martes, 30 de septiembre de 2014

TRIDUO EN HONOR DE SANTA TERESA DEL NIÑO JESÚS, (en preparacion a su festividad): 3- DÍA

Por la señal...
Acto de contrición...
 
ORACIÓN INICIAL:
¡Jesús amantísimo que viniste al mundo en busca de las almas y en todos los siglos haces brotar en los vergeles de la Iglesia flores de santidad! ¡Cuán admirable y digna de todo agradecimiento es tu providencia para con el Carmelo en cuya mística montaña nació Santa Teresita y floreció en virtudes y desde donde, como faro de salvación, nos guía enseñándonos su caminito de infancia espiritual!
No sólo las almas piadosas y las que se santifican en los claustros van tras el olor de sus perfumes y siguen la luz de sus ejemplos y enseñanzas, sino hasta las que nacieron en la infidelidad, las que renegaron del cristianismo o dormitan en la indiferencia..., todas aman a Teresita, deslumbradas por la luz de sus milagros y agradecidas a su lluvia de gracias. Al glorificar su nombre, te bendecimos, dulcísimo Redentor, por esta obra maravillosa de tu gracia y al invocarla en este Triduo, sed benévolo a nuestras súplicas para obtener la imitación de sus virtudes y, mediante ellas, la participación de tu gloria en los cielos. Amén.


DÍA TERCERO:
 
Dios ha bendecido, gloriosa Santa Teresita, tu ideal de santidad. Pasaste por la tierra con alas de ángel y tras una vida breve, se dignó glorificarte como a los santos más encumbrados, otorgándote el don de milagros, la protección más universal y decidida sobre cuantos te invocan y una atracción sobrenatural e irresistible para cuantos contemplan tu imagen y leen tu Vida.
En este siglo de olvido casi absoluto del cielo, de desprecio de las cosas santas, de desconfianza y aun negación del mundo sobrenatural crió Dios esta alma, entre cuyas virtudes las más admirables son la vida de fe, la práctica y aprecio de las obras piadosas más insignificantes y el abandono total en Jesús para que El, tan amante de las almas como cuando vivía en la tierra, la acaricie con amor como a niño inocente, con ella tenga sus complacencias y cumpla su promesa de otorgarla el cielo.
Dígnate, angelical Santa Teresita, infundirnos tu espíritu y hacernos merecedores de tu protección. Que sepamos amar a Jesús y gustar de sus intimidades; cargar con su cruz en la tierra para cantar eternamente sus infinitas misericordias. Amén.


 ORACIÓN FINAL:

¡Amabilísima Santa Teresita del Niño Jesús! Al celebrar tu gloria, bendecimos a Dios por su providencia en predestinarte y ofrecer al mundo tu vida como ejemplar de virtudes heroicas para animar a cuantos, camino del Cielo, sienten desaliento y cautivar a los que no gustan de las cosas divinas.
Agradecidas acuden a tu altar todas las almas, viendo que, conforme a tu promesa, no permaneces inactiva en el cielo, sino que haces descender la lluvia de rosas y gracias y tanto favoreces a los que te invocan que, fiel a tu palabra, tienes tu cielo en la tierra, haciendo bien.
Sigue, celestial Santa Teresita, favoreciéndonos; bendice en especial a cuantos pertenecen a tu Pía Unión; haz que en las tierras de la infidelidad alumbre la luz cristiana, para que todos podamos gozarnos un día eternamente en el amor y en la presencia de Jesús. Amén.


lunes, 29 de septiembre de 2014

TRIDUO EN HONOR DE SANTA TERESA DEL NIÑO JESÚS, (en preparacion a su festividad): 2- DÍA

Por la señal...
Acto de contrición...
 
ORACIÓN INICIAL:
¡Jesús amantísimo que viniste al mundo en busca de las almas y en todos los siglos haces brotar en los vergeles de la Iglesia flores de santidad! ¡Cuán admirable y digna de todo agradecimiento es tu providencia para con el Carmelo en cuya mística montaña nació Santa Teresita y floreció en virtudes y desde donde, como faro de salvación, nos guía enseñándonos su caminito de infancia espiritual!
No sólo las almas piadosas y las que se santifican en los claustros van tras el olor de sus perfumes y siguen la luz de sus ejemplos y enseñanzas, sino hasta las que nacieron en la infidelidad, las que renegaron del cristianismo o dormitan en la indiferencia..., todas aman a Teresita, deslumbradas por la luz de sus milagros y agradecidas a su lluvia de gracias. Al glorificar su nombre, te bendecimos, dulcísimo Redentor, por esta obra maravillosa de tu gracia y al invocarla en este Triduo, sed benévolo a nuestras súplicas para obtener la imitación de sus virtudes y, mediante ellas, la participación de tu gloria en los cielos. Amén.


DÍA SEGUNDO:

¡Oh Santa Teresita del Niño Jesús, que jamás negaste a Jesús cosa alguna, y, como alma gigante, fue tu ideal de por vida llegar a ser una gran santa! ¡Qué aprecio de todas las obras buenas! ¡Qué preparación para recibir los Santos Sacramentos! Cuán diligente en el amor a María, cuán activa por ingresar en los claustros teresianos, lejos del mundo y con inflamadas ansias de sacrificio. Fuiste tan amadora de Jesús que por verle servido y glorificado en todas partes y pensando que de los abismos del infierno no subiría jamás hasta El ni un solo acto de amor, deseaste de buena gana verte sumergida en aquel lugar de tormentos y blasfemias para que allí fuera eternamente amado.

¡Qué anhelos de santificación tan encendidos al escoger para tu ideal de santa la vida de todos los santos y vírgenes, el mismo martirio y todos los géneros de suplicio, no tan sólo deseados, sino padecidos por amor a Jesús. "Abrid, Jesús mío, el libro de la Vida donde están consignadas todas las acciones de vuestros santos -escribe en la Historia de un alma-: todas ellas quisiera haberlas llevado a cabo por vuestro amor.
Admiro, celestial Santa Teresita, tu gran amor y al sentirme animado por tu ideal, te ruego sea yo una de aquella legión de almas que suplicabas a Jesús las hiciese pequeñas victimas dignas de su amor; que, como tú, presienta por mi endiosamiento la hora de volar al cielo para amar a Jesús sin fin y gozarme en su gloria. Así sea.


 ORACIÓN FINAL:

¡Amabilísima Santa Teresita del Niño Jesús! Al celebrar tu gloria, bendecimos a Dios por su providencia en predestinarte y ofrecer al mundo tu vida como ejemplar de virtudes heroicas para animar a cuantos, camino del Cielo, sienten desaliento y cautivar a los que no gustan de las cosas divinas.
Agradecidas acuden a tu altar todas las almas, viendo que, conforme a tu promesa, no permaneces inactiva en el cielo, sino que haces descender la lluvia de rosas y gracias y tanto favoreces a los que te invocan que, fiel a tu palabra, tienes tu cielo en la tierra, haciendo bien.
Sigue, celestial Santa Teresita, favoreciéndonos; bendice en especial a cuantos pertenecen a tu Pía Unión; haz que en las tierras de la infidelidad alumbre la luz cristiana, para que todos podamos gozarnos un día eternamente en el amor y en la presencia de Jesús. Amén.


domingo, 28 de septiembre de 2014

TRIDUO EN HONOR DE SANTA TERESA DEL NIÑO JESÚS, (en preparacion a su festividad): 1- DÍA

Por la señal...
Acto de contrición...
 
ORACIÓN INICIAL:
¡Jesús amantísimo que viniste al mundo en busca de las almas y en todos los siglos haces brotar en los vergeles de la Iglesia flores de santidad! ¡Cuán admirable y digna de todo agradecimiento es tu providencia para con el Carmelo en cuya mística montaña nació Santa Teresita y floreció en virtudes y desde donde, como faro de salvación, nos guía enseñándonos su caminito de infancia espiritual!
No sólo las almas piadosas y las que se santifican en los claustros van tras el olor de sus perfumes y siguen la luz de sus ejemplos y enseñanzas, sino hasta las que nacieron en la infidelidad, las que renegaron del cristianismo o dormitan en la indiferencia..., todas aman a Teresita, deslumbradas por la luz de sus milagros y agradecidas a su lluvia de gracias. Al glorificar su nombre, te bendecimos, dulcísimo Redentor, por esta obra maravillosa de tu gracia y al invocarla en este Triduo, sed benévolo a nuestras súplicas para obtener la imitación de sus virtudes y, mediante ellas, la participación de tu gloria en los cielos. Amén.


DÍA PRIMERO:
 
¡Angelical Santa Teresita del Niño Jesús! ¡Cuán bien supiste comprender la providencia y el amor a Jesús al escogerte entre las predestinadas para el cielo, viendo claramente "el misterio de tu Vocación" y más que nada "el misterio de los privilegios" que Jesús se dignó conceder a tu alma!
Leyendo tu vida se siente palpable la realidad de la vida sobrenatural; la historia de tu alma es un eco de tu vocación al cielo y en tus intimidades con Jesús, que tan delicadamente relatas, se siente una imantación irresistible hacia El Amor de los amores y Esposo de todas las almas; hasta soñando pensabas en Jesús y creías ver escrito tu nombre en el cielo. No conociste al mundo y tuviste sólo tus delicias en la lectura de los libros santos, en las visiones y sonrisas de la Virgen María, en las hablas intimas con Jesús, en el celo y oración por la conquista de las almas y cifraste tu bienaventuranza en vivir siempre en la tierra haciendo bien, como el Divino Maestro.
En esa predilección por tu alma y en tu correspondencia a las gracias con que fue enriquecido está el secreto de tu predestinación.
Haz, celestial protectora mía, que sea fiel a todas las santas inspiraciones para salvarme y glorificar así la sangre redentora de Jesús. Amén.


 ORACIÓN FINAL:

¡Amabilísima Santa Teresita del Niño Jesús! Al celebrar tu gloria, bendecimos a Dios por su providencia en predestinarte y ofrecer al mundo tu vida como ejemplar de virtudes heroicas para animar a cuantos, camino del Cielo, sienten desaliento y cautivar a los que no gustan de las cosas divinas.
Agradecidas acuden a tu altar todas las almas, viendo que, conforme a tu promesa, no permaneces inactiva en el cielo, sino que haces descender la lluvia de rosas y gracias y tanto favoreces a los que te invocan que, fiel a tu palabra, tienes tu cielo en la tierra, haciendo bien.
Sigue, celestial Santa Teresita, favoreciéndonos; bendice en especial a cuantos pertenecen a tu Pía Unión; haz que en las tierras de la infidelidad alumbre la luz cristiana, para que todos podamos gozarnos un día eternamente en el amor y en la presencia de Jesús. Amén.


jueves, 18 de septiembre de 2014

Galería Fotográfica de la Beatificación de Santa Laura Montoya - 25 de abril de 2004.


El pasado 25 de abril de 2014 se cumplieron 10 años de la Beatificación de Santa Laura Montoya. Para conmemorar esta fecha presento algunas fotografías de la ceremonia de Beatificación celebrada por San Juan Pablo II el 25 de abril de 2004 en la plaza de San Pedro en Roma.

(Aclaro que todas las fotografias aqui presentes no son mias, pertenecen a L'Osservatore Romano, el periodico oficial de la Santa Sede.)

Ingreso del Santo Padre a la plaza de San Pedro para la beatificación de los 6 venerables siervos de Dios.

Los Obispos y Cardenales junto a los respectivos Postuladores presentan al Santo Padre las biografías de los Venerables: Augusto Czartoryski, Laura Montoya Upegui, María Guadalupe García Zavala, Nemesia Valle, Eusebia Palomino Yenes y Alexandrina María Da Costa.


Después de ser leída la formula de beatificación por el Santo Padre los lienzos de los 6 nuevos beatos son develados en medio de profunda alegria.
Algunos representantes presentan las reliquias de los nuevos beatos, junto con cirios y flores.
El Santo Padre prepara el incienso para el primer culto publico de los beatos.

Los Postuladores de cada causa le dan gracias al Santo Padre por la proclamación de los nuevos beatos.

El Papa lee su homilía durante la ceremonia.
El Santo Padre oficia la Santa Misa durante la ceremonia de beatificación.
Algunas personas reciben la comunión de manos del Santo Padre.
Las reliquias de los nuevos beatos expuestas a la veneración por primera vez durante la ceremonia. (el relicario de la Madre Laura es el último hacia la izquierda)
Algunos Indígenas, hijos espirituales de Santa Laura Montoya, presentan ofrendas al Santo Padre.


Panoramica de la ceremonia de beatificación en la plaza de San Pedro.

Es curioso señalar que la Madre Laura Montoya y la Madre Lupita fueron beatificadas juntas en el 2004 y en el año 2013 fueron, también, elevadas juntas a la gloria de los Santos junto a los 800 martires de Otranto por S.S Francisco.
Para finalizar, comparto este video que recuerda la primera decada de su beatificación junto al especial que el canal televisivo Teleantioquia realizó para este acontecimiento en el 2004:



HOMILIA DE LA BEATIFICACIÓN DE SANTA LAURA MONTOYA - 25 DE ABRIL DE 2004.



HOMILÍA DEL SU SANTIDAD JUAN PABLO II

Plaza de San Pedro
Domingo 25 de abril de 2004



1. "Sabían bien que era el Señor" (Jn 21, 12): así expresa el evangelista san Juan la reacción de alegría de los discípulos al reconocer al Señor resucitado. Jesús se les manifiesta después de una noche de duro e infructuoso trabajo en el lago de Tiberíades. Confiando en su palabra, echan la red en el agua y sacan a la orilla una "multitud de peces" (Jn 21, 6).

Como los Apóstoles, también nosotros quedamos asombrados ante la riqueza de las maravillas que Dios realiza en el corazón de los que confían en él. Durante esta celebración eucarística contemplamos lo que realizó en seis nuevos beatos: en el presbítero Augusto Czartoryski; en cuatro religiosas: Laura Montoya, María Guadalupe García Zavala, Nemesia Valle y Eusebia Palomino Yenes; y en una laica: Alejandrina María da Costa. Son ejemplos elocuentes de cómo el Señor transforma la existencia de los creyentes, cuando uno se fía de él.


2. "¡Qué deseables son tus moradas, Señor de los ejércitos! Mi alma se consume y anhela los atrios del Señor. (...) Vale más un día en tus atrios que mil en mi casa" (Sal 84, 2. 11). El beato Augusto Czartoryski escribió estas palabras del Salmo como lema de su vida en el recordatorio de su primera misa. En ellas se encierra el embelesamiento de un hombre que, siguiendo la voz de la llamada, descubre la belleza del ministerio sacerdotal. Resuena en ellas el eco de las diversas opciones que debe hacer todo aquel que descubre la voluntad de Dios y desea cumplirla. Augusto Czartoryski, joven príncipe, elaboró un método eficaz de discernimiento de los designios divinos.

 
En la oración presentaba a Dios todos sus interrogantes y dudas, y luego, con espíritu de obediencia, seguía los consejos de sus directores espirituales. Así descubrió su vocación a llevar una vida pobre para servir a los más humildes. Ese mismo método le permitió hacer durante toda su vida unas opciones con las que -como podríamos decir hoy- realizó de modo heroico los designios de la Providencia divina.


Quiero proponer el ejemplo de su santidad sobre todo a los jóvenes, que hoy buscan el modo de descubrir la voluntad de Dios para su vida y desean proceder cada día fielmente, según la Palabra divina. Queridos jóvenes amigos, aprended del beato Augusto a pedir ardientemente en la oración la luz del Espíritu Santo y directores espirituales sabios, a fin de que conozcáis el plan divino para vuestra vida y podáis avanzar siempre por el camino de la santidad. 


3. "Estaba ya amaneciendo cuando Jesús se presentó en la orilla; pero los discípulos no sabían que era Jesús" (Jn 21, 4). Es una posibilidad para el hombre no conocer al Señor, a pesar de múltiples manifestaciones a lo largo de la historia. La madre Laura Montoya, viendo cómo tantos indígenas, lejos de los centros urbanos, vivían desconociendo a Dios, se decidió a fundar la congregación de las Misioneras de María Inmaculada y Santa Catalina de Siena, para llevar la luz del Evangelio a los habitantes de las selvas.
Esta beata colombiana se sintió madre espiritual de los indígenas, a los que quiso mostrar el amor de Dios. Sus tiempos no fueron fáciles, pues las tensiones sociales ensangrentaban también entonces su noble patria. Inspirándonos en su mensaje pacificador, le pedimos hoy que la amada Colombia goce pronto de paz, de justicia y de progreso integral. 
 
4. En el evangelio hemos escuchado la triple pregunta de Jesús a Pedro: "¿Me amas?". Esta misma pregunta Cristo la dirige a los hombres y mujeres de todas las épocas. Los cristianos deben responder con firmeza y prontitud a los proyectos que él tiene sobre cada uno. Así sucedió en la vida de la beata Guadalupe García Zavala, mexicana, que, renunciando al matrimonio, se dedicó al servicio de los más pobres, necesitados y enfermos, y fundó por eso la congregación de las Siervas de Santa Margarita María y de los Pobres.


Con una fe profunda, una esperanza sin límites y un gran amor a Cristo, Madre Lupita buscó la propia santificación desde el amor al Corazón de Jesús y la fidelidad a la Iglesia. De este modo vivió el lema que dejó a sus hijas: "Caridad hasta el sacrificio y constancia hasta la muerte".


5. "Manifestar el amor de Dios a los humildes, a los pobres, a todo hombre, en toda la tierra": este fue el compromiso de la beata Nemesia Valle durante toda su vida. Deja esta enseñanza particularmente a sus hermanas, las Hermanas de la Caridad de Santa Juana Antida Thouret, así como a los fieles de la archidiócesis de Turín. Es el ejemplo de una santidad luminosa, que tiende a las elevadas cumbres de la perfección evangélica, y que se traduce en los gestos sencillos de la vida diaria entregada totalmente por Dios. 

La nueva beata sigue repitiéndonos a todos: "La santidad no consiste en hacer muchas cosas o en hacer cosas grandes. (...) Santo es quien se consume en su lugar, cada día, por el Señor".

6. El Señor dice a Pedro de manera decidida y tajante: "Sígueme". También sor Eusebia Palomino, de las Hijas de María Auxiliadora, oyó un día la llamada de Dios y respondió a través de una intensa espiritualidad y una profunda humildad en su vida diaria. Como buena salesiana, estuvo animada por el amor a la Eucaristía y a la Virgen. Lo importante para ella era amar y servir; el resto no contaba, fiel a la máxima salesiana del "da mihi animas, caetera tolle".


Con la radicalidad y la coherencia de sus opciones, sor Eusebia Palomino Yenes traza un camino fascinador y exigente de santidad para todos nosotros y muy especialmente para los jóvenes de nuestro tiempo.


7. "¿Me amas?", pregunta Jesús a Simón Pedro. Este responde: "Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te quiero". La vida de la beata Alejandrina María da Costa puede resumirse en este diálogo de amor. Impregnada y abrasada por estos deseos de amor, no quiso negar nada a su Salvador: con voluntad fuerte, lo acepta todo para mostrar que lo ama. Esposa de sangre, revive místicamente la pasión de Cristo y se ofrece como víctima por los pecadores, recibiendo la fuerza de la Eucaristía, que se convierte en el único alimento de sus últimos trece años de vida.


En el ejemplo de la beata Alejandrina, expresado en la trilogía "sufrir, amar y reparar", los cristianos pueden encontrar estímulo y motivación para ennoblecer todo lo que la vida tiene de doloroso y triste con la mayor prueba de amor: sacrificar la vida por quien se ama.


8. "Sí, Señor, tú sabes que te quiero" (Jn 21, 15). Como Pedro, como los Apóstoles a orillas del lago de Tiberíades, también estos nuevos beatos hicieron suya, llevándola hasta sus últimas consecuencias, esta sencilla pero incisiva profesión de fe y amor. El amor a Cristo es el secreto de la santidad.


Amadísimos hermanos y hermanas, sigamos el ejemplo de estos beatos. Como ellos, demos un testimonio coherente de fe y de amor en la presencia viva y operante del Resucitado.
  

( Tomado de Vatican.va)

lunes, 15 de septiembre de 2014

STABAT MATER DOLOROSA:



La Madre piadosa estaba
junto a la cruz, y lloraba
mientras el Hijo pendía;
cuya alma triste y llorosa,
traspasada y dolorosa,
fiero cuchillo tenía.

¡Oh cuán triste y afligida
estaba la Madre herida,
de tantos tormentos llena!
Cuando triste contemplaba
y dolorosa miraba
del Hijo amado la pena.

¿Y cuál hombre no llorara
si a la Madre contemplara
de Cristo en tanto dolor?
¿Y quién no se entristeciera,
Madre piadosa, si os viera
sujeta a tanto rigor?

Por los pecados del mundo,
vio a Jesús en tan profundo
tormento la dulce Madre.
Vio morir al Hijo amado
que rindió desamparado
el espíritu a su Padre.

¡Oh dulce fuente de amor!,
hazme sentir tu dolor
para que llore contigo.
Y que, por mi Cristo amado,
mi corazón abrasado
mas viva en él que conmigo. 

Amén.

HIMNO A LA REINA DOLOROSISIMA:


¡Ay dolor, dolor, dolor,
por mi hijo y mi Señor!

Yo soy aquella María
del linaje de David:
¡Oíd, hermano, oíd
la gran desventura mía!

A mí me dijo Gabriel
que el Señor era conmigo,
y me dejó sin abrigo
más amarga que la hiel.
Díjome que era bendita
entre todas las nacidas,
y soy de las doloridas
la más triste y afligida.

Decid, hombres que corréis
por la vía mundanal,
decidme si visto habéis
igual dolor que mi mal.

Y vosotras que tenéis
padres, hijos y maridos,
ayudadme con mis gemidos,
si es que mejor no podéis.

Llore conmigo la gente,
alegres y atribulados,
por lavar los pecados
mataron a un Inocente.
¡Mataron a mi Señor,
mi redentor verdadero!
¡Cuitada!, ¿cómo no muero
con tan extremo dolor?

Señora, santa María,
déjame llorar contigo,
pues muere Dios y mi amigo,
y muerta esta mi alegría.

NUESTRA SEÑORA DE LOS DOLORES: (15 DE SEPTIEMBRE)


Por dos veces durante el año, la Iglesia conmemora los dolores de la Santísima Virgen que es el de la Semana de la Pasión y también hoy, 15 de setiembre.

La primera de estas conmemoraciones es la más antigua, puesto que se instituyó en Colonia y en otras partes de Europa en el siglo XV y cuando la festividad se extendió por toda la Iglesia, en 1727, con el nombre de los Siete Dolores, se mantuvo la referencia original de la Misa y del oficio de la Crucifixión del Señor.

En la Edad Media había una devoción popular por los cinco gozos de la Virgen Madre, y por la misma época se complementó esa devoción con otra fiesta en honor a sus cinco dolores durante la Pasión. Más adelante, las penas de la Virgen María aumentaron a siete, y no sólo comprendieron su marcha hacia el Calvario, sino su vida entera. A los frailes servitas, que desde su fundación tuvieron particular devoción por los sufrimientos de María, se les autorizó para que celebraran una festividad en memoria de los Siete Dolores, el tercer domingo de setiembre de todos los años.

 

La meditación en los siete dolores de María Santísima:


Los siete dolores de la Santísima Virgen que han suscitado mayor devoción son: la profecía de Simeón, la huida a Egipto, los tres días que Jesús estuvo perdido, el encuentro con Jesús llevando la Cruz, su Muerte en el Calvario, el Descendimiento, la colocación en el sepulcro.

Simeón había anunciado previamente a la Madre la oposición que iba a suscitar su Hijo, el Redentor. Cuando ella, a los cuarenta días de nacido ofreció a su Hijo a Dios en el Templo, dijo Simeón: "Este niño debe ser causa tanto de caída como de resurrección para la gente de Israel. Será puesto como una señal que muchos rechazarán y a ti misma una espada te atravesará el alma" (Lc 2,34).

El dolor de María en el Calvario fue más agudo que ningún otro en el mundo, pues no ha habido madre que haya tenido un corazón an tierno como el de la Madre de Dios. Cómo no ha habido amor igual al suyo. Ella lo sufrió todo por nosotros para que disfrutemos de la gracia de la Redención. Sufrió voluntariamente para demostrarnos su amor, pues el amor se prueba con el sacrificio.

No por ser la Madre de Dios pudo María sobrellevar sus dolores sino por ver las cosas desde el plan de Dios y no del de sí misma, o mejor dicho, hizo suyo el plan de Dios. Nosotros debemos hacer lo mismo. La Madre Dolorosa nos echará una mano para ayudarnos.

La devoción a los Dolores de María es fuente de gracias sin número porque llega a lo profundo del Corazón de Cristo. Si pensamos con frecuencia en los falsos placeres de este mundo abrazaríamos con paciencia los dolores y sufrimientos de la vida. Nos traspasaría el dolor de los pecados.

La Iglesia nos exhorta a entregarnos sin reservas al amor de María y llevar con paciencia nuestra cruz acompañados de la Madre Dolorosa. Ella quiere de verdad ayudarnos a llevar nuestras cruces diarias, porque fue en le calvario que el Hijo moribundo nos confió el cuidado de su Madre. Fue su última voluntad que amemos a su Madre como la amó Él.

lunes, 8 de septiembre de 2014

DE LA DULCE NIÑA DE NAZARETH HA NACIDO EL SOL DE JUSTICIA!!!


Padre Celestial, Tú has querido que en María
se reflejase tu amor.

¡Gracias por habernos dado una madre tan
perfecta! Ella es para nosotros una nueva
revelación de todos los tesoros de bondad
que se encuentran escondidos en tu corazón
paterno, nos muestras hasta que punto Tú
eres bueno y dulce en tu amor.

Con su ternura y su solicitud, ella nos
hace conocer el afecto delicado y vigilante
que te une a Tí con nosotros, puesto que
toda la fuerza de tu amor materno desciende
a ella de tu corazón de Padre.

En María no hay nada que no le haya sido dado
expresamente por Tí: ella trae a nosotros tú
imagen, nos hace descubrir tu rostro de amor.

Sin el consuelo de su presencia y la continuidad
de sus atenciones, nos faltaría una de las pruebas
más evidentes de que Tú estás continuamente cercano
a nosotros, para sostenernos, consolarnos, y
protegernos. Su mirada bondadosa y su inmensa piedad
para con los pecadores, como somos nosotros, nos
invitan a creer que tu misericordia es inconmensurable y
que no se deja vencer por la ingratitud y por la maldad.

María nos muestra cómo Tú nos amas y nos impulsa a
confiarnos completamente a tu amor.

¡Te damos gracias porque te agrada manifestarte y
darte a nosotros a través de ella! Amén.

SALVE CELESTIAL DONCELLA, LIRIO PRECIOSO, DEL CIELO PUERTA!!!


Hoy nace una clara estrella,
tan divina y celestial,
que, con ser estrella, es tal,
que el mismo sol nace de ella.

De Ana y de Joaquín, oriente
de aquella estrella divina,
sale luz clara y digna
de ser pura eternamente;
el alba más clara y bella
no le puede ser igual,
que, con ser estrella, es tal,
que el mismo Sol nace de ella.

No le iguala lumbre alguna
de cuantas bordan el cielo,
porque es el humilde suelo
de sus pies la blanca luna:
nace en el suelo tan bella
y con luz tan celestial,
que, con ser estrella, es tal,
que el mismo Sol nace de ella.

Gloria al Padre, y gloria al Hijo,
gloria al Espíritu Santo,
por los siglos de los siglos. Amén.

FIESTA DE LA NATIVIDAD DE LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA: (8 DE SEPTIEMBRE)


Lecturas de la liturgia: (Ciclo A)

Primera Lectura: Miqueas 5,1-4a
"El tiempo en que la madre dé a luz"


Así dice el Señor: "Pero tú, Belén de Efrata, pequeña entre las aldeas de Judá, de ti saldrá el jefe de Israel. Su origen es desde lo antiguo, de tiempo inmemorial. Los entrega hasta el tiempo en que la madre dé a luz, y el resto de sus hermanos retornará a los hijos de Israel. En pie, pastoreará con la fuerza del Señor, por el nombre glorioso del Señor, su Dios. Habitarán tranquilos, porque se mostrará grande hasta los confines de la tierra, y éste será nuestra paz."

Salmo Responsorial: 12
"Desbordo de gozo con el Señor."


Porque yo confío en tu misericordia: / 

alegra mi corazón con tu auxilio. R. 
Y cantaré al Señor por el bien que me ha hecho. R.

Evangelio: San Mateo 1,1-16.18-23
"La criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo"


[Genealogía de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abrahán. Abrahán engendró a Isaac, Isaac a Jacob, Jacob a Judá y a sus hermanos. Judá engendró, de Tamar, a Farés y a Zará, Farés a Esrón, Esrón a Aram, Aram a Aminadab, Aminadab a Naasón, Naasón a Salmón, Salmón engendró, de Rahab, a Booz; Booz engendró, de Rut, a Obed; Obed a Jesé, Jesé engendró a David, el rey. David, de la mujer de Urías, engendró a Salomón, Salomón a Roboam, Roboam a Abías, Abías a Asaf, Asaf a Josafat, Josafat a Joram, Joram a Ozías, Ozías a Joatán, Joatán a Acaz, Acaz a Ezequías, Ezequías engendró a Manasés, Manasés a Amós, Amos a Josías; Josías engendró a Jeconías y a sus hermanos, cuando el destierro de Babilonia. Después del destierro de Babilonia, Jeconías engendró a Salatiel, Salatiel a Zorobabel, Zorobabel a Abiud, Abiud a Eliaquín, Eliaquín a Azor, Azor a Sadoc, Sadoc a Aquim, Aquim a Eliud, Eliud a Eleazar, Eleazar a Matán, Matán a Jacob; y Jacob engendró a José, el esposo de María, de la cual nació Jesús, llamado Cristo.] El nacimiento de Jesucristo fue de esta manera: María, su madre, estaba desposada con José y, antes de vivir juntos, resultó que ella esperaba un hijo por obra del Espíritu Santo. José, su esposo, que era justo y no quería denunciarla, decidió repudiarla en secreto. Pero, apenas había tomado esta resolución, se le apareció en sueños un ángel del Señor que le dijo: "José, hijo de David, no tengas reparo en llevarte a María, tu mujer, porque la criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de los pecados." Todo esto sucedió para que se cumpliese lo que había dicho el Señor por el Profeta: "Mirad: la Virgen concebirá y dará a luz un hijo y le pondrá por nombre Emmanuel, que significa "Dios con nosotros"."