Ante la cruz de Cristo arrodillada
clamaba por los pobres y olvidados,
de lágrimas cubierta la mirada
besaba, de Jesús, los pies clavados.
Su infinita ternura regalada
sin temor, a los más necesitados,
era un grato milagro que a la nada
convertía en altares adornados.
Consagrada de lleno a las misiones
su presencia colmaba corazones,
y su alma eternamente bendecida
con el aura de cándida dulzura:
Es prodigiosa lumbre que, perdura,
cual ejemplo de amor en esta vida.
"Santa Laura Montoya, te rogamos,
por la paz de una patria dolorida"
RAFAEL HUMBERTO LIZARAZO G.
Tunja - Boyacá - Colombia.
Por casualidad encontré tu blog, Jhonatan, te felicito por tu gran demostración de fe que demuestras en cada una de tus publicaciones.
ResponderBorrarUn abrazo.
Muchas Gracias Humberto. Estas palabras, viniendo de ti, significan mucho!
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