viernes, 31 de octubre de 2014

MIS ARMAS - Poesía de Santa Teresa del Niño Jesús, Doctora de la Iglesia.


"Revestíos de las armas de Dios,
para poder resistir los estratagemas
del enemigo" (San Pablo).


"La esposa del rey es terrible,
como un ejército en orden de batalla.
Se parece a un coro de música
en medio de un campamento" (Cant. de los Cant.)



Vestí las armas del Omnipotente,
y su mano divina me adornó.
Nada me hará temer en adelante,
¿quién podrá separarme de su amor?
A su lado, lanzándome al combate,
ya ni al fuego ni al hierro temeré.
Sabrán mis enemigos que soy reina,
que esposa soy de un Dios.
Guardaré la armadura que me ciño,
Jesús, ante tus ojos adorados,
y hasta la última tarde del destierro
serán mis votos mi mejor adorno.



Eres tú, ¡oh Pobreza!,
mi primer sacrificio,
te llevará conmigo hasta la muerte.
Sé que el atleta, puesto en el estadio,
para correr de todo se despoja.
Gustad, mundanos, vuestra angustia y pena,
de vuestra vanidad amargos frutos;
yo, jubilosa, alcanzaré en la arena
de la pobreza las triunfales palmas.
Jesús dijo que "por la violencia
el reino de los cielos se conquista".
Me servirá de lanza la pobreza,
y de glorioso casco.


Hermana de los ángeles
victoriosos y puros
la Castidad me hace.
Formar espero un día en sus falanges;
mas debo en el destierro
como lucharon ellos luchar yo.
Luchar continuamente,
sin descanso ni tregua,
por mi Esposo adorado,
el Señor de los señores.
Porque es la castidad celeste espada
que puede conquistarle corazones.
La castidad será mi arma invencible,
con ella venceré a mis enemigos.
Por ella llego a ser,
¡oh inefable ventura!,
la esposa de Jesús.


En medio de la luz gritó, orgulloso,
el ángel:
"¡Nunca obedeceré...!"
En medio de la noche de la tierra
yo grito:
"¡Siempre obedeceré!"
Siento nacer en mí
una divina audacia,
al furor del infierno desafío.
Y es mi fuerte coraza
y de mi corazón escudo fuerte,
la Obediencia.
¡Oh mi Dios vencedor!,
no ambiciono otra gloria
que la de someter
mi voluntad en todo,
pues será el obediente
quien cantará victoria
en el descanso de la eternidad.


Si tengo del guerrero
las poderosas armas
y le imito luchando bravamente,
quiero también como graciosa virgen
cantar mientras combato.
Tú haces vibrar las cuerdas de tu lira,
¡y es tu lira, Jesús, mi corazón!
Por eso, cantar puedo
la fuerza y la dulzura
de tus misericordias.
Sonriendo, yo afronto la metralla,
y en tus brazos, cantando,
¡oh --divino Esposo--, mi divino Esposo!,
moriré sobre el campo de batalla,
¡las armas en la mano!

 (Teresa del Niño Jesús y la Santa Faz - 25 de Marzo de 1897.)


Poema Musicalizado por Natasha St-Pier y Sonia Lacen en el album Thérèse "Vivre D'amour":

 

jueves, 30 de octubre de 2014

MIS DESEOS JUNTO A JESÚS ESCONDIDO EN SU PRISIÓN DE AMOR - Poesía de Santa Teresa del Niño Jesús, Doctora de la Iglesia.

 
Llavecita, yo te envidio,
porque puedes cada día
abrir y cerrar la puerta
de la cárcel donde mora
el Dios hecho Eucaristía.
Mas ¡oh dichoso milagro!,
por la virtud de mi fe
y de mi amor también puedo
el tabernáculo abrir
y en él esconderme yo
cerca de mi amado Rey.
 
Quisiera en el santuario
junto a mi Dios consumirme,
y, como tú, lamparilla,
brillar siempre en el misterio.
¡Oh qué dicha!, yo también
unas llamas tengo en mí,
y con ellas ganar puedo
para Jesús muchas almas
y abrasarlas en su amor...

En cada aurora te envidio,
piedra santa del altar.
Como un día en el establo,
veo en ti nacer a Dios.
Atiende mi humilde ruego,
ven a mi alma, mi Señor.
Lejos de hallar piedra fría,
en ella hallarás el eco
de tu propio corazón.

Corporales, rodeados
de ángeles, también yo
envidia os tengo a vosotros.
Como los limpios pañales,
envolvéis a mi Jesús,
mi único y solo tesoro.
Mi corazón cambia, ¡oh Virgen!,
en corporal puro y bello,
para poder recibir
la hostia blanca do se esconde
tu amado y dulce Cordero.

Patena santa, te envidio.
En ti viene a reposar
Jesús, el Verbo hecho carne.
¡Que su infinita grandeza
se digne abajarse a mí...!
Jesús colma mi esperanza
sin esperar a que llegue
la tarde de mi destierro.
¡Viene a mí! Con su presencia
me hace su custodia viva...

Yo quisiera ser el cáliz
en el que adoro la sangre
de mi Dios y Salvador.
Mas puedo en la santa Misa
recogerla cada día.
A Jesús le gusta mi alma
más que los vasos de oro.
El altar es un Calvario
donde por mí y para mí
se derrama gota a gota
toda su sangre divina.

¡Oh Jesús, viña sagrada!,
lo sabes, mi Rey divino:
soy un racimo dorado
que han de arrancar para ti.
Exprimida en el lagar
del oscuro sufrimiento,
yo te probaré mi amor.
Mi único gozo será
inmolarme cada día.

¡Oh qué suerte para mí!
Fui contada entre los granos
de maduro y puro trigo
destinados a perder
por Jesús su ser y vida.
¡Oh exquisito arrobamiento!
Tu esposa querida soy,
ven, mi Amado, vive en mí.
¡Ven, tu belleza me encanta,
ven a transformarme en ti!

 (Teresa del Niño Jesús y la Santa Faz - Otoño de 1895.)

Poema Musicalizado por el ministerio de música Jésed:

miércoles, 29 de octubre de 2014

ARROJAR FLORES - Poesía de Santa Teresa del Niño Jesús, Doctora de la Iglesia.


Jesús, Amado mío,
al pie de tu calvario
quiero, todas las tardes,
arrojarte mis flores,
deshojarte mi rosa
-mi rosa primavera -
y enjugar con sus pétalos
tu llanto, mi Señor.
    
¡Arrojarte mis flores,
ofrecerte en primicia
sacrificios pequeños,
mis suspiros más leves,
mis dolores más hondos,
y mi dicha y mis penas...,
arrojarte mis flores
y mi rosa, Señor!

 De tu inmensa belleza
se ha prendado mi alma.
Yo quiero prodigarte
mis flores y perfumes,
por tu amor arrojarlos
sobre el ala del viento
e inflamar corazones
para ti, mi Señor.

Y cuando sufro y lucho
por salvar pecadores,
arrojarte mis flores.
Mis flores son el arma
que me da la victoria.
Te desarmo y te venzo
con mis flores, Señor.

Mis flores con sus pétalos
acarician tu rostro
y te dicen que es tuyo
todo mi corazón.
De mi rosa en deshoje
tú entiendes el lenguaje,
miras y le sonríes
a mi amor tú, Señor.

¡Arrojarte mis flores,
repetir mi alabanza
es mi única alegría,
es todo mi placer
en este oscuro valle
de sombras y de lágrimas!
Al cielo pronto iré,
con los pequeños ángeles
iré a arrojarte flores
¡mis flores, oh Señor!


 (Teresa del Niño Jesús y la Santa Faz - 28 de Junio de 1896.)

Poema Musicalizado:

martes, 28 de octubre de 2014

MI CANTO DE HOY - Poesía de Santa Teresa del Niño Jesús, Doctora de la Iglesia.


Mi vida es un instante, una efímera hora,
momento que se evade y que huye veloz.
Para amarte, Dios mío, en esta pobre tierra
no tengo más que un día:
¡sólo el día de hoy!
 
 ¡Oh, Jesús, yo te amo! A ti tiende mi alma.
Sé por un solo día mi dulce protección,
ven y reina en mi pecho, ábreme tu sonrisa
¡nada más que por hoy!


¿Qué me importa que en sombras esté envuelto el futuro?
Nada puedo pedirte, Señor, para mañana.
Conserva mi alma pura, cúbreme con tu sombra
¡nada más que por hoy!


Si pienso en el mañana, me asusta mi inconstancia,
siento nacer tristeza, tedio en mi corazón.
Pero acepto la prueba, acepto el sufrimiento
¡nada más que por hoy!


¡Oh Piloto divino, cuya mano me guía!,
en la ribera eterna pronto te veré yo.
Por el mar borrascoso gobierna en paz mi barca
¡nada más que por hoy!


¡Ah, deja que me esconda en tu faz adorable,
allí no oiré del mundo el inútil rumor.
Dame tu amor, Señor, consérvame en tu gracia
¡nada más que por hoy!


Cerca yo de tu pecho, olvidada de todo,
no temo ya, Dios mío, los miedos de la noche.
Hazme un sitio en tu pecho, un sitio, Jesús mío,
¡nada más que por hoy!


Pan vivo, Pan del cielo, divina Eucaristía,
¡conmovedor misterio que produjo el amor!
Ven y mora en mi pecho, Jesús, mi blanca hostia,
¡nada más que por hoy!


Uneme a ti, Dios mío, Viña santa y sagrada,
y mi débil sarmiento dará su fruto bueno,
y yo podré ofrecerte un racimo dorado,
¡oh Señor, desde hoy!


Es de amor el racimo, sus granos son las almas,
para formarlo un día tengo, que huye veloz.
¡Oh, dame, Jesús mío, el fuego de un apóstol
nada más que por hoy!


¡Virgen inmaculada, oh tú, la dulce Estrella
que irradias a Jesús y obras con él mi unión!,
deja que yo me esconda bajo tu velo, Madre,
¡nada más que por hoy!


 ¡Oh ángel de mi guarda, cúbreme con tus alas,
que iluminen tus fuegos mi peregrinación!
Ven y guía mis pasos, ayúdame, ángel mío,
¡nada más que por hoy!


 A mi Jesús deseo ver sin velo, sin nubes.
Mientras tanto, aquí abajo muy cerca de él estoy.
Su adorable semblante se mantendrá escondido
¡nada más que por hoy!


Yo volaré muy pronto para ensalzar sus glorias,
cuando el día sin noche se abra a mi corazón.
Entonces, con la lira de los ángeles puros,
¡yo cantaré el eterno, interminable hoy!

 (Teresa del Niño Jesús y la Santa Faz - 1 de Junio de 1894.)

Poema Musicalizado por las Carmelitas del Mar de Plata - Argentina:

 

martes, 21 de octubre de 2014

Oración Oficial a Santa Laura Montoya:

Dios misericordioso, que prodigaste tu amor y tus dones a Santa Laura Montoya, haciendola fiel discipula de tu Hijo y misionera de los mas pobres; concédenos, por su intercesión que, movimos por la fuerza de tu Espíritu, anunciemos a todos el evangelio, alcancemos el don de la paz y si es tu voluntad, encontremos ayuda en nuestra necesidad .
Amén.

"Mensajera de amor que partiste veloz, de esta tierra hacia el cielo, para estar con tu Dios"

El GOLPE DEL HORMIGUERO - Santa Laura Montoya


Nuestra Santa, no tiene nada que envidiarle a Santas como Teresa de Jesús, Ángela de Foligno o la misma Catalina de Siena!!!. Ella es una mística al puro estilo Colombiano que aunque no recibió visiones extraordinarias si tuvo un contacto con Dios profundo, eterno, transformante y para nada común.

El primero de estos fenómenos místicos ocurre cuando ella solo tiene 7 años, en 1881. Ella lo relata así:


"No puedo asegurar que esto haya sido a los siete años pero tendría un poco más, si no fuera en esa edad precisa.

Me entretenía, como siempre, en seguir unas hormigas que cargaban sus provisiones de hojas. ¡Era una mañana, la que llamo la más bella de mi vida! Estaba a una cuadra más o menos delante de la casa, en sitio perfectamente visible. Iba con las hormigas hasta el árbol que deshojaban y volvía con ellas al hormiguero. Observaba los saludos que se daban (así llamaba yo lo que hacen ellas entre sí, algunas veces, cuando se encuentran) las veía dejar su carga, darla a otra, y entrar por la boca del hormiguero.

Les quitaba la carga y me complacía en ayudarlas llevándoles hojitas hasta la entrada de su mansión de tierra, en donde me las recibían las que salían de aquel misterioso hoyo. Así me entretenía engañándolas a veces y a veces acariciándolas con grande cariño, cuando... ¿Cómo le diré? ¡Ay! ¡Dios sabe padre que estas cosas son tan íntimas y que es tan duro decirlas! Sólo la obediencia las saca fuera. ¡Fui como herida por un rayo, yo no se decir más! Aquel rayo fue un conocimiento de Dios y de sus grandezas, tan hondo, tan magnífico, tan amoroso, que hoy después de tanto estudiar y aprender, no sé más de Dios, que lo que supe entonces. ¿Cómo fue esto? ¡Imposible decirlo! Supe que había Dios, como lo sé ahora y mucho más intensamente; no sé decir más. 

Lo sentí por largo rato, sin saber cómo sentía, ni lo que sentía, ni pude hablar. Por fin terminé llorando y gritando recio, recio, como si para respirar necesitara de ello. Por fortuna estaba a distancia de ser oída de los de la casa. Lloré mucho rato de alegría, de opresión amorosa, y grité. Miraba de nuevo al hormiguero, en él sentía a Dios, con una ternura desconocida. Volvía los ojos al cielo y gritaba, llamándolo como una loca. Lloraba porque no lo veía y gritaba más. Siempre el amor se convierte en dolor. Éste casi me mata.

Desde entonces padre, me lancé a Él, era precisamente lo que buscaba, lo que mi alma echaba de menos. Mis lágrimas por no verlo eran amargas... pero lo tenía. Hoy todavía siento deseos de gritar al recuerdo de esto y me estremezco".

"El Golpe del Hormiguero" detalle de una de las placas que adornan el monumento a la Madre Laura Montoya, que se encuentra frente al santuario que ella construyó, levantado por la Gobernación de Antioquia en 1995.

El Si del Alma en el Vaticano - Santa Laura Montoya - Canonización 2013.

MISIONERA - Poema a Santa Laura Montoya.


Ante la cruz de Cristo arrodillada
clamaba por los pobres y olvidados,
de lágrimas cubierta la mirada

besaba, de Jesús, los pies clavados.

Su infinita ternura regalada
sin temor, a los más necesitados,
era un grato milagro que a la nada
convertía en altares adornados.

Consagrada de lleno a las misiones
su presencia colmaba corazones,
y su alma eternamente bendecida

con el aura de cándida dulzura:
Es prodigiosa lumbre que, perdura,
cual ejemplo de amor en esta vida.

"Santa Laura Montoya, te rogamos,
por la paz de una patria dolorida"


RAFAEL HUMBERTO LIZARAZO G.
Tunja - Boyacá - Colombia.
 

miércoles, 15 de octubre de 2014

ORACIÓN PARA EL V CENTENARIO DEL NACIMIENTO DE LA S.M TERESA DE JESÚS:


Dios, Padre nuestro,
te alabamos y te bendecimos,
porque nos concedes la gracia de celebrar
el V centenario del nacimiento
de Santa Teresa de Jesús.

Señor Jesucristo, "amigo verdadero",
ayúdanos a crecer en tu amistad,
para que, como Teresa, hija de la Iglesia,
demos testimonio de tu alegría ante el mundo,
atentos a las necesidades
de la Humanidad.


Espíritu Santo,
ayúdanos a avanzar,
"con limpia conciencia y humildad",
en el camino de la vida interior,
cimentados en la verdad,
con renovado desprendimiento,
y amor fraterno incondicional.


Como Teresa de Jesús,
maestra de espiritualidad,
enséñanos a orar de todo corazón:
"Vuestra soy, Señor, para Vos nací
¿qué mandáis hacer de mi?


Amén.

Himno V Centenario de Santa Teresa de Jesús. 1515 - 2015

MI AMADO ES PARA MI Y YO SOY PARA MI AMADO - Poesía de Santa Teresa de Jesús, Doctora de la Iglesia.



Ya toda me entregué y di,
y de tal suerte he trocado,
que mi Amado es para mí
y yo soy para mi Amado.

Cuando el dulce Cazador
me tiró y dejó herida,
en los brazos del amor
mi alma quedó rendida;
y, cobrando nueva vida,
de tal manera he trocado,
que mi Amado es para mí
y yo soy para mi Amado.


Hirióme con una flecha
enherbolada de amor,
y mi alma quedó hecha
una con su Criador;
Ya yo no quiero otro amor,
pues a mi Dios me he entregado,
y mi Amado es para mí
y yo soy para mi Amado.

Mi Amado es para Mí - Teresa de Jesús

VEISME AQUI, MI DULCE AMOR - Poesía de Santa Teresa de Jesús, Doctora de la Iglesia.



Veisme aquí, mi dulce Amor,
Amor dulce, veisme aquí.
¿Qué mandáis hacer de mi?
Veis aquí mi corazón.

Yo le pongo en vuestra palma
mi cuerpo, mi vida y alma,
mis entrañas y afición;
dulce Esposo y redención,
pues por vuestra me ofrecí.


¿Qué mandáis hacer de mí?

Dadme muerte, dadme vida:
dad salud o enfermedad,
honra o deshonra me dad,
dadme guerra o paz cumplida,
flaqueza o fuerza a mi vida,
que a todo diré que sí.


¿Qué queréis hacer de mí?

Dadme riqueza o pobreza,
dad consuelo o desconsuelo,
dadme alegría o tristeza,
dadme infierno o dadme cielo,
vida, dulce, sol sin velo,
pues del todo me rendí.


¿Qué mandáis hacer de mí?

Si queréis, dadme oración,
si no, dadme sequedad,
si abundancia y devoción,
y si no esterilidad,
soberana Majestad,
sólo hallo paz aquí.


¿Qué mandáis hacer de mí?

Si queréis que esté holgando,
quiero por amor holgar,
si me mandáis trabajar,
morir quiero trabajando.

El Beato Pablo VI proclama Doctora de la Iglesia en 1970.

SANTA TERESA DE JESÚS, Virgen, Mistica, Fundadora de la Orden Carmelita Descalza, Patrona de los Escritores Españoles y "DOCTORA DE LA IGLESIA UNIVERSAL": (15 DE OCTUBRE)


Nació en Ávila, España, el 28 de marzo de 1515.

Su nombre, Teresa de Cepeda y Ahumada, hija de Alonso Sánchez de Cepeda y Beatriz Dávila Ahumada. En su casa eran 12 hijos. Tres del primer matrimonio de Don Alonso y nueve del segundo, entre estos últimos, Teresa. Escribe en su autobiografía: "Por la gracia de Dios, todos mis hermanos y medios hermanos se asemejaban en la virtud a mis buenos padres, menos yo".

De niños, ella y Rodrigo, su hermano, eran muy aficionados a leer vidas de santos, y se emocionaron al saber que los que ofrecen su vida por amor a Cristo reciben un gran premio en el cielo. Así que dispusieronse irse a tierras de mahometanos a declararse amigos de Jesús y así ser martirizados para conseguir un buen puesto en el cielo. Afortunadamente, por el camino se encontraron con un tío suyo que los regresó a su hogar. Entonces dispusieronse construir una celda en el solar de la casa e irse a rezar allá de vez en cuando, sin que nadie los molestara ni los distrajese.

La mamá de Teresa murió cuando la joven tenía apenas 14 años. Ella misma cuenta en su autobiografía: "Cuando empecé a caer en la cuenta de la pérdida tan grande que había tenido, comencé a entristecerme sobremanera. Entonces me arrodillé delante de una imagen de la Santísima Virgen y le rogué con muchas lágrimas que me aceptara como hija suya y que quisiera ser Ella mi madre en adelante. Y lo ha hecho maravillosamente bien".

Sigue diciendo ella: "Por aquel tiempo me aficioné a leer novelas. Aquellas lecturas enfriaron mi fervor y me hicieron caer en otras faltas. Comencé a pintarme y a buscar a parecer y a ser coqueta. Ya no estaba contenta sino cuando tenía una novela entre mis manos. Pero esas lecturas me dejaban tristeza y desilusión".

Afortunadamente el papá se dio cuenta del cambio de su hija y la llevó a los 15 años, a estudiar interna en el colegio de hermanas Agustinas de Ávila. Allí, después de año y medio de estudios enfermó y tuvo que volver a casa.

Providencialmente una persona piadosa puso en sus manos "Las Cartas de San Jerónimo", y allí supo por boca de tan grande santo, cuán peligrosa es la vida del mundo y cuán provechoso es para la santidad el retirarse a la vida religiosa en un convento. Desde entonces se propuso que un día sería religiosa.

Comunicó a su padre el deseo que tenía de entrar en un convento. Él, que la quería muchísimo, le respondió: "Lo harás, pero cuando yo ya me haya muerto". La joven sabía que el esperar mucho tiempo y quedarse en el mundo podría hacerla desistir de su propósito de hacerse religiosa. Y entonces se fugó de la casa. Dice en sus recuerdos: "Aquel día, al abandonar mi hogar sentía tan terrible angustia, que llegué a pensar que la agonía y la muerte no podían ser peores de lo que experimentaba yo en aquel momento. El amor de Dios no era suficientemente grande en mí para ahogar el amor que profesaba a mi padre y a mis amigos".

La santa determinó quedarse de monja en el convento de Ávila. Su padre al verla tan resuelta a seguir su vocación, cesó de oponerse. Ella tenía 20 años. Un año más tarde hizo sus tres juramentos o votos de castidad, pobreza y obediencia y entró a pertenecer a la Comunidad de hermanas Carmelitas.

Poco después de empezar a pertenecer a la comunidad carmelitana, se agravó de un mal que la molestaba. Quizá una fiebre palúdica. Los médicos no lograban atajar el mal y éste se agravaba. Su padre la llevó a su casa y fue quedando casi paralizada. Pero esta enfermedad le consiguió un gran bien, y fue que tuvo oportunidad de leer un librito que iba a cambiar su vida. Se llamaba "El alfabeto espiritual", por Osuna, y siguiendo las instrucciones de aquel librito empezó a practicar la oración mental y a meditar. Estas enseñanzas le van a ser de inmensa utilidad durante toda su vida. Ella decía después que si en este tiempo no hizo mayores progresos fue porque todavía no tenía un director espiritual, y sin esta ayuda no se puede llegar a verdaderas alturas en la oración.

A los tres años de estar enferma encomendó a San José que le consiguiera la gracia de la curación, y de la manera más inesperada recobró la salud. En adelante toda su vida será una gran propagadora de la devoción a San José, Y todos los conventos que fundará los consagrará a este gran santo.

Teresa tenía un gran encanto personal, una simpatía impresionante, una alegría contagiosa, y una especie de instinto innato de agradecimiento que la llevaba a corresponder a todas las amabilidades. Con esto se ganaba la estima de todos los que la rodeaban. Empezar a tratar con ella y empezar a sentir una inmensa simpatía hacia su persona, eran una misma cosa.

En aquellos tiempos había en los conventos de España la dañosa costumbre de que las religiosas gastaban mucho tiempo en la sala recibiendo visitas y charlando en la sala con las muchas personas que iban a gozar de su conversación. Y esto le quitaba el fervor en la oración y no las dejaba concentrarse en la meditación y se llegó a convencer de que ella no podía dedicarse a tener verdadera oración con Dios porque era muy disipada. Y que debía dejar de orar tanto.

A ella le gustaban los Cristos bien chorreantes de sangre. Y un día al detenerse ante un crucifijo muy sangrante le preguntó: "Señor, ¿quién te puso así?", y le pareció que una voz le decía: "Tus charlas en la sala de visitas, esas fueron las que me pusieron así, Teresa". Ella se echó a llorar y quedó terriblemente impresionada. Pero desde ese día ya no vuelve a perder tiempo en charlas inútiles y en amistades que no llevan a la santidad. Y Dios en cambio le concederá enormes progresos en la oración y unas amistades formidables que le ayudarán a llegar a la santidad.

Teresa tuvo dos ayudas formidables para crecer en santidad: su gran inclinación a escuchar sermones, aunque fueran largos y cansones y su devoción por grandes personajes celestiales. Además de su inmensa devoción por la Santísima Virgen y su fe total en el poder de intercesión de san José, ella rezaba frecuentemente a dos grandes convertidos: San Agustín y María Magdalena. Para imitar a esta santa que tanto amó a Jesús, se propuso meditar cada día en la Pasión y Muerte de Jesús, y esto la hizo crecer mucho en santidad. Y en honor de San Agustín leyó el libro más famoso del gran santo "las Confesiones", y su lectura le hizo enorme bien.

Como las sequedades de espíritu le hacían repugnante la oración y el enemigo del alma le aconsejaba que dejara de rezar y de meditar porque todo eso le producía aburrimiento, su confesor le avisó que dejar de rezar y de meditar sería entregarse incondicionalmente al poder de Satanás y un padre jesuita le recomendó que para orar con más amor y fervor eligiera como "maestro de oración" al Espíritu Santo y que rezara cada día el Himno "Ven Creador Espíritu". Ella dirá después: "El Espíritu Santo como fuerte huracán hace adelantar más en una hora la navecilla de nuestra alma hacia la santidad, que lo que nosotros habíamos conseguido en meses y años remando con nuestras solas fuerzas".

Y el Divino Espíritu empezó a concederle Visiones Celestiales. Al principio se asustó porque había oído hablar de varias mujeres a las cuales el demonio engañó con visiones imaginarias. Pero hizo confesión general de toda su vida con un santo sacerdotes y le consultó el caso de sus visiones, y este le dijo que se trataba de gracias de Dios.

Nuestro Señor le aconsejó en una de sus visiones: "No te dediques tanto a hablar con gente de este mundo. Dedícate más bien a comunicarte con el mundo sobrenatural". En algunos de sus éxtasis se elevaba hasta un metro por los aires (Éxtasis es un estado de contemplación y meditación tan profundo que se suspenden los sentidos y se tienen visiones sobrenaturales). Cada visión le dejaba un intenso deseo de ir al cielo. "Desde entonces – dice ella – dejé de tener medio a la muerte, cosa que antes me atormentaba mucho". Después de una de aquellas visiones escribió la bella poesía que dice: "Tan alta vida espero que muero porque no muero".

Teresa quería que los favores que Dios le concedía permanecieran en secreto, pero varias personas de las que la rodeaban empezaron a contar todo esto a la gente y las noticias corrían por la ciudad. Unos la creían loca y otros la acusaban de hipócrita, de orgullo y presunción.

San Pedro Alcántara, uno de los santos más famosos de ese tiempo, después de charlar con la famosa carmelita, declaró que el Espíritu de Dios guiaba a Teresa.

La transverberación. Esta palabra significa: atravesarlo a uno con una gran herida. Dice ella: "Vi un ángel que venía del tronco de Dios, con una espada de oro que ardía al rojo vivo como una brasa encendida, y clavó esa espada en mi corazón. Desde ese momento sentí en mi alma el más grande amor a Dios".

Desde entonces para Teresa ya no hay sino un solo motivo para vivir: demostrar a Dios con obras, palabras, sufrimientos y pensamientos que lo ama con todo su corazón. Y obtener que otros lo amen también.

Al hacer la autopsia del cadáver de la santa encontraron en su corazón una cicatriz larga y profunda.

Para corresponder a esta gracia la santa hizo el voto o juramento de hacer siempre lo que más perfecto le pareciera y lo que creyera que le era más agradable a Dios. Y lo cumplió a la perfección. Un juramento de estos no lo pueden hacer sino personas extraordinariamente santas.

En aquella época del 1500 las comunidades religiosas habían decaído de su antiguo fervor. Las comunidades eran demasiado numerosas lo cual ayudaba mucho a la relajación. Por ejemplo el convento de las carmelitas de Ávila tenía 140 religiosas. Santa Teresa exclamaba: "La experiencia me ha demostrado lo que es una casa llena de mujeres. Dios me libre de semejante calamidad".

Un día una sobrina de la santa le dijo: "Lo mejor sería fundar una comunidad en que cada casa tuviera pocas hermanas". Santa Teresa consideró esta idea como venida del cielo y se propuso fundar un nuevo convento, con pocas hermanas pero bien fervorosas. Ella llevaba ya 25 años en el convento. Una viuda rica le ofreció una pequeña casa para ello. San Pedro de Alcántara, San Luis Beltrán y el obispo de la ciudad apoyaron la idea. El Provincial de los Carmelitas concedió el permiso.

Sin embargo la noticia produjo el más terrible descontento general y el superior tuvo que retirar el permiso concedido. Pero Teresa no era mujer débil como para dejarse derrotar fácilmente. Se consiguió amigos en el palacio del emperador y obtuvo una entrevista con Felipe II y este quedó encantado de la personalidad de la santa y de las ideas tan luminosas que ella tenía y ordenó que no la persiguieran más. Y así fue llenando España de sus nuevos conventos de "Carmelitas Descalzas", poquitas y muy pobres en cada casa, pero fervorosas y dedicadas a conseguir la santidad propia y la de los demás.

Se ganó para su causa a San Juan de la Cruz, y con él fundó los Carmelitas descalzos. Las carmelitas descalzas son ahora 14,000 en 835 conventos en el mundo. Y los carmelitas descalzos son 3,800 en 490 conventos.

Por orden expresa de sus superiores Santa Teresa escribió unas obras que se han hecho famosas. Su autobiografía titulada "El libro de la vida"; "El libro de las Moradas" o Castillo interior; texto importantísimo para poder llegar a la vida mística. Y "Las fundaciones: o historia de cómo fue creciendo su comunidad. Estas obras las escribió en medio de mareos y dolores de cabeza. Va narrando con claridad impresionante sus experiencias espirituales. Tenía pocos libros para consultar y no había hecho estudios especiales. Sin embrago sus escritos son considerados como textos clásicos en la literatura española y se han vuelto famosos en todo el mundo.

Santa Teresa murió el 4 - 15 de octubre de 1582. ¿Que porque de esto? en ese día empezó a regir el cambio del calendario, cuando el Papa añadió 10 días al almanaque para corregir un error de cálculo en el mismo que llevaba arrastrándose ya por años, y asi es que el 4 de octubre paso a ser 15.

Santa Teresa fue sepultada en Alba de Tormes, donde reposan todavía sus reliquias. Fue Beatificada el 24 de abril de 1614 por el papa paulo V y Su canonización tuvo lugar el 12 de marzo de 1622 junto con San Ignacio de Loyola, San Isidro Labrador, San Francisco Javier y San Felipe Neri.

fue designada como patrona de España por Urbano VIII. En 1626 las Cortes de Castilla la nombraron copatrona de los Reinos de España, pero los partidarios de Santiago Apóstol lograron revocar el acuerdo. Fue nombrada Doctora honoris causa por la Universidad de Salamanca y posteriormente fue designada patrona de los escritores.

El 27 de septiembre de 1970 Pablo VI le proclama Doctora de la Iglesia, siendo la primera mujer en obtener este Titulo.


martes, 14 de octubre de 2014

SAINT LAURA MONTOYA, THE FIRST COLOMBIAN SAINT - (OCTOBER 21)



Laura Montoya Upegui  (Laura of Saint Catherine of Siena) was born on 26 May, 1874 in Jericó, Antioquia (Colombia). Was the second of three children of Juan de la Cruz Montoya and Dolores Upegui. 

When Laura was born her mother, who was a very devout woman, refused to breast-feed her until she will be baptized.  Her father, Juan de la Cruz takes the girl away, looking for a godparents and runs to baptize her daughter the same day of her birth.

The priest quickly looked for a suitable name for the baby in a Roman martyrology, and finally find the name "Laura".  
Her father and godparents will replicate that Laura does not seem to be the name of a saint. To this the priest said: “then let her be the first saint with that name."


Childhood suffering, divine help

When Laura was only two years old, her father was killed by radical liberals for being an active member of the conservative party and the family was left in extreme poverty after all their goods were confiscated. At such a time of deep misery and loss, Laura's mother gave an example of Christian forgiveness and fortitude that would remain impressed in her young daughter's mind and heart forever. 

As already mentioned, her mother, Mrs.Dolores Upegui, educate their three children, Juan de la Cruz, María Laura and Carmelita in a authentic Christianity. Every night, before going to rest, the family would gather to pray the rosary.

Laura who, since her childhood liked to make a lot of questions, asked to her mother to tell her who was that men for which they prayed the rosary daily. Is he from our family? she asked.

Her mother simply answers: He is the murderer of your father… you must love it because we must love our enemies; they bring us closer to God.
Following her father's death, Laura was sent to live with her grandmother. She suffered greatly from misunderstandings and the lack of affection, feeling she had been left "orphaned".
However, she accepted with love the sacrifices and loneliness she experienced and sought refuge in God. 


Mystical encounter with the Lord

In her autobiography, Laura recounts a mystical phenomenon that happened when she was only seven years old, before this episode she had heard about God but had never interested in anything to do with religion. When she was on the farm of his grandfather, playing alongside an ant colony, felt that a ray had fallen and it had pierced her heart. In heaven there was not a single cloud and the whole day had been sunny.  
She tells: When I felt this ray, I had a true knowledge of God and his greatness, so deep, so magnificent, so loving, that today, after so study and learn, I don't know more about God than I knew at that time.

And concludes: I cried and screamed with joy, looked back to the ant colony, on it I felt God with unknown tenderness. I returned my eyes to heaven and cried, I called to the Lord like a crazy.

As she grew older, she was especially sustained by meditation on Sacred Scripture, the strength she received from the holy Eucharist and a trustful devotion to the blessed virgin Mary. 

When Laura was 16, her mother decided that her daughter needed to help the family in its financial difficulties and told her to apply to become a teacher. Although Laura was culturally and academically "ignorant", having grown up without a formal education, she asked to enter the "Normal de Institutoras" of Medellín to receive training to become an elementary school teacher. She was accepted and stood out for her high marks among the students. 

St. Laura Montoya during her life as a teacher

Called to "teach Christ'

Laura began teaching in different places of Antioquia. She did not limit herself to educating the students simply in academic knowledge, but sought to diffuse Gospel teaching and values.
She also felt called to the religious life, her heart set on God alone, and dreamed of one day becoming a cloistered Carmelite nun; at the same time, though, she felt growing within her the desire to spread the Gospel to the farthest corners of the earth, to those who had never met Jesus Christ.
She was ready to renounce her own "dream" of Carmel to be open to God's project, if his will was otherwise. 



An Indian with the Indians

At one time during her teaching career, Laura felt decidedly drawn to helping the Indian population in South America and wished to insert herself into their culture, to "become an Indian with the Indians to win them all for Christ". Recognizing their dignity as human beings in an epoch when they were considered by many as "wild beasts", Laura wanted to destroy this racial discrimination and to personally sacrifice herself in order to bring them Christ's love and teaching.

On 14 May 1914, she left Medellín together with four other young women and headed to Dabeiba to live among the native Indians. This new religious family, assisted by the Bishop of Santa Fe de Antioquia and known as the "Missionaries of Mary Immaculate and St. Catherine of Siena", was thought by some to be nothing more than a family of "religious goats", who were heading off into the wilderness to give the "beasts" a living Gospel catechism. 

Laura, however, cared little for public opinion, even if some of the comments made came right from within the Christian community itself.

She and her congregation were very attacked and despised from the beginning. Priests, bishops, other religious communities and lay people wanted to see his work reduced to ashes. But his faith and his love for the Indians pushed her to work more strongly for the glory of God.

Nothing seemed to be able to stop Mother Laura, nor criticism, nor problems or doubts. Her desire to take God to the depths of the jungle consumed her like a fire that was not extinguished inside her. No place was too far away for her and her sisters to arrive. Although she was a robust woman, she surrounded the steepest mountains, the most uncertain roads, the deepest valleys and even crossed the most impetuous rivers, for days and weeks, riding on mule, having to sleep on the floor of the jungle if it was neccesary in order to reach the indigenous villages.

Mother Laura, on mission among the indians.

Pedagogy of love

Mother Laura composed for her sisters a directory and other writings (her autobiography among them) to help them understand better their call to serve God among the Indians, and to live a balance between apostolic and contemplative life. She taught by example the "pedagogy of love" as the only way to teach the Indians, the way which allowed access into their heart and culture to bring them Jesus Christ. 

Mother Laura could be called "the American Saint Theresa" for her collection of spiritual writings. She left to her congregation, and the whole church, twelve books with her private letters, missionary experiences and a magazine, in which share and explains all her spirituality.

The last nine years of her life were lived in a wheelchair. Even so, she took this time to continue her work as a writer. With her reflections and spiritual writings she tried to keep alive the fire of the charism of her congregation in the hearts of her missionary daughters. Now, she should follow the mission from a contemplative life, day and night in front of the tabernacle, offering their sufferings for her congregation and their "sons" on the jungle.  Mother Laura died on October 21, 1949 in Medellín, after a long and painful illness. 

Her remains are venerated in the sanctuary that she helped to build, at side to the mother house of her congregation in Medellin - Colombia.

Today her daughters work in twenty one countries throughout America, Africa and Europe. 

To the glory of altars

Pope saint John Paul II through a decree of heroic virtues declared her as venerable on January 22, 1991 and beatified her on April 25, 2004. The beatification miracle involved the 1994 cure of an 86 year old woman with uterine cancer. She was the first colombian woman to be beatified.

Laura was canonized by Pope Francis on May 12, 2013. About 3000 Colombians attended the canonization ceremony.

The canonization miracle involves the healing of Dr. Carlos Eduardo Restrepo, who was suffering from lupus, kidney damage and muscular degeneration. After praying to Blessed Laura, the doctor was said to be completely cured. Laura Montoya is the first native-born colombian that is canonized by the catholic church.

Tomb and reliques of Saint Laura Montoya in her sanctuary in Medellín - Colombia.


Watch here a TV documentary about St. Laura Montoya with english subtitles!