En todo el mundo se conocen lo acontecido en Fátima, el pequeño pueblo de Portugal, y especialmente los mensajes que Santa María dio a sus videntes en esta ocasión. Hasta nuestros días los famosísimos "Secretos de Fátima" han cautivado la curiosidad, y la imaginación de millones. Aquí se da un vistazo rápido a los mensajes, incluido el último secreto revelado por la Hermana Lucia a San Juan Pablo II y que el pontífice hizo público en el año 2000 en el mismo Santuario de las Apariciones. (Sobra decir que aquí no daremos lugar para ninguna clase de conspiración secreta o mitos y mentiras que tratan de aprovecharse de la fe de la gente para crear pánico entre los fieles, lo que publicamos es lo que la Iglesia cree y enseña acerca de los verdaderos mensajes dados por la Virgen María en Portugal.)
La Visión del Infierno:
1) Tuvieron la visión del
Infierno, que Lucía en su libro "Memorias" nos relata así:
Ella abrió sus manos una vez más, como lo había
hecho los dos meses anteriores. Los rayos de luz parecían penetrar la tierra y
vimos, por decirlo así, un vasto mar de fuego. Sumergidos en este fuego, vimos
a los demonios y a las almas de los condenados. Estas últimas eran como
rescoldos transparentes y ardientes, todos ennegrecidos o bruñidos en bronce,
que tenían forma humana.
Flotaban en aquella conflagración, que a veces se
elevaba en el aire por las llamas que ellas mismas emitían, junto con grandes
nubes de humo. Retrocedían después hacia todos lados como chispas en incendios
inmensos, sin peso o equilibrio, entre alaridos y gemidos de dolor y
desesperación, que nos horrorizaron y nos hicieron temblar de miedo (debió
haber sido este espectáculo lo que me hizo gritar, como dice la gente que nos
escuchó). Los demonios se distinguían de las almas de los condenados, por su
aterrador y repugnante parecido con espantosos y desconocidos animales, negros
y transparentes como brasas ardientes. Esa visión duró sólo un momento, gracias
a nuestra bondadosa Madre Celestial, Quien en la primera aparición había
prometido llevarnos al Cielo. Sin esto, creo que hubiéramos muerto de terror y
miedo.
"Ustedes han visto el infierno donde
van las almas de los pobres pecadores. Para salvarles, Dios desea establecer en
el mundo devoción a mi Inmaculado Corazón."
La Consagración de Rusia al Inmaculado Corazón de María:
2) "La Primera Guerra mundial terminará
pronto. Sin embargo, si la humanidad no deja de ofender a Dios, otra guerra
peor surgirá en el Reino del Papa Pío XI. Cuando ustedes vean una noche
iluminada por una luz desconocida, sepan que éste es el gran signo que Dios les
da, porque el va a castigar el mundo por sus crímenes a través de las guerras,
el hambre, la persecución de la Iglesia y del Santo Padre. Para impedir esto,
Yo vendré a pedir la consagración de Rusia a mi Inmaculado Corazón y la
comunión de reparación de los Primeros Sábados.
Si mi petición es acatada, Rusia se convertirá, y
habrá paz. Si no, Rusia transmitirá sus errores a través del mundo, promoviendo
guerras y la persecución de la Iglesia; los buenos serán martirizados, el Santo
Padre tendrá que sufrir mucho, varias naciones serán aniquiladas; en el final
mi Inmaculado Corazón triunfará. El santo Padre consagrará Rusia a mí, la cual
se convertirá, y algún tiempo de paz se le dará al mundo."
El Último de los Secretos:
El texto original del Tercer Secreto de Fátima se
indica a continuación:
3) Tercera parte del secreto de Fátima, revelado el
13 de julio de 1917 a los tres pastorcillos en la Cueva de Iria-Fátima y transcrito
por Sor Lucía el 3 de enero de 1944. Fue hecho público por el Secretario de
Estado, Cardenal Angelo Sodano, el 13 de mayo del 2000.
"Escribo en obediencia a Vos, Dios mío, que lo
ordenáis por medio de Su Excelencia Reverendísima el Señor Obispo de Leiria y
de la Santísima Madre vuestra y mía.
"Después de las dos partes que ya he expuesto,
hemos visto al lado izquierdo de Nuestra Señora un poco más en lo alto a un
Ángel con una espada de fuego en la mano izquierda; centelleando emitía llamas
que parecía iban a incendiar el mundo; pero se apagaban al contacto con el
esplendor que Nuestra Señora irradiaba con su mano derecha dirigida hacia él;
el Ángel señalando la tierra con su mano derecha, dijo con fuerte voz: ¡Penitencia,
Penitencia, Penitencia! Y vimos en una inmensa luz qué es Dios: 'algo
semejante a como se ven las personas en un espejo cuando pasan ante él' a un
Obispo vestido de Blanco 'hemos tenido el presentimiento de que fuera el Santo
Padre'. También a otros Obispos, sacerdotes, religiosos y religiosas subir una
montaña empinada, en cuya cumbre había una gran Cruz de maderos toscos como si
fueran de alcornoque con la corteza; el Santo Padre, antes de llegar a ella,
atravesó una gran ciudad medio en ruinas y medio tembloroso con paso vacilante,
apesadumbrado de dolor y pena, rezando por las almas de los cadáveres que
encontraba por el camino; llegado a la cima del monte, postrado de rodillas a
los pies de la gran Cruz fue muerto por un grupo de soldados que le dispararon
varios tiros de arma de fuego y flechas; y del mismo modo murieron unos tras
otros los Obispos sacerdotes, religiosos y religiosas y diversas personas
seglares, hombres y mujeres de diversas clases y posiciones. Bajo los dos
brazos de la Cruz había dos Ángeles cada uno de ellos con una jarra de cristal
en la mano, en las cuales recogían la sangre de los Mártires y regaban con ella
las almas que se acercaban a Dios".
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