Segundo Dolor - La huida a Egipto (Mateo 2,13-15)
Considera el agudo dolor que María sintió
cuando ella y José tuvieron que huir repentinamente de noche, a fin de salvar a su
querido Hijo de la matanza decretada por Herodes. Cuánta angustia la de María, cuántas
fueron sus privaciones durante tan largo viaje. Cuántos sufrimientos experimentó Ella en
la tierra del exilio. Madre Dolorosa, alcánzame la gracia de perseverar en la confianza y
el abandono a Dios, aún en los momentos más difíciles de mi vida.
-Padrenuestro, siete Ave Marías, Gloria al Padre
Oh Doloroso e Inmaculado Corazón de María, morada de pureza y santidad, cubre mi alma con tu protección maternal a fin de que siendo siempre fiel a la voz de Jesús, responda a Su amor y obedezca Su divina voluntad. Quiero, Madre mía, vivir íntimamente unido a tu Corazón que está totalmente unido al Corazón de tu Divino Hijo. Átame a tu Corazón y al Corazón de Jesús con tus virtudes y dolores. Protégeme siempre.
Amén.
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