jueves, 19 de marzo de 2015

A SAN JOSÉ - Poesía de Santa Teresa del Niño Jesús, Doctora de la Iglesia.

 Vuestra admirable vida
en la sombra, José, se deslizó
humilde y escondida,
¡pero fue augusto privilegio vuestro
contemplar muy de cerca la belleza
de Jesús y María!
 
Estribillo:
 José, tierno Padre,
protege al Carmelo.
Que en la tierra tus hijos
gocen ya la paz del cielo. (bis)


¡Más de una vez, el que es Hijo de Dios,
y entonces era niño
y sometido en todo a la obediencia vuestra,
sobre el dulce refugio de vuestro pecho amante
descansó con placer!


Y como vos, nosotros,
en la tranquila soledad, servimos
a María y Jesús,
nuestro mayor cuidado es contentarles,
no deseamos más.


A vos, Teresa, nuestra santa Madre,
acudía amorosa y confiada
en la necesidad,
y asegura que nunca su plegaria
dejasteis de escuchar.


Tenemos la esperanza de que un día,
cuando haya terminado la prueba de esta vida,
al lado de María iremos, Padre, a veros.


Estribillo:
 Bendecid, tierno Padre,
nuestro Carmelo,
y tras el destierro de esta vida
¡reunidnos en el cielo! 


 (Teresa del Niño Jesús y la Santa Faz - 1894)

Nicho de San José en el Carmelo de Lisieux al cual Teresita arrojaba sus flores.
 Sor Inés de Jesús relatá: Teresa había estado tirando flores al San José del jardín (al final de la avenida de los castaños) diciendo con un tono infantil y lleno de gracia: "¡Hey!"

Sor Inés le pregunta: ¿Por qué usted lanza flores a San José? ¿Es para conseguir alguna gracia?
 
Y Teresita le responde: ¡Ah! no jamas! Esto es para hacerlo feliz. No doy para recibir.

(11 de Junio de 1897 - Últimas Conversaciones)

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