrificio: Oh Jesús, esto es por amor a Ti, por la conversión de los pecadores, y en reparación por las ofensas cometidas contra el Inmaculado Corazón de María.
Mientras Nuestra Señora decía estas palabras abrió sus manos una vez más, como lo había hecho en los dos meses anteriores. Los rayos de luz parecían penetrar la tierra, y vimos como si fuera un mar de fuego. Sumergidos en este fuego estaban demonios y almas en forma humana, como tizones transparentes en llamas, todos negros o color bronce quemado, flotando en el fuego, ahora levantadas en el aire por las llamas que salían de ellos mismos junto a grandes nubes de humo, se caían por todos lados como chispas entre enormes fuegos, sin peso o equilibrio, entre chillidos y gemidos de dolor y desesperación, que nos horrorizaron y nos hicieron temblar de miedo. (debe haber sido esta visión la que hizo que yo gritara, como dice la gente que hice). Los demonios podían distinguirse por su similitud aterradora y repugnante a horrorosos animales desconocidos, negros y transparentes como carbones en llamas. Horrorizados y como pidiendo auxilio, miramos hacia Nuestra Señora, quien nos dijo, tan amablemente y tan tristemente:
-Habéis visto el infierno, donde van las almas de los pobres pecadores. Es para salvarlos que Dios quiere establecer en el mundo una devoción a mi Inmaculado Corazón. Si vosotros haceis lo que yo os diga, muchas almas se salvarán, y habrá paz. Esta guerra cesará, pero si los hombres no dejan de ofender a Dios, otra guerra más terrible comenzará durante el pontificado de Pio XI. Cuando veáis una noche que será iluminada por una luz extraña y desconocida (esto ocurrió el 28 de Enero de 1938) sabréis que ésta, es la señal que Dios les dará y que indicará que está apunto de castigar al mundo con la guerra y el hambre, y con la persecución de la Iglesia y del Papa.
-Para prevenir esto, vengo al mundo para pedir que Rusia sea consagrada a mi Inmaculado Corazón, y pido que los primeros Sábados de cada mes se hagan comuniones en reparación por todos los pecados del mundo. Si mis deseos se cumplen, Rusia se convertirá y habrá paz, si no, Rusia repartirá sus errores alrededor del mundo, trayendo nuevas guerras y persecuciones a la Iglesia, los justos serán martirizados y el Santo Padre tendrá que sufrir mucho, ciertas naciones serán aniquiladas. Pero al final mi Inmaculado Corazón triunfará. El Santo Padre consagrará a Rusia a Mi Inmaculado Corazón, y esta será convertida y el mundo disfrutará de un período de paz. En Portugal la fe siempre será preservada…. Recordad, no debéis decirle esto a nadie más que a Francisco.
-Cuando recéis el Rosario, decid después de cada misterio: Oh mi buen Jesús, perdona nuestros pecados, líbranos del fuego del infierno, especialmente a las más necesitadas de tu Divina Misericordia.
-" ¿Hay algo más que quiera de mi?"
-No, no quiero nada más de ti hoy.
Luego, al igual que antes Nuestra Señora comenzó a ascender hacia el Este, hasta que finalmente desapareció en la inmensa oscuridad del firmamento.
La posesión del Secreto probó ser una gran prueba para los tres pequeños. La familia, los vecinos, seguidores de la aparición, hasta el clero, trató sin éxito que fuera revelado. Finalmente, en cuanto el día de la aparición se iba acercando, hasta el gobierno civil que era secular y venenosamente anti clerical, alarmado por el número de personas que estaban interesándose en los eventos de Fátima, atentaron con arrebatárselos y en el proceso exponer a la Iglesia como colaboradora en un fraude.

martes, 13 de junio de 2017

SEGUNDA APARICIÓN DE NUESTRA SEÑORA EN LA COVA DE IRIA - 13 DE JUNIO DE 1917.


Según las memorias de Lucia:
En Portugal, el trece de Junio es una gran fiesta, la fiesta de San Antonio de Lisboa, conocido comúnmente como San Antonio de Padua. Este milagroso franciscano nació en Lisboa y había entrado a la vida religiosa como un Canónigo Ragular de la Santa Cruz, residiendo primero en Lisboa y después en Coimbra antes de dejar la orden Portuguesa, para ingresar a la nueva orden de Hermanos Franciscanos Menores y esperar el martirio en tierras lejanas de misión. Esta fecha citada del 13 de junio, era y es, la fiesta de los niños en Portugal, de manera que los padres de Lucía naturalmente pensaron que las festividades de la parroquia de Fátima distraerían a Lucia de su cita en Cova. Sin embrago, no afectada por esta táctica Lucía y los Marto procedieron a ir al sitio de la aparición para cumplir con su cita al mediodía.
Cuando ellos llegaron vieron que había una pequeña multitud esperándolos.
Después de haber recitado el rosario con Jacinta y Francisco junto con las personas que estaban presentes, vimos otra vez, el reflejo de luz que se nos acercaba (solíamos decir que eran rayos) y después, a Nuestra Señora en el roble como en mayo.
-" Por favor dígame, Señora, ¿qué es lo que quiere de mi?"
-Quiero que vengais aquí el día trece del mes que viene. Quiero que continúeis diciendo el Rosario todos los días. Después de cada misterio, hijos mios, quiero que receisn de esta manera. "Oh mi buen Jesús, perdona nuestros pecados, líbranos del fuego del infierno. Lleva a todas las almas al cielo, especialmente a las más necesitadas de tu Divina Misericordia". Quiero que aprendais a leer y a escribir, y luego os diré que más quiero de vosotros.
-"¿Nos llevará al cielo?"
-Si, me llevaré a Jacinta y a Francisco muy pronto, pero tú te quedarás un poco más, ya que Jesús desea que tu me hagas conocer y amar en la tierra. Él también desea que tú establezcas devoción en el mundo entero a mi Inmaculado Corazón.
-"¿Debo permanecer en el mundo sola?"
-No sola, hija mía, y no debes estar triste. Yo estaré contigo siempre, y mi Inmaculado Corazón será tu consuelo y el camino que te llevará hacia Dios.
En el momento en el que ella dijo las últimas palabras, abriendo sus manos, Ella nos transmitió por segunda vez, el reflejo de esa luz intensa. En ella sentíamos que estabamos sumergidos en Dios. Jacinta y Francisco parecían estar en la parte de la luz que se elevaba hacia los Cielos, y yo en la parte que se derramaba sobre la tierra. En frente de la palma de la mano derecha de Nuestra Señora estaba un corazón rodeado de espinas que parecían clavársele. Entendimos que era el Inmaculado Corazón de María ofrecido por los pecados de la humanidad, deseando ansiosamente reparación.
La aparición luego terminó como en la primera ocasión, con la Señora elevándose hacia el este y desapareciendo en la "inmensidad de los cielos".
A pesar del gozo de esos preciosos momentos el dolor de los niños continuó las siguientes semanas, moderado por la creencia de muy pocos de los presentes en Cova ese día. Ellos sabían que algo inusual había ocurrido – vieron los "rayos", algunos percibieron un cierto oscurecimiento del sol, otros una pequeña nube gris que iba y venía mientras ocurría la aparición y ellos creyeron. Sin embargo, las dificultades con sus familias no cesaron, especialmente con sus madres, quienes estaban verdaderamente alarmadas ya que los eventos no sólo continuaban sino que más bien se expandían. A ésto se le añadió la ardua cautela del párroco, que sospechaba que después de todo esto fuera a ser real, pero de del demonio.

sábado, 13 de mayo de 2017

PRIMERA APARICIÓN DE NUESTRA SEÑORA EN LA COVA DE IRIA - 13 DE MAYO DE 1917.

Según las memorias de Lucia:
Llevando a su rebaño fuera de Aljustrel en la mañana del 13 de mayo, la fiesta de Nuestra Señora del Santísimo Sacramento, los tres niños pasaron Fátima, donde se encontraban la parroquia y el cementerio, y prosiguieron más o menos un kilómetro hacia el norte a las pendientes de Cova. Aquí dejaron que sus ovejas pastorearan mientras ellos jugaban en la pradera que tenía algún que otro árbol de roble. Después de haber tomado su almuerzo alrededor del mediodía decidieron rezar el rosario, aunque de una manera un poco trucada, diciendo sólo las primeras palabras de cada oración. Al instante, ellos sufrieron un sobresalto, que después describieron como un "rayo en medio de un cielo azul". Pensando que una tormenta se acercaba se debatían si debían recoger las ovejas e irse a casa. Preparándose para hacerlo fueron nuevamente sorprendidos por una luz extraña.
Comenzamos a ir cuesta abajo llevando a las ovejas hacia el camino. Cuando estabamos en la mitad de la cuesta, cerca de un árbol de roble (el gran árbol que hoy en día está rodeado de una reja de hierro), vimos otro rayo, y después de dar unos cuantos pasos más vimos en un árbol de roble (uno más pequeño más abajo en la colina) a una señora vestida de blanco, que brillaba más fuerte que el sol, irradiando unos rayos de luz clara e intensa, como una copa de cristal llena de pura agua cuando el sol radiante pasa por ella. Nos detuvimos asombrados por la aparición. Estabamos tan cerca que quedamos en la luz que la rodeaba, o que ella irradiaba, casi a un metro y medio.
-Por favor no temáis, no os voy a hacer daño.
Lucía respondió por parte de los tres, como lo hizo durante todas las apariciones
-¿De dónde sois?
-Yo vengo del cielo.
La Señora vestía con un manto puramente blanco, con un borde de oro que caía hasta sus pies. En sus manos llevaba las cuentas del rosario que parecían estrellas, con un crucifijo que era la gema más radiante de todas. Quieta, Lucía no tenía miedo. La presencia de la Señora le producía solo felicidad y un gozo confiado.
-"¿Qué queréis de mi?"
-Quiero que regreses aquí los días trece de cada mes durante los próximos seis meses a la misma hora. Luego te diré quien soy, y qué es lo que más deseo. Y volveré aquí una séptima vez.
-" ¿Y yo iré al cielo?"
-Sí, tu irás al cielo.
-" ¿Y Jacinta?"
-Ella también irá.
-"¿Y Francisco?"
-Él también, pero primero debe rezar muchos Rosarios.
La Señora miró a Francisco con compasión por unos minutos, matizado con una pequeña tristeza. Lucía después se acordó de algunos amigos que habían fallecido.
-"¿Y María Nieves está en el cielo?
-Si, ella está en el cielo.
-"¿Y Amelia?"
-Ella está en el purgatorio.
-Os ofreceréis a Dios y aceptaréis todos los sufrimientos que Él os envíe, en reparación por todos los pecados que Le ofenden y por la conversión de los pecadores.
-"Oh sí, lo haremos"
-Tendréis que sufrir mucho, pero la gracia de Dios estará con vosotros y os fortalecerá.
Lucía relata que mientras la Señora pronunciaba estas palabras, abría sus manos, y fuimos bañados por una luz celestial que parecía venir directamente de sus manos. La realidad de esta luz penetró nuestros corazones y nuestras almas, y sabíamos que de alguna forma esta luz era Dios, y podíamos vernos abrazada por ella. Por un impulso interior de gracia caímos de rodillas, repitiendo en nuestros corazones: "Oh Santísima Trinidad, te adoramos. Dios mio, Dios mio, te amo en el Santísimo Sacramento"
Los niños permanecían de rodillas en el torrente de esta luz maravillosa, hasta que la Señora habló de nuevo, mencionando la guerra en Europa, de la que tenían poca o ninguna noción.
-Rezad el Rosario todos los días, para traer la paz al mundo y el final de la guerra.
Después de esto Ella comenzó a elevarse lentamente hacia el este, hasta que desapareció en la inmensa distancia. La luz que la rodeaba parecía que se adentraba entre las estrellas, es por eso que a veces decíamos que vimos a los cielos abrirse.
Los días siguientes estuvimos llenos de entusiasmo, aunque ellos no pretendían que fueran así. Lucía había prevenido a los otros de mantener su visita en secreto, sabiendo correctamente las dificultades que ellos experimentarían si los eventos se supiesen. Sin embargo la felicidad de Jacinta no pudo ser contenida, cuando prontamente se olvidó de su promesa y se lo reveló todo a su madre, quien la escuchó pacientemente pero le dio poca credibilidad a los hechos. Sus hermanos y hermanas se metían con sus preguntas y chistes. Entre los interrogadores solo su padre, "Tio Marto", estuvo inclinado a aceptar la historia como verdad. El creía en la honestidad de sus hijos, y tenía una simple apreciación de las obras de Dios, de manera que él se convirtió en el primer creyente de las apariciones de Fátima.
La madre de Lucía, por otro lado, cuando finalmente escuchó lo que había ocurrido, creyó que su propia hija no solo era la instigadora de un fraude, si no de una blasfemia. Lucía comprendió rápidamente lo que la Señora quería decir cuando dijo que ellos sufrirían mucho. María Rosa no pudo hacer que Lucía se retractara, aún bajo amenazas. Finalmente la llevó a la fuerza donde el párroco, el padre Ferreira, sin tener éxito. Por otro lado, el padre de Lucía, quien no era muy religioso, estaba prácticamente indiferente, atribuyendo todo a los caprichos de mujeres. Las próximas semanas, mientras los niños esperaban su próxima visita de la Señora en Junio, les revelaron que tenían pocos creyentes, y muchos en contra en Aljustrel y Fátima.

viernes, 12 de mayo de 2017

Nuestra Señora de la Sonrisa: La experiencia mariana de Teresa de Lisieux.


En el año de 1734, El párroco de la iglesia de San Sulpicio, en Paris, encarga a un joven y prometedor escultor, probablemente Edmé Bouchardon, estatuas para su iglesia, incluyendo una virgen, en su advocación de Nuestra Señora de las Victorias, fundida en plata. Los feligreses se ofrecen para donar la plata, pero el sacerdote dice que solo recibirá la plata de los cubiertos de sus hogares... de ahí el apodo de Nuestra Señora de los cubiertos que se dio a la estatua. La imagen fue derretida durante la revolución francesa en búsqueda del codiciado metal, y es entonces cuando es reemplazada en 1832 por una reproducción más pequeña de yeso.

Una imagen como esta, fue la que se le ofreció al joven Luis Martin, futuro padre de Santa Teresita del Niño Jesús, por un dama ya muy mayor de Alençon, la señora Beaudouin, muy piadosa y que tenía la confianza de encontrar en él una persona digna de recibir tal regalo. En 1857 San Luis Martin adquirió una pequeña propiedad llamada Papillón con una torre hexagonal en la mitad del jardín, allí subía continuamente para dedicar largos ratos a la oración en silencio y soledad; era un recinto sumamente austero, y fue allí donde decidió poner un pequeño altar con la imagen de la virgen que le habían regalado.

Después de su matrimonio con María Celia Guerin (futura madre de Santa Teresita), la estatua es trasladada al nuevo domicilio de los Martin convirtiéndose en el centro de la liturgia familiar, rodeandola de flores durante el mes de Mayo. Santa Celia a menudo se encomendaba a la Virgen María y reconocía recibir "favores que sólo yo conozco." Se le veía continuamente orando junto al altar de María mientras adelantaba algún oficio del hogar, o cuando sus hijas la dejaban descansar un momento. Incluso la Madre Inés de Jesús (su hija Paulina) en su correspondencia con Teresa, aseguró que la imagen había hablado a su madre después de la muerte de su hermanita menor, Elena, en 1870.

Recreación de una escena familiar de los Martin. Detállese la imagen de la virgen de la sonrisa, junto a la cuna de los hijos en el fondo de la imagen.

Después de la muerte de la madre de Teresita, el 28 de agosto de 1877, la imagen se trasladó junto al resto de la familia Martin a Lisieux, en Normandía, a la nueva casa llamada Les Buissonnets. Allí, donde Teresita viviría la mayor parte de su infancia, es donde ella recuenta como recreaba su oración en el mes de María ante la imagen de la virgen de sus padres, al no poder ir aun a los actos litúrgicos en la Catedral por su corta edad: 

“Como era demasiado pequeña para ir al mes de María, me quedaba en casa con Victoria y hacía con ella mis devociones ante mi altarcito de María, que yo arreglaba a mi manera. Era todo tan pequeño, candeleros y floreros, que dos cerillas, que hacían de velas, bastaban para alumbrarlo. En alguna que otra ocasión, Victoria me daba la sorpresa de regalarme dos cabitos de vela, pero raras veces.” (Ms A, Cap II)

La estatua de María es llevada al cuarto de Teresa cuando a los doce años es presa de una extraña enfermedad nerviosa, esta imagen es la que sonríe a Teresita y alcanza del cielo su curación definitiva, ella lo relata así: 

“De repente, la Santísima Virgen me pareció hermosa, tan hermosa, que yo nunca había visto nada tan bello. Su rostro respiraba una bondad y una ternura inefables. Pero lo que me caló hasta el fondo del alma fue la «encantadora sonrisa de la Santísima Virgen». En aquel momento, todas mis penas se disiparon. Dos gruesas lágrimas brotaron de mis párpados y se deslizaron silenciosamente por mis mejillas, pero eran lágrimas de alegría sin mezcla de ninguna clase... ¡La Santísima Virgen, pensé, me ha sonreído! ¡Qué feliz soy...! Sí, pero no se lo diré nunca a nadie, porque entonces desaparecería mi felicidad. Bajé los ojos sin esfuerzo y vi a María, que me miraba con amor. Se la veía emocionada, y parecía sospechar la merced que la Santísima Virgen me había concedido... Precisamente a ella, a sus súplicas conmovedoras, debía yo la gracia de la sonrisa de la Reina de los cielos. Al ver mi mirada fija en la Santísima Virgen, pensó: «¡Teresa está curada!».” (Ms A, Cap III) 

Habitación donde se obro el milagro de la sonrisa de la virgen con la reproducción de la imagen

Fue por este maravilloso acontecimiento que la imagen será mundialmente conocida como la virgen de la sonrisa. En les Buissonnets se conserva una réplica idéntica de la imagen junto a la cama donde se dio la gracia de la sonrisa de la virgen a la pequeña Teresa Martin.

Después del fallecimiento del señor Martin, y con ocasión del ingreso de Celina al Carmelo de Lisieux en 1894, la imagen es llevada al monasterio, donde seguirá siendo venerada por las hermanas Martin junto al resto de la comunidad. La imagen es entronizada en la antesala de la celda de Teresita. La santa de Lisieux nos cuenta como a lo largo de sus años de vida religiosa siguió profesando un tierno amor a esta advocación familiar, por ejemplo, al comenzar a redactar el manuscrito A, dedicado a la Madre Inés, Teresita dice haberse encomendado ante esta imagen para escribir su autobiografía: 

“Antes de coger la pluma, me he arrodillado ante la estatua de María (la que tantas pruebas nos ha dado de las predilecciones maternales de la Reina del cielo por nuestra familia), y le he pedido que guíe mi mano para que no escriba ni una sola línea que no sea de su agrado.” (Ms A, introducción)

También es ante esta imagen de la Virgen María donde Teresa y su hermana Celina depositan su acto de ofrenda como holocausto al amor misericordioso, el martes 11 de junio de 1895. Cuando Teresita es trasladada definitivamente a la enfermería, el 8 de julio de 1897, la imagen de la virgen va con ella, allí la acompañara hasta el 30 de septiembre de ese año. Ese mismo día, hacia la seis de la tarde, mientras se cantaba el ángelus, le dedicaría sus últimas miradas a la imagen de la virgen que en su infancia le había sonreído, seguramente esperando pronto poder contemplarla de nuevo, pero esta vez para la eternidad. Solo una hora y veinte minutos más tarde Teresita volaría a encontrarse con el "águila divina".

Fotografía tomada por Celina, el 1 de octubre de 1897, a su hermana recién fallecida en la enfermería, antes de ser llevada al coro del claustro.

Con seguridad fue la Santísima Virgen quien presento a su hija, la florecilla, ante el trono de su hijo; así lo hace pensar la primera fotografía que se le toma a Teresa, poco después de su muerte, en la enfermería el 1 de octubre de 1987, donde la imagen ya aparece velando el cuerpo de la futura santa. En los años siguientes la imagen volvería a su altar en la antesala de la celda de Teresita. Allí, en la intimidad del convento, seria cariñosamente adornada y venerada junto a su pequeña hija, pues allí se expone por primera vez dentro del monasterio una pintura-retrato de la carmelita francesa que ya estaba empezando a tener fama de santa por todo el mundo. 



Fotografía de la antesala de la celda de Teresita, con el altar a la virgen de la sonrisa, en los años posteriores a su muerte.

Finalmente, en 1923 (año de la beatificación de Teresita) la imagen es entronizada en la capilla lateral del Carmelo de Lisieux, sobre la urna que guarda las reliquias de Santa Teresita, y donde permanece visible hasta hoy.



Imagen original de la virgen de la sonrisa, sobre la urna de la Santa, en la capilla del Carmelo de Lisieux.

Articulo por: Jhonatan Alarcón.