Duermo, pero mi corazon vela... ''Ahora solo me guia el abandono, no tengo ya otra brujula''
sábado, 28 de junio de 2014
29 DE JUNIO: EL DÍA DEL PAPA.
El día 29 de junio, solemnidad de San Pedro y San Pablo, celebramos el Día del Papa y la colecta llamada desde los primeros siglos Óbolo de San Pedro.
En esta Jornada del Papa estamos invitados, de manera especial, a meditar en el ministerio del Sucesor de Pedro, el Papa , a orar por él y a contribuir con nuestras limosnas y donativos a su misión evangelizadora y de caridad.
El Romano Pontífice, como Sucesor de Pedro, es el principio y fundamento perpetuo y visible de unidad así de los obispos como de la multitud de los fieles. Es Pastor de toda la Iglesia y tiene potestad plena, suprema y universal. Es el Vicario de Cristo.
Ya en la primera hora de la Iglesia, cuando Pedro estaba en la cárcel, toda la comunidad oraba insistentemente a Dios por él (cfr. Hc 12, 59). Hoy toda la Iglesia tiene el deber de orar por el Papa. Cuando oramos por el Sucesor de Pedro, que “preside la caridad de todas las Iglesias”, como afirmó San Ignacio de Antioquia, pedimos que la Iglesia se mantenga fiel a su magisterio, para que, como los primeros cristianos, vivamos como hermanos arraigados firmemente en el amor y en la caridad.
Junto con la oración y el agradecimiento, esta Jornada es una llamada a colaborar con nuestras limosnas y donativos a la colecta especial. A través de ella ayudamos al Papa para que pueda realizar su misión a favor de la Iglesia Universal y de los más pobres de la tierra.
Desde esta carta pastoral doy las gracias a todos los fieles y pido un año más la generosa y amplia colaboración económica de todos los diocesanos, para que el Santo Padre pueda cumplir su ministerio. Que el Señor os lo premie y que vuestro comportamiento exprese el cariño, la obediencia y el amor que sentís por el Papa.
Autor: Mons. Vicente Jiménez Zamora, Obispo de Santander
SOLEMNIDAD DE SAN PEDRO Y SAN PABLO: Significado de la Solemnidad.
Cada 29 de junio, en la solemnidad de San Pedro y San Pablo, apóstoles, recordamos a estos grandes testigos de Jesucristo y, a la vez, hacemos una solemne confesión de fe en la Iglesia una, santa, católica y apostólica. Ante todo es una fiesta de la catolicidad.
Pedro, el amigo frágil y apasionado de Jesús, es el hombre elegido por Cristo para ser “la roca” de la Iglesia: “Tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia” ( Mt 16,16). Aceptó con humildad su misión hasta el final, hasta su muerte como mártir. Su tumba en la Basílica de San Pedro en el Vaticano es meta de millones de peregrinos que llegan de todo el mundo.
Pablo, el perseguidor de Cristianos que se convirtió en Apóstol de los gentiles, es un modelo de ardoroso eevangelizador para todos los católicos porque después de encontrarse con Jesús en su camino, se entregó sin reservas a la causa del Evangelio.
SOLEMNIDAD DE SAN PEDRO Y SAN PABLO: (29 DE JUNIO)
Lecturas de la liturgia: (Ciclo A)
Primera Lectura: Hechos 12,1-11
"Era verdad: el Señor me ha librado de las manos de Herodes"En aquellos días, el rey Herodes se puso a perseguir a algunos miembros de la Iglesia. Hizo pasar a cuchillo a Santiago, hermano de Juan. Al ver que esto agradaba a los judíos, decidió detener a Pedro. Era la semana de Pascua. Mandó prenderlo y meterlo en la cárcel, encargando su custodia a cuatro piquetes de cuatro soldados cada uno; tenía intención de presentarlo al pueblo pasadas las fiestas de Pascua. Mientras Pedro estaba en la cárcel bien custodiado, la Iglesia oraba insistentemente a Dios por él. La noche antes de que lo sacara Herodes, estaba Pedro durmiendo entre dos soldados, atado con cadenas. Los centinelas hacían guardia a la puerta de la cárcel. De repente, se presentó el ángel del Señor, y se iluminó la celda. Tocó a Pedro en el hombro, lo despertó y le dijo: "Date prisa, levántate." Las cadenas se le cayeron de las manos, y el ángel añadió: "Ponte el cinturón y las sandalias." Obedeció, y el ángel le dijo: "Échate el manto y sígueme." Pedro salió detrás, creyendo que lo que hacía el ángel era una visión y no realidad. Atravesaron la primera y la segunda guardia, llegaron al portón de hierro que daba a la calle, y se abrió solo. Salieron, y al final de la calle se marchó el ángel. Pedro recapacitó y dijo: "Pues era verdad: el Señor ha enviado a su ángel para librarme de las manos de Herodes y de la expectación de los judíos."
Salmo Responsorial: 33
"El Señor me libró de todas mis ansias."
Bendigo al Señor en todo momento, / su alabanza está siempre en mi boca; / mi alma se gloría en el Señor: / que los humildes lo escuchen y se alegren. R. Proclamad conmigo la grandeza del Señor, / ensalcemos juntos su nombre. / Yo consulté al Señor, y me respondió, / me libró de todas mis ansias. R. Contempladlo, y quedaréis radiantes, / vuestro rostro no se avergonzará. / Si el afligido invoca al Señor, él lo escucha / y lo salva de sus angustias. R. El ángel del Señor acampa / en torno a sus fieles y los protege. / Gustad y ved qué bueno es el Señor, / dichoso el que se acoge a él. R.
Segunda Lectura: II Timoteo 4,6-8.17-18
"Ahora me aguarda la corona merecida"Querido hermano: Yo estoy a punto de ser sacrificado, y el momento de mi partida es inminente. He combatido bien mi combate, he corrido hasta la meta, he mantenido la fe. Ahora me aguarda la corona merecida, con la que el Señor, juez justo, me premiará en aquel día; y no sólo a mí, sino a todos los que tienen amor a su venida. El Señor me ayudó y me dio fuerzas para anunciar íntegro el mensaje, de modo que lo oyeran todos los gentiles. Él me libró de la boca del león. El Señor seguirá librándome de todo mal, me salvará y me llevará a su reino del cielo. A él la gloria por los siglos de los siglos. Amén.
Evangelio: Mateo 16,13-19
"Tú eres Pedro, y te daré las llaves del Reino de los cielos"En aquel tiempo, al llegar a la región de Cesarea de Filipo Jesús preguntó a sus discípulos: "¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?" Ellos contestaron: "Unos que Juan Bautista, otros que Elías, otros que Jeremías o uno de los profetas." Él les preguntó: "Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?" Simón Pedro tomó la palabra y dijo: "Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo." Jesús le respondió: "¡Dichoso tú, Simón, hijo de Jonás!, porque eso no te lo ha revelado nadie de carne y hueso, sino mi Padre que está en el cielo. Ahora te digo yo: Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder del infierno no la derrotará.. Te daré las llaves del reino de los cielos; lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo, y lo que desates en la tierra quedará desatado en el cielo."
viernes, 27 de junio de 2014
PEQUEÑA NOVENA AL INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA:
ORACIÓN PREPARATORIA:
Dios y Señor mío, dignaos aceptar esta Novena que hago al Corazón de María, vuestra celestial Madre; y Vos, Virgen Santa, alcanzadme la gracia necesaria. Amén.DÍA PRIMERO:
Por la señal, acto de contrición y oración preparatoria.Corazón Inmaculado de María, Madre de Dios, os venero y bendigo por esta excelsa prerrogativa, que os ensalza sobre todos los hombres y ángeles. Por ella os pido que os compadezcáis de mí en mis necesidades.
Concluir con cinco avemarías, las deprecaciones y oración final.
DÍA SEGUNDO:
Por la señal, acto
de contrición y oración preparatoria.DÍA SEGUNDO:
Corazón Inmaculado de María, Madre nuestra; acordaos que Jesús, pendiente de la Cruz, os constituyó Madre de los hombres y nos puso bajo vuestro cuidado. Mostrad ser nuestra Madre. Amén.
Concluir con cinco avemarías, las deprecaciones y oración final.
DÍA TERCERO:
Por la señal, acto de contrición y oración preparatoria.Corazón Inmaculado de María, Reina de cielos y tierra, manifestad en favor nuestro el grande poder que Dios os ha concedido; y os pido que me defendáis en todas las tentaciones del enemigo de mi alma. Amén.
Concluir con cinco avemarías, las deprecaciones y oración final.
DÍA CUARTO:
Por la señal, acto
de contrición y oración preparatoria.DÍA CUARTO:
Corazón Inmaculado de María, Medianera de todas las gracias, ya que Dios ha dispuesto que las recibamos todas de vuestra mano, alcanzadme las que más necesito para la salvación de mi alma. Amén.
Concluir con cinco avemarías, las deprecaciones y oración final.
DÍA QUINTO:
Por la señal, acto de contrición y oración preparatoria.Corazón Inmaculado de María, Virgen purísima y sin mancha, alcanzadnos la gracia de pasar por este mundo tan lleno de pecados, de manera que nos conservemos puros del lodo de tanta sensualidad. Amén.
Concluir con cinco avemarías, las deprecaciones y oración final.
DÍA SEXTO:
Por la señal, acto de contrición y oración preparatoria.
Corazón Inmaculado de María, Abogada y Protectora de los hombres, a Vos acudimos en todos los peligros, y os pedimos que nos protejáis durante la vida, pero sobre todo en el instante de nuestra muerte. Amén.
Concluir con cinco avemarías, las deprecaciones y oración final.
DÍA SEPTIMO:
Por la señal, acto de contrición y oración preparatoria.Corazón Inmaculado de María, Maestra y guía de los hombres, iluminadnos con divina luz para conocer la vanidad de las cosas terrenas y la suprema realidad de las cosas celestiales y eternas. Amén.
Concluir con cinco avemarías, las deprecaciones y oración final.
DÍA OCTAVO:
Por la señal, acto de contrición y oración preparatoria.Corazón Inmaculado de María, Mártir y Reina de los Mártires, por lo mucho que padecisteis en este mundo, os pido me alcancéis paciencia y conformidad en los trabajos de esta miserable vida. Amén.
Concluir con cinco avemarías, las deprecaciones y oración final.
DÍA NOVENO:
Por la señal, acto de contrición y oración preparatoria.Corazón Inmaculado de María, Celadora de la gloria de Dios y de la salvación de las almas, haced que imitemos vuestras virtudes en la tierra y que podamos acompañaros en la gloria del cielo. Amén.
Concluir con cinco avemarías, las deprecaciones y oración final.
DEPRECACIONES Y ORACIÓN FINAL:
1. Oh Corazón de María, compadeceos de los incrédulos; despertad a los indiferentes; dad la mano a los desesperados; convertid a los blasfemos y profanadores de los días del Señor. Avemaría.
2. Oh Corazón de María, aumentad la fe de los pueblos; fomentad la piedad; sostened las familias verdaderamente católicas; apagad los odios y venganzas en que se abrasa el mundo. Avemaría.3. Oh Corazón de María, salvad a los mundanos, purificad a los deshonestos, volved al buen camino a tantas víctimas del vicio y del error. Avemaría.
4. Oh Corazón de María, convertid a todos los pecadores de la Iglesia; dirigid a patronos y obreros; iluminad con luz celestial a los malos escritores y gobernantes; santificad a los malos católicos. Avemaría.
5. Oh Corazón de María, suscitad muchos y santos Sacerdotes y Misioneros que trabajen en la conversión de los pecadores y en la salvación de las almas de todo el mundo, y dadnos a todos la perseverancia final en el santo amor y temor de Dios. Así sea. Avemaría.
ORACIÓN FINAL. Oh Inmaculado Corazón de María, en Vos confiamos; no nos dejéis en este valle de lágrimas hasta vernos seguros junto a Vos en el cielo. Así sea.
PEQUEÑO ACTO DE CONSAGRACIÓN AL INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA:
yo me ofrezco enteramente a tu Inmaculado Corazón
y te consagro mi cuerpo y mi alma,
mis pensamientos y mis acciones.
Quiero ser como tu quieres que sea,
hacer lo que tu quieres que haga.
No temo, pues siempre estas conmigo.
Ayúdame a amar a tu hijo Jesús,
con todo mi corazón y sobre todas las cosas.
Pon mi mano en la tuya para que este siempre contigo."
Amen.
DULCE CORAZÓN DE MARÍA, REFUGIO CONTRA EL MALIGNO...
María, Madre de Jesús y nuestra, nos señala
hoy su Inmaculado Corazón. Un corazón que arde de amor divino, que
rodeado de rosas blancas nos muestra su pureza total y que atravesado
por una espada nos invita a vivir el sendero del dolor-alegría.
La Fiesta de su Inmaculado Corazón nos remite de manera directa y misteriosa al Sagrado Corazón de Jesús. Y es que en María todo nos dirige a su Hijo. Los Corazones de Jesús y María están maravillosamente unidos en el tiempo y la eternidad...
La Iglesia nos enseña que el modo más seguro de llegar a Jesús es por medio de su Madre.
Por ello, nos consagramos al Corazón de Jesús por medio del Corazón de María. Esto se hace evidente en la liturgia, al celebrar ambas fiestas de manera consecutiva, viernes y sábado respectivamente, en la semana siguiente al domingo del Corpus Christi.
Santa María, Mediadora de todas las gracias, nos invita a confiar en su amor maternal, a dirigir nuestras plegarias pidiéndole a su Inmaculado Corazón que nos ayude a conformarnos con su Hijo Jesús.
Venerar su Inmaculado Corazón significa, pues, no sólo reverenciar el corazón físico sino también su persona como fuente y fundamento de todas sus virtudes. Veneramos expresamente su Corazón como símbolo de su amor a Dios y a los demás.
El Corazón de Nuestra Madre nos muestra claramente la respuesta a los impulsos de sus dinamismos fundamentales, percibidos, por su profunda pureza, en el auténtico sentido. Al escoger los caminos concretos entre la variedad de las posibilidades, que como a toda persona se le ofrece, María, preservada de toda mancha por la gracia, responde ejemplar y rectamente a la dirección de tales dinamismos, precisamente según la orientación en ellos impresa por el Plan de Dios.
Ella, quien atesoraba y meditaba todos los signos de Dios en su Corazón, nos llama a esforzarnos por conocer nuestro propio corazón, es decir la realidad profunda de nuestro ser, aquel misterioso núcleo donde encontramos la huella divina que exige el encuentro pleno con Dios Amor.
La Fiesta de su Inmaculado Corazón nos remite de manera directa y misteriosa al Sagrado Corazón de Jesús. Y es que en María todo nos dirige a su Hijo. Los Corazones de Jesús y María están maravillosamente unidos en el tiempo y la eternidad...
La Iglesia nos enseña que el modo más seguro de llegar a Jesús es por medio de su Madre.
Por ello, nos consagramos al Corazón de Jesús por medio del Corazón de María. Esto se hace evidente en la liturgia, al celebrar ambas fiestas de manera consecutiva, viernes y sábado respectivamente, en la semana siguiente al domingo del Corpus Christi.
Santa María, Mediadora de todas las gracias, nos invita a confiar en su amor maternal, a dirigir nuestras plegarias pidiéndole a su Inmaculado Corazón que nos ayude a conformarnos con su Hijo Jesús.
Venerar su Inmaculado Corazón significa, pues, no sólo reverenciar el corazón físico sino también su persona como fuente y fundamento de todas sus virtudes. Veneramos expresamente su Corazón como símbolo de su amor a Dios y a los demás.
El Corazón de Nuestra Madre nos muestra claramente la respuesta a los impulsos de sus dinamismos fundamentales, percibidos, por su profunda pureza, en el auténtico sentido. Al escoger los caminos concretos entre la variedad de las posibilidades, que como a toda persona se le ofrece, María, preservada de toda mancha por la gracia, responde ejemplar y rectamente a la dirección de tales dinamismos, precisamente según la orientación en ellos impresa por el Plan de Dios.
Ella, quien atesoraba y meditaba todos los signos de Dios en su Corazón, nos llama a esforzarnos por conocer nuestro propio corazón, es decir la realidad profunda de nuestro ser, aquel misterioso núcleo donde encontramos la huella divina que exige el encuentro pleno con Dios Amor.
INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA, Memoria Obligatoria: (28 DE JUNIO)
Lecturas de la liturgia:
Primera Lectura: Isaías 61, 9-11
"Desbordo de gozo con el Señor"
La estirpe de mi pueblo será célebre entre las naciones, y sus vástagos entre los pueblos. Los que los vean reconocerán que son la estirpe que bendijo el Señor. Desbordo de gozo con el Señor, y me alegro con mi Dios: porque me ha vestido con un traje de gala y me ha envuelto en un manto de triunfo, como novio que se pone la corona, o novia que se adorna con sus joyas. Como el suelo echa sus brotes, como un jardín hace brotar sus semillas, así el Señor hará brotar la justicia y los himnos ante todos los pueblos.
Salmo Responsorial: Mi corazón se regocija por el Seño, mi salvador.
1Samuel 2, 1. 4-8
Mi corazón se regocija por el señor, / mi poder se exalta por Dios; /mi boca se ríe de mis enemigos, / porque gozo con tu salvación. R. Se rompen los arcos de tus valientes, / mientras los cobardes se ciñen de valor; / los hartos se contratan por el pan, / mientras los hambrientos engordan;/ la mujer estéril da a luz siete hijos,/ mientras la madre de muchos queda baldía. R. El Señor da la muerte y la vida, / hunde en el abismo y levanta; / da la pobreza y la riqueza, / humilla y enaltece. R. Él levanta del polvo al desvalido, / alza de la basura al pobre, / para hacer que se siente entre príncipes / y que herede un trono de gloria. R.
Evangelio: Lucas 2,41-51
"Conservaba todo esto en su corazón"
Los padres de Jesús solían ir cada año a Jerusalén por las fiestas de Pascua. Cuando Jesús cumplió doce años, subieron a la fiesta según la costumbre y, cuando terminó, se volvieron; pero el niño Jesús se quedo en Jerusalén, sin que lo supieran sus padres. Éstos, creyendo que estaba en la caravana, hicieron una jornada y se pusieron a buscarlo entre los parientes y conocidos; al no encontrarlo, se volvieron a Jerusalén en su busca. A los tres días, lo encontraron en el templo, sentado en medio de los maestros, escuchándolos y haciéndoles preguntas; todos los que le oían quedaban asombrados de su talento y de las respuestas que daba. Al verlo, se quedaron atónitos, y le dijo su madre: “Hijo, ¿por qué nos has tratado así? Mira que tu padre y yo te buscábamos angustiados.” Él les contestó: “¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que yo debía estar en la casa de mi Padre?” Pero ellos no comprendieron lo que quería decir. Él bajó con ellos a Nazaret y siguió bajo su autoridad. Su madre conservaba todo esto en su corazón.
FORMULA DE CONSAGRACIÓN DE LA REPÚBLICA DE COLOMBIA AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS:
(Acto de consagración de Colombia al Sagrado Corazón de Jesús para ser renovado cada año durante su solemnidad o como acto de acción de gracias por la protección de nuestra nación)
Señor Jesús, nuestro Redentor y Salvador: Venimos ante ti en este día de acción de gracias. Tuyos somos y tuyos queremos ser y, para manifestar públicamente nuestra fidelidad, queremos en este día renovar como colombianos nuestra consagración a ti, esa consagración que hicimos el día de nuestro bautismo.
Señor, necesitamos que renueves en nuestra patria la fuerza de la fe, sabemos que muchos aun no te han conocido, otros han rechazado tu evangelio y otros han renegado de ti. Te pedimos que, con la fuerza de tu Espíritu, los atraigas a todos al amor de Padre, manifestado en tu divino corazón. Señor, ejerce tu reinado de amor no sólo sobre aquellos que nunca se han alejado de ti, sino también sobre aquellos que te han abandonado o viven una fe sin sentido: haz que todos vuelvan, como el hijo pródigo, a la casa paterna.
Mira, Señor, con amor a nuestra amada patria Colombia que consagramos orgullosos una vez más a tu patrocinio; desde el océano atlántico hasta el océano pacifico, desde la Guajira hasta el Amazonas, desde Nariño hasta Arauca, desde san Andrés y Providencia hasta el Vaupés, todo nuestro territorio quede marcado con la
insigne imagen de tu corazón santísimo.
Tú sabes que hemos sido invadidos por muchas semillas de maldad, de odio, de violencia. Tú conoces que la idolatría de la riqueza y la corrupción han ahogado la verdad y la justicia. Concede a esta tu tierra colombiana por fin la tan anhelada paz que solo tú puedes proveer, y a nosotros, tus hijos, ayúdanos a ser auténticos testigos de tu reino. Concédenos igualmente, Señor Jesús, la gracia de que en Colombia se mantenga siempre viva la fe en ti y en tu Iglesia.
Finalmente te consagramos, Señor, nuestras familias, fundamento de la sociedad y de la Iglesia. Con el don de tu Espíritu fortalece y reanima nuestros hogares, para que cada uno sea de veras pequeña y primera comunidad cristiana, por la fe, la oración y el testimonio. Y que de ellas salgan legiones de hombres y mujeres que queriendo llevar una vida consagrada a tu servicio puedan saciar la inmensa sed de amor de tu adorable corazón.
Que en este día de júbilo para todo nuestro pueblo la bandera tricolor baile en signo de alegría, pues sabemos que el Rey y Señor ha estado grande con nosotros y sus proezas se conocen de extremo a extremo del mundo. Su corazón santísimo ha sido fuente inagotable de amor y bendición para nuestra tierra y lo seguirá siendo mientras levantemos con fe y humildad nuestros corazones al cielo.
Que en el mundo reine para siempre tu adorable corazón, Jesús dulce maestro, que llegue a nosotros tu Reino, el Reino de la verdad y de la vida, el Reino de la justicia, el amor y la paz.
Amén.
(Al terminar se podría rezar un Padrenuestro, un Ave María, un Gloria y el Credo junto a las jacultorias para completar esta consagración)
- Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquira, reina y patrona de Colombia, ruega por nosotros.
- Santa Laura Montoya, ruega por nosotros.
(Esta acto de consagración fue tomado de una versión oficial de la Conferencia Episcopal Colombiana en el año 2014, y luego editado por Jhonatan Alarcón (creador de este blog) quien también le agregó la 3° y 6° estrofa. Si se desea compartir o utilizar esta versión de la consagración para ser rezada delante de un número considerable de fieles por parte de algún ministro o laico consagrado se recomienda examinar está formula con cuidado para dictaminar si es apropiada para la devoción pública, ya que no ha recibido ningún tipo de aprobación eclesiástica.)
jueves, 26 de junio de 2014
OFRECIMIENTO AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS:
Jesús mío dulcísimo, que en vuestra infinita y dulcísima misericordia prometisteis la gracia de la perseverancia final a los que comulgaren en honra de vuestro Sagrado Corazón nueve primeros viernes de mes seguidos: acordaos de esta promesa, y a mí, indigno siervo vuestro, que acabo de recibiros sacramentado con este fin e intención, concededme que muera detestando todos mis pecados, esperando en vuestra inefable misericordia y amando la bondad de vuestro amantísimo y amabilísimo Corazón. Amén.
Corazón de Jesús, casa de Dios y puerta del cielo, tened piedad de nosotros. Padrenuestro...
Corazón de Jesús, rico en todos los que os invocan, tened piedad de nosotros. Padrenuestro...
Corazón de Jesús, esperanza de los que mueren en Vos, tened piedad de nosotros. Padrenuestro...
CONSAGRACIÓN JOVEN AL CORAZÓN DE CRISTO:
Corazón divino de Jesús,
por el Corazón de María,
la mujer nueva de Nazaret,
nos consagramos a tu Corazón
para ser en nuestro mundo
antorcha de esperanza para los decaídos,
alegría para tantos jóvenes
que se encuentran solos y desesperados.
la mujer nueva de Nazaret,
nos consagramos a tu Corazón
para ser en nuestro mundo
antorcha de esperanza para los decaídos,
alegría para tantos jóvenes
que se encuentran solos y desesperados.
Corazón divino de Jesús,
No nos dejes caer en la tentación
de no hacer nada.
Ayúdanos a sembrar los caminos
de amor a los que sufren
y ser entre los jóvenes
constructores de la Civilización del Amor.
de no hacer nada.
Ayúdanos a sembrar los caminos
de amor a los que sufren
y ser entre los jóvenes
constructores de la Civilización del Amor.
Amén.
ACTO DE CONSAGRACIÓN Y DESAGRAVIO AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS:
¡Oh Corazón de Jesús! Yo quiero consagrarme a ti con todo el fervor de mi espíritu. Sobre el ara del altar en que te inmolas por mi amor, deposito todo mi ser; mi cuerpo que respetaré como templo en que tú habitas; mi alma que cultivaré como jardín en que te recreas; mis sentidos, que guardaré como puertas de tentación; mis potencias, que abriré a las inspiraciones de tu gracia; mis pensamientos, que apartaré de las ilusiones del mundo; mis deseos, que pondré en la felicidad del Paraíso; mis virtudes que florecerán a la sombra de tu protección; mis pasiones, que se someterán al freno de tus mandamientos; y hasta mis pecados, que detestaré mientras haya odio en mi pecho, y que lloraré sin cesar mientras haya lágrimas en mis ojos. Mi corazón quiere desde hoy ser para siempre todo tuyo, así como tú, ¡oh Corazón divino! has querido ser siempre todo mío. Tuyo todo, tuyo siempre; no más culpas, no más tibieza. Yo te serviré por los que te ofenden; pensaré en ti por los que te olvidan; te amaré por los que te odian; y rogaré y gemiré, y me sacrificaré por los que te blasfeman sin conocerte. Tú, que penetras los corazones, y sabes la sinceridad de mi deseo, comunícame aquella gracia que hace al débil omnipotente, dame el triunfo del valor en las batallas de la tierra, y cíñeme la oliva de la paz en las mansiones de la gloria.
Amén.
PROMESAS DE JESUCRISTO PARA QUIENES SE CONSAGREN A SU CORAZÓN:
Promesas principales hechas por el Sagrado Corazón de Jesús a Santa Margarita de Alacoque:
1. A las almas consagradas a mi Corazón, les daré las gracias necesarias para su estado.
2. Daré la paz a las familias.
3. Las consolaré en todas sus aflicciones.
4. Seré su amparo y refugio seguro durante la vida, y principalmente en la hora de la muerte
5. Derramaré bendiciones abundantes sobre sus empresas
6. Los pecadores hallarán en mi Corazón la fuente y el océano infinito de la misericordia
7. Las almas tibias se harán fervorosas
8. Las almas fervorosas se elevarán rápidamente a gran perfección
9. Bendeciré las casas en que la imagen de mi Sagrado Corazón esté expuesta y sea honrada.
10. Daré a los sacerdotes la gracia de mover los corazones empedernidos
11. Las personas que propaguen esta devoción, tendrán escrito su nombre en mi Corazón y jamás será borrado de él.
12. A todos los que comulguen nueve primeros viernes de mes continuos, el amor omnipotente de mi Corazón les concederá la gracia de la perseverancia final.
HISTORIA DE LA DEVOCIÓN LA CORAZÓN DE CRISTO:
La devoción al Corazón de Jesús ha existido desde los primeros tiempos de la Iglesia, cuando se meditaba en el costado y el Corazón abierto de Jesús, de donde salió sangre y agua. De ese Corazón nació la Iglesia y por ese Corazón se abrieron las puertas del Cielo. La devoción al Sagrado Corazón está por encima de otras devociones porque veneramos al mismo Corazón de Dios. Pero fue Jesús mismo quien, en el siglo diecisiete, en Paray-le-Monial, Francia, solicitó, a través de una humilde religiosa, que se estableciera definitiva y específicamente la devoción a su Sacratísimo Corazón.
El 16 de junio de 1675 se le apareció Nuestro Señor y le mostró su Corazón a Santa Margarita María de Alacoque. Su Corazón estaba rodeado de llamas de amor, coronado de espinas, con una herida abierta de la cual brotaba sangre y, del interior de su corazón, salía una cruz. Santa Margarita escuchó a Nuestro Señor decir: "He aquí el Corazón que tanto ha amado a los hombres, y en cambio, de la mayor parte de los hombres no recibe nada más que ingratitud, irreverencia y desprecio, en este sacramento de amor." Con estas palabras Nuestro Señor mismo nos dice en qué consiste la devoción a su Sagrado Corazón. La devoción en sí está dirigida a la persona de Nuestro Señor Jesucristo y a su amor no correspondido, representado por su Corazón. Dos, pues son los actos esenciales de esta devoción: amor y reparación. Amor, por lo mucho que Él nos ama. Reparación y desagravio, por las muchas injurias que recibe sobre todo en la Sagrada Eucaristía.
SOLEMNIDAD DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS: (27 DE JUNIO)
Lecturas de la liturgia: (Ciclo A)
Primera Lectura: Deuteronomio 7,6-11
"El Señor se enamoró de vosotros y os eligió"
En aquellos días, Moisés habló al pueblo, diciendo: "Tú eres un pueblo santo para el Señor, tu Dios: él te eligió para que fueras, entre todos los pueblos de la tierra, el pueblo de su propiedad. Si el Señor se enamoró de vosotros y os eligió, no fue por ser vosotros más numerosos que los demás, pues sois el pueblo más pequeño, sino que, por puro amor vuestro, por mantener el juramento que había hecho a vuestros padres, os sacó de Egipto con mano fuerte y os rescató de la esclavitud, del dominio del Faraón, rey de Egipto. Así sabrás que el Señor, tu Dios, es Dios: el Dios fiel que mantiene su alianza y su favor con los que lo aman y guardan sus preceptos, por mil generaciones. Pero paga en su persona a quien lo aborrece, acabando con él. No se hace esperar, paga a quien lo aborrece, en su persona. Pon por obra estos preceptos y los mandatos y decretos que te mando hoy."
Salmo Responsorial: 102
"La misericordia del Señor dura siempre, para los que cumplen sus mandatos."
Bendice, alma mía, al Señor, / y todo mi ser a su santo nombre. / Bendice, alma mía, al Señor, / y no olvides sus beneficios. R. Él perdona todas tus culpas / y cura todas tus enfermedades; / él rescata tu vida de la fosa / y te colma de gracia y de ternura. R. El Señor hace justicia / y defiende a todos los oprimidos; / enseñó sus caminos a Moisés / y sus hazañas a los hijos de Israel. R. El Señor es compasivo y misericordioso, / lento a la ira y rico en clemencia. / No nos trata como merecen nuestros pecados / ni nos paga según nuestras culpas. R.
Segunda Lectura: I Juan 4,7-16
"Dios nos amó"
Queridos hermanos, amémonos unos a otros, ya que el amor es de Dios, y todo el que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios. Quien no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es amor. En esto se manifestó el amor que Dios nos tiene: en que Dios envió al mundo a su Hijo único, para que vivamos por medio de él. En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó y nos envió a su Hijo como víctima de propiciación por nuestros pecados. Queridos, si Dios nos amó de esta manera, también nosotros debemos amarnos unos a otros. A Dios nadie lo ha visto nunca. Si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros y su amor ha llegado en nosotros a sua plenitud. En esto conocemos que permanecemos en él, y él en nosotros: en que nos ha dado de su Espíritu. Y nosotros hemos visto y damos testimonio de que el Padre envió a su Hijo para ser Salvador del mundo. Quien confiese que Jesús es el Hijo de Dios, Dios permanece en él, y él en Dios. Y nosotros hemos conocido el amor que Dios nos tiene y hemos creído en él. Dios es amor, y quien permanece en el amor permanece en Dios, y Dios en él.
Evangelio: Mateo 11,25-30
"Soy manso y humilde de corazón"
En aquel tiempo, exclamó Jesús: "Te doy gracias, Padre, Señor de cielo y tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos y se las has revelado a la gente sencilla. Sí, Padre, así te ha parecido mejor. Todo me lo ha entregado mi Padre, y nadie conoce al Hijo más que el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar. Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Cargad con mi yugo y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis vuestro descanso. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera."
sábado, 21 de junio de 2014
Al amor de los amores Jesús Sacramentado: oración de Santa Teresa de Lisieux.
Sagrario del Altar el nido de tus más tiernos y regalados amores. Amor me pides, Dios mío, y amor me das; tu amor es amor de cielo, y el mío, amor mezclado de tierra y cielo; el tuyo es infinito y purísimo; el mío, imperfecto y limitado. Sea yo, Jesús mío, desde hoy, todo para Ti, como Tú los eres para mi. Que te ame yo siempre, como te amaron los Apóstoles; y mis labios besen tus benditos pies, como los besó la Magdalena convertida. Mira y escucha los extravíos de mi corazón arrepentido, como escuchaste a Zaqueo y a la Samaritana. Déjame reclinar mi cabeza en tu sagrado pecho como a tu discípulo amado San Juan. Deseo vivir contigo, porque eres vida y amor.
Por sólo tus amores, Jesús, mi bien amado, en Ti mi vida puse, mi gloria y porvenir. Y ya que para el mundo soy una flor marchita, no tengo más anhelo que, amándote, morir.
Amen.
¿CRISTO PRESENTE EN LA EUCARISTIA?
Son varios los caminos por los que podemos
acercarnos al Señor Jesús y así vivir una existencia realmente
cristiana, es decir, según la medida de Cristo mismo, de tal manera que
sea Él mismo quien viva en nosotros (ver
Gál 2,20). Una vez ascendido a los cielos el Señor nos dejó su
Espíritu. Por su promesa es segura su presencia hasta el fin del mundo
(ver Mt 28, 20). Jesucristo se hace realmente presente en su Iglesia no
sólo a través de la Sagrada Escritura, sino también, y de manera más
excelsa, en la Eucaristía.
¿Qué quiere decir Jesús con "venid a mí"? Él mismo nos revela el misterio más adelante: "Yo soy el pan de vida. El que venga a mí, no tendrá hambre, el que crea en mí no tendrá nunca sed." (Jn 6, 35). Jesús nos invita a alimentarnos de Él. Es en la Eucaristía donde nos alimentamos del Pan de Vida que es el Señor Jesús mismo.
Cristo, se arguye, podría estar hablando simbólicamente. Él dijo: "Yo soy la vid" y Él no es una vid; "Yo soy la puerta" y Cristo no es una puerta.
Pero el contexto en el que el Señor Jesús afirma que Él es el pan de vida no es simbólico o alegórico, sino doctrinal. Es un diálogo con preguntas y respuestas como Jesús suele hacer al exponer una doctrina.
A las preguntas y objeciones que le hacen los judíos en el Capítulo 6 de San Juan, Jesucristo responde reafirmando el sentido inmediato de sus palabras. Entre más rechazo y oposición encuentra, más insiste Cristo en el sentido único de sus palabras: "Mi carne es verdadera comida y mi sangre verdadera bebida" (v.55).
Esto hace que los discípulos le abandonen (v. 66). Y Jesucristo no intenta retenerlos tratando de explicarles que lo que acaba de decirles es tan solo una parábola. Por el contrario, interroga a sus mismos apóstoles: "¿También vosotros queréis iros?". Y Pedro responde: "Pero Señor... ¿con quién nos vamos si sólo tú tienes palabras de vida eterna?" (v. 67-68).
Los Apóstoles entendieron en sentido inmediato las palabras de Jesús en la última cena. "Tomó pan... y dijo: "Tomad y comed, esto es mi cuerpo." (Lc 22,19). Y ellos en vez de decirle: "explícanos esta parábola," tomaron y comieron, es decir, aceptaron el sentido inmediato de las palabras. Jesús no dijo "Tomad y comed, esto es como si fuera mi cuerpo.es un símbolo de mi sangre".
Alguno podría objetar que las palabras de Jesús "haced esto en memoria mía" no indican sino que ese gesto debía ser hecho en el futuro como un simple recordatorio, un hacer memoria como cualquiera de nosotros puede recordar algún hecho de su pasado y, de este modo, "traerlo al presente" . Sin embargo esto no es así, porque memoria, anamnesis o memorial, en el sentido empleado en la Sagrada Escritura, no es solamente el recuerdo de los acontecimientos del pasado, sino la proclamación de las maravillas que Dios ha realizado en favor de los hombres. En la celebración litúrgica, estos acontecimientos se hacen, en cierta forma, presentes y actuales. Así, pues, cuando la Iglesia celebra la Eucaristía, hace memoria de la Pascua de Cristo y ésta se hace presente: el sacrificio que Cristo ofreció de una vez para siempre en la cruz permanece siempre actual (ver Hb 7, 25-27). Por ello la Eucaristía es un sacrificio (ver Catecismo de la Iglesia Católica nn. 1363-1365).
San Pablo expone la fe de la Iglesia en el mismo sentido: "La copa de bendición que bendecimos, ¿no es acaso comunión con la sangre de Cristo? Y el pan que partimos, ¿no es comunión con el cuerpo de Cristo?". (1Cor 10,16). La comunidad cristiana primitiva, los mismos testigos de la última cena, es decir, los Apóstoles, no habrían permitido que Pablo transmitiera una interpretación falsa de este acontecimiento.
Los primeros cristianos acusan a los docetas (aquellos que afirmaban que el cuerpo de Cristo no era sino una mera apariencia) de no creer en la presencia de Cristo en la Eucaristía: "Se abstienen de la Eucaristía, porque no confiesan que es la carne de nuestro Salvador." San Ignacio de Antioquía (Esmir. VII).
Finalmente, si fuera simbólico cuando Jesús afirma: "El que come mi carne y bebe mi sangre...", entonces también sería simbólico cuando añade: "...tiene vida eterna y yo le resucitaré en el último día" (Jn 6,54). ¿Acaso la resurrección es simbólica? ¿Acaso la vida eterna es simbólica?
Todo, por lo tanto, favorece la interpretación literal o inmediata y no simbólica del discurso. No es correcto, pues, afirmar que la Escritura se debe interpretar literalmente y, a la vez, hacer una arbitraria y brusca excepción en este pasaje.
La carta a los Hebreos dice: "Pero Él posee un sacerdocio perpetuo, porque permanece para siempre... Así es el sacerdote que nos convenía: santo inocente...que no tiene necesidad de ofrecer sacrificios cada día... Nosotros somos santificados, mediante una sola oblación ... y con la remisión de los pecados ya no hay más oblación por los pecados." (Hb 7, 26-28 y 10, 14-18).
La Iglesia enseña que la Misa es un sacrificio, pero no como acontecimiento histórico y visible, sino como sacramento y, por lo tanto, es incruento, es decir, sin dolor ni derramamiento de sangre (ver Catecismo de la Iglesia Católica n. 1367).
Por lo tanto, en la Misa Jesucristo no sufre una "nueva agonía", sino que es la oblación amorosa del Hijo al Padre, "por la cual Dios es perfectamente glorificado y los hombres son santificados" (Concilio Vaticano II. Sacrosanctum Concilium n. 7).
El sacrificio de la Misa no añade nada al Sacrificio de la Cruz ni lo repite, sino que "representa," en el sentido de que "hace presente" sacramentalmente en nuestros altares, el mismo y único sacrificio del Calvario (ver Catecismo de la Iglesia Católica n. 1366; Pablo VI, Credo del Pueblo de Dios n. 24).
El texto de Hebreos 7, 27 no dice que el sacrificio de Cristo lo realizó "de una vez y ya se acabó", sino "de una vez para siempre". Esto quiere decir que el único sacrificio de Cristo permanece para siempre (ver Catecismo de la Iglesia Católica n. 1364). Por eso dice el Concilio: "Nuestro Salvador, en la última cena, ... instituyó el sacrificio eucarístico de su cuerpo y sangre, con el cual iba a perpetuar por los siglos, hasta su vuelta, el sacrificio de la cruz." (ver Concilio Vaticano II, Sacrosanctum Concilium n. 47). Por lo tanto, el sacrificio de la Misa no es una repetición sino re-presentación y renovación del único y perfecto sacrificio de la cruz por el que hemos sido reconciliados.
(Aciprensa.com)
¿Qué quiere decir Jesús con "venid a mí"? Él mismo nos revela el misterio más adelante: "Yo soy el pan de vida. El que venga a mí, no tendrá hambre, el que crea en mí no tendrá nunca sed." (Jn 6, 35). Jesús nos invita a alimentarnos de Él. Es en la Eucaristía donde nos alimentamos del Pan de Vida que es el Señor Jesús mismo.
¿No está Cristo hablando de forma simbólica?
Cristo, se arguye, podría estar hablando simbólicamente. Él dijo: "Yo soy la vid" y Él no es una vid; "Yo soy la puerta" y Cristo no es una puerta.
Pero el contexto en el que el Señor Jesús afirma que Él es el pan de vida no es simbólico o alegórico, sino doctrinal. Es un diálogo con preguntas y respuestas como Jesús suele hacer al exponer una doctrina.
A las preguntas y objeciones que le hacen los judíos en el Capítulo 6 de San Juan, Jesucristo responde reafirmando el sentido inmediato de sus palabras. Entre más rechazo y oposición encuentra, más insiste Cristo en el sentido único de sus palabras: "Mi carne es verdadera comida y mi sangre verdadera bebida" (v.55).
Esto hace que los discípulos le abandonen (v. 66). Y Jesucristo no intenta retenerlos tratando de explicarles que lo que acaba de decirles es tan solo una parábola. Por el contrario, interroga a sus mismos apóstoles: "¿También vosotros queréis iros?". Y Pedro responde: "Pero Señor... ¿con quién nos vamos si sólo tú tienes palabras de vida eterna?" (v. 67-68).
Los Apóstoles entendieron en sentido inmediato las palabras de Jesús en la última cena. "Tomó pan... y dijo: "Tomad y comed, esto es mi cuerpo." (Lc 22,19). Y ellos en vez de decirle: "explícanos esta parábola," tomaron y comieron, es decir, aceptaron el sentido inmediato de las palabras. Jesús no dijo "Tomad y comed, esto es como si fuera mi cuerpo.es un símbolo de mi sangre".
Alguno podría objetar que las palabras de Jesús "haced esto en memoria mía" no indican sino que ese gesto debía ser hecho en el futuro como un simple recordatorio, un hacer memoria como cualquiera de nosotros puede recordar algún hecho de su pasado y, de este modo, "traerlo al presente" . Sin embargo esto no es así, porque memoria, anamnesis o memorial, en el sentido empleado en la Sagrada Escritura, no es solamente el recuerdo de los acontecimientos del pasado, sino la proclamación de las maravillas que Dios ha realizado en favor de los hombres. En la celebración litúrgica, estos acontecimientos se hacen, en cierta forma, presentes y actuales. Así, pues, cuando la Iglesia celebra la Eucaristía, hace memoria de la Pascua de Cristo y ésta se hace presente: el sacrificio que Cristo ofreció de una vez para siempre en la cruz permanece siempre actual (ver Hb 7, 25-27). Por ello la Eucaristía es un sacrificio (ver Catecismo de la Iglesia Católica nn. 1363-1365).
San Pablo expone la fe de la Iglesia en el mismo sentido: "La copa de bendición que bendecimos, ¿no es acaso comunión con la sangre de Cristo? Y el pan que partimos, ¿no es comunión con el cuerpo de Cristo?". (1Cor 10,16). La comunidad cristiana primitiva, los mismos testigos de la última cena, es decir, los Apóstoles, no habrían permitido que Pablo transmitiera una interpretación falsa de este acontecimiento.
Los primeros cristianos acusan a los docetas (aquellos que afirmaban que el cuerpo de Cristo no era sino una mera apariencia) de no creer en la presencia de Cristo en la Eucaristía: "Se abstienen de la Eucaristía, porque no confiesan que es la carne de nuestro Salvador." San Ignacio de Antioquía (Esmir. VII).
Finalmente, si fuera simbólico cuando Jesús afirma: "El que come mi carne y bebe mi sangre...", entonces también sería simbólico cuando añade: "...tiene vida eterna y yo le resucitaré en el último día" (Jn 6,54). ¿Acaso la resurrección es simbólica? ¿Acaso la vida eterna es simbólica?
Todo, por lo tanto, favorece la interpretación literal o inmediata y no simbólica del discurso. No es correcto, pues, afirmar que la Escritura se debe interpretar literalmente y, a la vez, hacer una arbitraria y brusca excepción en este pasaje.
Si la misa rememora el sacrificio de Jesús, ¿Cristo vuelve a padecer el Calvario en cada Misa?
La carta a los Hebreos dice: "Pero Él posee un sacerdocio perpetuo, porque permanece para siempre... Así es el sacerdote que nos convenía: santo inocente...que no tiene necesidad de ofrecer sacrificios cada día... Nosotros somos santificados, mediante una sola oblación ... y con la remisión de los pecados ya no hay más oblación por los pecados." (Hb 7, 26-28 y 10, 14-18).
La Iglesia enseña que la Misa es un sacrificio, pero no como acontecimiento histórico y visible, sino como sacramento y, por lo tanto, es incruento, es decir, sin dolor ni derramamiento de sangre (ver Catecismo de la Iglesia Católica n. 1367).
Por lo tanto, en la Misa Jesucristo no sufre una "nueva agonía", sino que es la oblación amorosa del Hijo al Padre, "por la cual Dios es perfectamente glorificado y los hombres son santificados" (Concilio Vaticano II. Sacrosanctum Concilium n. 7).
El sacrificio de la Misa no añade nada al Sacrificio de la Cruz ni lo repite, sino que "representa," en el sentido de que "hace presente" sacramentalmente en nuestros altares, el mismo y único sacrificio del Calvario (ver Catecismo de la Iglesia Católica n. 1366; Pablo VI, Credo del Pueblo de Dios n. 24).
El texto de Hebreos 7, 27 no dice que el sacrificio de Cristo lo realizó "de una vez y ya se acabó", sino "de una vez para siempre". Esto quiere decir que el único sacrificio de Cristo permanece para siempre (ver Catecismo de la Iglesia Católica n. 1364). Por eso dice el Concilio: "Nuestro Salvador, en la última cena, ... instituyó el sacrificio eucarístico de su cuerpo y sangre, con el cual iba a perpetuar por los siglos, hasta su vuelta, el sacrificio de la cruz." (ver Concilio Vaticano II, Sacrosanctum Concilium n. 47). Por lo tanto, el sacrificio de la Misa no es una repetición sino re-presentación y renovación del único y perfecto sacrificio de la cruz por el que hemos sido reconciliados.
(Aciprensa.com)
SOLEMNIDAD DE CORPUS CHRISTI: (22 DE JUNIO)
Lecturas de la liturgia: (Ciclo A)
Primera Lectura: Deuteronomio 8,2-3.14b-16a
"Te alimentó con el maná, que tú no conocías ni conocieron tus padres"
Moisés habló al pueblo, diciendo: "Recuerda el camino que el Señor, tu Dios, te ha hecho recorrer estos cuarenta años por el desierto; para afligirte, para ponerte a prueba y conocer tus intenciones: si guardas sus preceptos o no. Él te afligió haciéndote pasar hambre, y después te alimentó con el maná, que tú no conocías ni conocieron tus padres, para enseñarte que no sólo vive el hombre de pan, sino de todo cuanto sale de la boca de Dios. No te olvides del Señor, tu Dios, que te sacó de Egipto, de la esclavitud, que te hizo recorrer aquel desierto inmenso y terrible, con dragones y alacranes, un sequedal sin una gota de agua, que sacó agua para ti de una roca de pedernal; que te alimentó en el desierto con un maná que no conocían tus padres."
Salmo Responsorial: 147
"Glorifica al Señor, Jerusalén."
Glorifica al Señor, Jerusalén; / alaba a tu Dios, Sión: / que ha reforzado los cerrojos de tus puertas, / y ha bendecido a tus hijos dentro de ti. R. Ha puesto paz en tus fronteras, / te sacia con flor de harina. / Él envía su mensaje a la tierra, / y su palabra corre veloz. R. Anuncia su palabra a Jacob, / sus decretos y mandatos a Israel; / con ninguna nación obro así, / ni les dio a conocer sus mandatos. R.
Segunda Lectura: I Corintios 10,16-17
"El pan es uno, y así nosotros, aunque somos muchos, formamos un solo cuerpo"
Hermanos: El cáliz de la bendición que bendecimos, ¿no es comunión con la sangre de Cristo? Y el pan que partimos, ¿no es comunión con el cuerpo de Cristo? El pan es uno, y así nosotros, aunque somos muchos, formamos un solo cuerpo, porque comemos todos del mismo pan.
Evangelio: Juan 6,51-58
"Mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida"
En aquel tiempo, dijo Jesús a los judíos: "Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre. Y el pan que yo daré es mi carne para la vida del mundo." Disputaban los judíos entre sí: "¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?" Entonces Jesús les dijo: "Os aseguro que si no coméis la carne del Hijo del hombre y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día. Mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre habita en mí y yo en él. El Padre que vive me ha enviado, y yo vivo por el Padre; del mismo modo, el que come vivirá por mí. Éste es el pan que ha bajado del cielo; no como el de vuestros padres, que lo comieron y murieron; el que come este pan vivirá para siempre."
Primera Lectura: Deuteronomio 8,2-3.14b-16a
"Te alimentó con el maná, que tú no conocías ni conocieron tus padres"
Moisés habló al pueblo, diciendo: "Recuerda el camino que el Señor, tu Dios, te ha hecho recorrer estos cuarenta años por el desierto; para afligirte, para ponerte a prueba y conocer tus intenciones: si guardas sus preceptos o no. Él te afligió haciéndote pasar hambre, y después te alimentó con el maná, que tú no conocías ni conocieron tus padres, para enseñarte que no sólo vive el hombre de pan, sino de todo cuanto sale de la boca de Dios. No te olvides del Señor, tu Dios, que te sacó de Egipto, de la esclavitud, que te hizo recorrer aquel desierto inmenso y terrible, con dragones y alacranes, un sequedal sin una gota de agua, que sacó agua para ti de una roca de pedernal; que te alimentó en el desierto con un maná que no conocían tus padres."
Salmo Responsorial: 147
"Glorifica al Señor, Jerusalén."
Glorifica al Señor, Jerusalén; / alaba a tu Dios, Sión: / que ha reforzado los cerrojos de tus puertas, / y ha bendecido a tus hijos dentro de ti. R. Ha puesto paz en tus fronteras, / te sacia con flor de harina. / Él envía su mensaje a la tierra, / y su palabra corre veloz. R. Anuncia su palabra a Jacob, / sus decretos y mandatos a Israel; / con ninguna nación obro así, / ni les dio a conocer sus mandatos. R.
Segunda Lectura: I Corintios 10,16-17
"El pan es uno, y así nosotros, aunque somos muchos, formamos un solo cuerpo"
Hermanos: El cáliz de la bendición que bendecimos, ¿no es comunión con la sangre de Cristo? Y el pan que partimos, ¿no es comunión con el cuerpo de Cristo? El pan es uno, y así nosotros, aunque somos muchos, formamos un solo cuerpo, porque comemos todos del mismo pan.
Evangelio: Juan 6,51-58
"Mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida"
En aquel tiempo, dijo Jesús a los judíos: "Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre. Y el pan que yo daré es mi carne para la vida del mundo." Disputaban los judíos entre sí: "¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?" Entonces Jesús les dijo: "Os aseguro que si no coméis la carne del Hijo del hombre y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día. Mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre habita en mí y yo en él. El Padre que vive me ha enviado, y yo vivo por el Padre; del mismo modo, el que come vivirá por mí. Éste es el pan que ha bajado del cielo; no como el de vuestros padres, que lo comieron y murieron; el que come este pan vivirá para siempre."
sábado, 14 de junio de 2014
ELEVACIÓN A LA SANTÍSIMA TRINIDAD por Santa Isabel de la Trinidad.
¡Oh, Dios mío, Trinidad a quien adoro!
Ayúdame a olvidarme enteramente de mí para establecerme en Ti, inmóvil y
tranquila, como si mi alma estuviera ya en la eternidad. Que nada pueda
turbar mi paz, ni hacerme salir de Ti, ¡oh mi Inmutable!, sino que cada
minuto me sumerja más en la hondura de tu Misterio.
Inunda mi alma de paz; haz de ella tu cielo, la morada de tu amor y el lugar de tu reposo. Que nunca te deje allí solo, sino que te acompañe con todo mi ser, toda despierta en fe, toda adorante, entregada por entero a tu acción creadora.
Inunda mi alma de paz; haz de ella tu cielo, la morada de tu amor y el lugar de tu reposo. Que nunca te deje allí solo, sino que te acompañe con todo mi ser, toda despierta en fe, toda adorante, entregada por entero a tu acción creadora.
¡Oh, mi Cristo amado, crucificado por amor, quisiera ser una esposa para tu Corazón; quisiera cubrirte de gloria amarte… hasta morir de amor! Pero siento mi impotencia y te pido «ser revestida de Ti mismo»; identificar mi alma con todos los movimientos de la tuya, sumergirme en Ti, ser invadida por Ti, ser sustituida por Ti, a fin de que mi vida no sea sino un destello de tu Vida. Ven a mí como Adorador, como Reparador y como Salvador.
¡Oh, Verbo eterno, Palabra de mi Dios!, quiero pasar mi vida escuchándote, quiero hacerme dócil a tus enseñanzas, para aprenderlo todo de Ti. Y luego, a través de todas las noches, de todos los vacíos, de todas las impotencias, quiero fijar siempre la mirada en Ti y morar en tu inmensa luz. ¡Oh, Astro mío querido!, fascíname para que no pueda ya salir de tu esplendor.
¡Oh, Fuego abrasador, Espíritu de Amor, «desciende sobre mí» para que en mi alma se realice como una encarnación del Verbo. Que yo sea para El una humanidad suplementaria en la que renueve todo su Misterio.
Y Tú, ¡oh Padre Eterno!, inclínate sobre esta pequeña criatura tuya, «cúbrela con tu sombra», no veas en ella sino a tu Hijo Predilecto en quien has puesto todas tus complacencias.
¡Oh, mis Tres, mi Todo, mi Bienaventuranza, Soledad infinita, Inmensidad donde me pierdo!, yo me entrego a Ti como una presa. Sumergíos en mí para que yo me sumerja en Vos, mientras espero ir a contemplar en vuestra luz el abismo de vuestras grandezas.
Sor Isabel de la Trinidad.
TRES ROSTROS DE AMOR, UN SOLO CORAZÓN...
La Trinidad es el término empleado para significar la doctrina central de la religión Cristiana: la verdad que en la unidad del Altísimo, hay Tres Personas, el Padre, el Hijo, y el Espíritu Santo, estas Tres Personas siendo verdaderamente distintas una de la otra. De este modo, en palabras del Credo Atanasio: "El Padre es Dios, el Hijo es Dios, y el Espíritu Santo es Dios, y, sin embargo, no hay tres Dioses sino uno solo".
En esta Trinidad de Personas, el Hijo proviene del Padre por una generación eterna, y el Espíritu Santo procede por una procesión eterna del Padre y el Hijo. Sin embargo y a pesar de esta diferencia, en cuanto al orígen, las Personas son co-eternas y co-iguales: todos semejantes no creados y omnipotentes. Esto, enseña la Iglesia, es la revelación en relación a la naturaleza de Dios, donde Jesucristo, el Hijo de Dios, vino al mundo a entregarla al mundo: y la cual, la Iglesia, propone al hombre como el fundamento de todo su sistema dogmático. En las Escrituras, aún no hay ningún término por el cual las Tres Personas Divinas sean denotadas juntas. La palabras trias ( de la cual su traducción latina es trinitas) fué primeramente encontrada en Teófilo de Antioquía cerca del año 180 D.C. El habla de "la Trinidad de Dios (el Padre), su Palabra y su Sabiduría ("Ad. Autol.", II, 15). El término, desde era usado antes de su tiempo. Más tarde, aparece en su forma Latina de trinitas en Tertuliano ("De pud". C. Xxi). En el siglo siguiente, la palabra tiene uso general.
Se encuentra en muchos pasajes de Orígenes ("In Ps. Xvii", 15). El primer credo en el cual aparece es aquel del pupilo de Orígenes, Gregorio Thaumaturgus. En su Ekthesis tes pisteos compuesto entre los años 260 and 270, escribe: Por lo tanto, no hay nada creado, nada sujeto a otro en la Trinidad: tampoco hay nada que haya sido añadido como si alguna vez no hubiera existido, pero que ingresó luego: por lo tanto, el Padre nunca ha estado sin el Hijo, ni el Hijo sin el Espíritu: y esta misma Trinidad es inmutable e inalterable por siempre. (P.G.,X, 986). Es evidente que un dogma tan misterioso, presupone una revelación Divina. Cuando el hecho de la revelación, entendida en su sentido total como el discurso de Dios al hombre, ya no es admitida, el rechazo a la doctrina le sigue como consecuencia necesaria.
Por esta razón, no tiene lugar en el Protestantismo Liberal de hoy. Los escritores de esta escuela sostienen que la doctrina de la Trinidad, como profesada por la Iglesia, no está contenida en el Nuevo Testamento, sino que fué formulada por primera vez en el siglo II recibiendo aprobación final en el siglo cuarto, como resultado de las controversias Arianas y Macedonias. En virtud de esta aserción es necesario considerar con algún detalle, la evidencia entregada por las Sagradas Escrituras. Recientemente, se han hecho algunos intentos por aplicar las teorías mas extremas de religiones comparativas para la doctrina de la Trinidad y responder a ella a través de una ley natural imaginaria que urge a los hombres a agrupar los objetos de su adoración en tres. Parece innecesario dar más referencia a estos extravagantes puntos de vista, los cuales pensadores serios de cada escuela rechazan como carentes de fundamento.
(Aciprensa.com)
SOLEMNIDAD DE LA SANTISIMA TRINIDAD: (15 DE JUNIO)
Lecturas de la liturgia: (Ciclo A)
Primera Lectura: Exodo 34,4b-6.8-9
"Señor, Señor, Dios compasivo y misericordioso"
En aquellos días, Moisés subió de madrugada al monte Sinaí, como le había mandado el Señor, llevando en la mano las dos tablas de piedra. El Señor bajó en la nube y se quedó con él allí, y Moisés pronunció el nombre del Señor. El Señor pasó ante él, proclamando: "Señor, Señor, Dios compasivo y misericordioso, lento a la ira y rico en clemencia y lealtad". Moisés, al momento, se inclinó y se echó por tierra. Y le dijo: "Si he obtenido tu favor, que mi Señor vaya con nosotros, aunque ése es un pueblo de cerviz dura; perdona nuestras culpas y pecados y tómanos como heredad tuya."
Interleccional: A ti gloria y alabanza por los siglos.
Daniel 3
Bendito eres, Señor, Dios de nuestros padres, / bendito tu nombre santo y glorioso. R. Bendito eres en el templo de tu santa gloria. R. Bendito eres sobre el trono de tu reino. R. Bendito eres tú, que, sentado sobre querubines, / sondeas los abismos. R. Bendito eres en la bóveda del cielo. R.
Segunda Lectura: II Corintios 13,11-13
"La gracia de Jesucristo, el amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo"
Hermanos: Alegraos, enmendaos, animaos; tened un mismo sentir y vivid en paz. Y el Dios del amor y de la paz estará con vosotros. Saludaos mutuamente con el beso ritual. Os saludan todos los santos. La gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo esté siempre con todos vosotros.
Evangelio: Juan 3,16-18
"Dios mandó a su Hijo para que el mundo se salve por él"
Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único para que no perezca ninguno de los que creen en él, sino que tengan vida eterna. Porque Dios no mandó su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él. El que cree en él no será juzgado; el que no cree ya está juzgado, porque no ha creído en el nombre del Hijo único de Dios.
Primera Lectura: Exodo 34,4b-6.8-9
"Señor, Señor, Dios compasivo y misericordioso"
En aquellos días, Moisés subió de madrugada al monte Sinaí, como le había mandado el Señor, llevando en la mano las dos tablas de piedra. El Señor bajó en la nube y se quedó con él allí, y Moisés pronunció el nombre del Señor. El Señor pasó ante él, proclamando: "Señor, Señor, Dios compasivo y misericordioso, lento a la ira y rico en clemencia y lealtad". Moisés, al momento, se inclinó y se echó por tierra. Y le dijo: "Si he obtenido tu favor, que mi Señor vaya con nosotros, aunque ése es un pueblo de cerviz dura; perdona nuestras culpas y pecados y tómanos como heredad tuya."
Interleccional: A ti gloria y alabanza por los siglos.
Daniel 3
Bendito eres, Señor, Dios de nuestros padres, / bendito tu nombre santo y glorioso. R. Bendito eres en el templo de tu santa gloria. R. Bendito eres sobre el trono de tu reino. R. Bendito eres tú, que, sentado sobre querubines, / sondeas los abismos. R. Bendito eres en la bóveda del cielo. R.
Segunda Lectura: II Corintios 13,11-13
"La gracia de Jesucristo, el amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo"
Hermanos: Alegraos, enmendaos, animaos; tened un mismo sentir y vivid en paz. Y el Dios del amor y de la paz estará con vosotros. Saludaos mutuamente con el beso ritual. Os saludan todos los santos. La gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo esté siempre con todos vosotros.
Evangelio: Juan 3,16-18
"Dios mandó a su Hijo para que el mundo se salve por él"
Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único para que no perezca ninguno de los que creen en él, sino que tengan vida eterna. Porque Dios no mandó su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él. El que cree en él no será juzgado; el que no cree ya está juzgado, porque no ha creído en el nombre del Hijo único de Dios.
jueves, 12 de junio de 2014
viernes, 6 de junio de 2014
VENI CREATOR SPIRITUS - VEN CREDOR ESPIRITU
Latín: | Español: |
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"SE LES APARECIERON UNAS LENGUAS COMO DE FUEGO QUE SE REPARTIERON SOBRE CADA UNO DE ELLOS"
Una festividad universal de la iglesia,
mediante la cual se conmemora el descendimiento del Espíritu Santo sobre
los Apóstoles, a los cincuenta días
después de la Resurrección de Cristo, en el festival judío llamado
"festejo de las semanas" o Pentecostés (Ex., xxxiv, 22; Deut., xvi, 10).
En algunos lugares es llamado el "domingo de blanco" ("whitesunday")
debido a los ropajes blancos que son portados por aquellos que son
bautizados durante la vigilia. Pentecostés ("Pfingsten" en alemán), es
la denominación griega por "quincuagésimo", 50o., día después de la
Pascua. Se trata de una festividad cristiana que data del siglo primero,
aunque no hay evidencia de que haya sido observada tan antiguamente
como la Pascua, el pasaje en Corintios I (xvi, 8) probablemente se
refiere a una festividad judía. Esto no es sorprendente ya que el
festejo originalmente duraba un sólo día y se realizaba en domingo.
Además estaba muy estrechamente relacionada con la Pascua de manera que
se podría tratar de una actividad en la terminación pascual. El hecho de
que Pentecostés era una festividad que ya pertenecía a los tiempos
apostólicos lo constata el séptimo de los fragmentos (interpolados) cuya
autoría es atribuida a San Irineo. En Tertuliano (De bat., xix) el
festival aparece como ya firmemente establecido. El Peregrino Gallic, da
detallada cuenta de como esta festividad era observada de manera
solemne en Jerusalén ("Peregin. Silvae", ed. Geyer, iv). Las
Constituciones Apostólicas (V, xx, 17) señalan que Pentecostés tenía la
duración de una semana, pero en Occidente no fue observada su ejecución
de ocho días sino hasta fecha más tarde. De acuerdo a Berno de Reichenau
(1048) fue un aspecto controversial la duración del festejo de
Pentecostés. En la actualidad la fiesta tiene un rango similar al del
Domingo de Resurrección o Pascua. Durante la vigilia, los catecúmenos
eran bautizados, consecuentemente, las ceremonias del sábado eran
similares a las observadas en Sábado Santo. El oficio de Pentecostés
tiene sólo un nocturno, durante toda la semana. En la tercera hora tiene
el "Veni Creator", el cual es cantado en lugar del himno de costumbre,
debido a que en el tercera hora se considera que descendió el Espíritu
Santo. La Misa completa tiene una secuencia de "Veni Sancte Spiritus",
la autoría del cual se atribuye al Rey Roberto de Francia. El color del
ropaje sacerdotal es rojo, como un símbolo de las lenguas de fuego que
descendieron. Con anterioridad, las cortes no funcionaban durante la
semana entera y los trabajos clericales fueron prohibidos. El Concilio
de Constanza (1094), limitó estas prohibiciones a los primeros tres días
de la semana. El resto correspondiente al sábado (sabat) y el martes,
fueron abolidos en 1771, y en muchos territorios de misión también el
lunes. Este último día fue eliminado de observancia estricta por San Pío
X en 1911. Aún hoy día, tal y como sucede en la Pascua, el rango
litúrgico de lunes y martes de la semana de Pentecostés el del tipo
Doble de Primera Clase. En Italia fue costumbre que se lanzaran pétalos
de rosas desde el cielo de las iglesias, simbolizando así el milagro de
las lenguas de fuego, con base en ello, el domingo de Pentecostés es
llamado en Sicilia y en otras regiones italianas, como Pascha Rosatum,
nombre que proviene del uso de los ropajes rojos de la ocasión. En
Francia la costumbre incluyó el toque de trompetas durante los
servicios, con el objeto de recordar el sonido y estruendo que debió
acompañar el descenso del Espíritu Santo. En Inglaterra, la nobleza se
entretenía con carreras de caballos. En la actualidad el festival de
Whitsun Ales es prácticamente obsoleto. En las vísperas de Pentecostés,
en las iglesias orientales, servicios extraordinarios con genuflexión o
arrodillamientos, fueron acompañados por largas lecturas y recitaciones
poéticas y de los salmos (de Maltzew, "Fasten-und Blumen Triodion", p.
898 en donde se identifica el servicio completo de carácter greco-ruso;
también en Baumstark, "Jacobit, Fest Brevier", p. 255). Para los
festejos de Pentecostés, los rusos llevan flores y ramas verdes en sus
manos. Fuente: La Enciclopedia Católica.
SOLEMNIDAD DE PENTECOSTES: (8 DE JUNIO)
Lecturas de la liturgia: (Ciclo A)
Primera Lectura: Hechos 2,1-11
"Se llenaron todos de Espíritu Santo y empezaron a hablar"
Al llegar el día de Pentecostés, estaban todos reunidos en el mismo lugar. De repente, un ruido del cielo, como de un viento recio, resonó en toda la casa donde se encontraban. Vieron aparecer unas lenguas, como llamaradas, que se repartían, posándose encima de cada uno. Se llenaron todos de Espíritu Santo y empezaron a hablar en lenguas extranjeras, cada uno en la lengua que el Espíritu le sugería. Se encontraban entonces en Jerusalén judíos devotos de todas las naciones de la tierra. Al oír el ruido, acudieron en masa y quedaron desconcertados, porque cada uno los oía hablar en su propio idioma. Enormemente sorprendidos preguntaban: "¿No son galileos todos esos que están hablando? Entonces, ¿cómo es que cada uno los oímos hablar en nuestra lengua nativa? Entre nosotros hay partos, medos y elamitas, otros vivimos en Mesopotamia, Judea, Capadocia, en el Ponto y en Asia, en Frigia o en Panfilia, en Egipto o en la zona de Libia que limita con Cirene; algunos somos forasteros de Roma, otros judíos o prosélitos; también hay cretenses y árabes; y cada uno los oímos hablar de las maravillas de Dios en nuestra propia lengua."
Salmo Responsorial: 103
"Envía tu Espíritu, Señor, y repuebla la faz de la tierra."
Bendice, alma mía, al Señor: / ¡Dios mío, qué grande eres! / Cuántas son tus obras, Señor; / la tierra está llena de tus criaturas. R. Les retiras el aliento, y expiran / y vuelven a ser polvo; / envías tu aliento, y los creas, / y repueblas la faz de la tierra. R. Gloria a Dios para siempre, / goce el Señor con sus obras. / Que le sea agradable mi poema, / y yo me alegraré con el Señor. R.
Segunda Lectura: I Corintios 12,3b-7.12-13
"Hemos sido bautizados en un mismo Espíritu, para formar un solo cuerpo"
Hermanos: Nadie puede decir "Jesús es Señor", si no es bajo la acción del Espíritu Santo. Hay diversidad de dones, pero un mismo Espíritu; hay diversidad de ministerios, pero un mismo Señor; y hay diversidad de funciones, pero un mismo Dios que obra todo en todos. En cada uno se manifiesta el Espíritu para el bien común. Porque, lo mismo que el cuerpo es uno y tiene muchos miembros, y todos los miembros del cuerpo, a pesar de ser muchos, son un solo cuerpo, así es también Cristo. Todos nosotros, judíos y griegos, esclavos y libres, hemos sido bautizados en un mismo Espíritu, para formar un solo cuerpo. Y todo hemos bebido de un solo Espíritu.
Evangelio: Juan 20,19-23
"Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo. Recibid el Espíritu Santo"
Al anochecer de aquel día, el día primero de la semana, estaban los discípulos en su casa, con las puertas cerradas por miedo a los judíos. Y en esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo: "Paz a vosotros." Y, diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Jesús repitió: "Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envió yo." Y, dicho esto, exhaló su aliento sobre ellos y les dijo: "Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos."
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